domingo, 29 de noviembre de 2009

TERESA, INICIA UNA AVENTURA


TERESA, INICIA UNA AVENTURA

El drama de la aventura espiritual de nuestra admirada monja hay que situarlo en el flujo y reflujo de sus emociones, como mar que la inunda en su interior. Las aguas del ”contento y de la grandísima ternura” inundan las playas de su nuevo estado monacal. Pero cuando se retiran, le queda la sequedad de la arena infructuosa.

La vemos , unas veces, flotando dichosa sobre las olas de las misericordias de Dios, y, otras, hundida en la congoja de sus ingratitudes y falta de correspondencia. La nueva vida de monja se le presenta como una expectación insospechada.Acaba de entrar en el convento de la Encarnación de Avila.

” Mudó Dios la sequedad que sentía mi alma en grandísima ternura. Dábanme deleite todas las cosas de la religión; y es verdad que andaba algunas veces barriendo en horas que yo solía ocupar en mi regalo y gala, y acordándoseme que estaba libre de aquello, me daba un nuevo gozo, que yo me espantaba, y no podía entender por dónde venía”.

Nos llama la atención el regusto de coger la escoba y emplear sus lindas manos en barrer ahora, en las mismas horas que antes dedicaba a perfumarse o a atusar su cabellera.

Enseguida nos dice que está espantada de lo que le ocurre. Es que se está iniciando en la vida de monja. Es su luna de miel. Se regala, en soledad, hablando con su esposo invisible, evocando “el desposorio que hice con Vos”.

Digámoslo claramente, está iniciando la gran aventura de la FE. Una insospechada aventura. En el camino que tiene por delante, va a sentir de todo, gozo, tristezas, dolor y lágrimas, ganas de dar marcha atrás y ansias de seguir adelante hasta alcanzar la fuente de agua viva, por la suspira sedienta de lo absoluto, de lo eterno, de Dios.

¡Casi nada! Ahora se ve como esposa del Rey, soberano del cielo y de la tierra. El reconocimiento de esa dignidad la abruma. La espanta. No es para menos.

Adiós. Hasta el miércoles próximo. Un saludo de vuestro Capellán.

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