sábado, 30 de junio de 2012





LA ORACIÓN ES AGUA QUE LIMPIA Y PURIFICA

Para Madre Teresa la oración contemplativa es la meta del orante. Alaba la oración vocal y la oración a base de meditar con el entendimiento razonando en las verdades divinas. Pero uno debe aspirar a la contemplación, a la apertura del alma a recibir las noticias infundidas directamente por Dios en ella. Y compara la contemplación a una fuente de agua viva que lo espera en pleno camino,  agua viva, purísima, inagotable. La oración contemplativa es agua que apaga la sed del orante. Agua que tiene que ser conquistada en la fuente misma a base de esfuerzo, perseverancia y humilde tesón.

¡Agua viva! Teresa nos confiesa que es “ tan amiga de este elemento, que lo ha mirado con más advertencia que otras cosas”, y que a veces se veía como llena de agua desbordante.- Describe que una de las propiedades del agua es que lava las manchas, para concluir que la  oración , por ser trato de amistad con Dios, limpia y purifica, y la contemplación es  esa “agua viva y celestial y clara que cae del cielo”, purifica y limpia del todo: “ deja el alma clara y limpia de todas sus culpas”. Por la sencilla razón de que  acerca y une el orante al misterio de Dios. La escuchamos:

Es otra propiedad del agua limpiar cosas no limpias. Si no hubiese agua para lavar, ¿qué sería el mundo? Sabéis que tanto limpia esta agua viva, esta agua celestial, esta agua clara, cuando no está turbia, cuando no tiene lodo, sino que cae del cielo, que de una vez que se beba, tengo por cierto deja el alma clara y limpia de todas las culpas. Porque, como tengo escrito, no da Dios lugar a que beban de esta agua ( que no está en nuestro querer por ser cosa muy sobrenatural esta divina unión) si no  es para limpiarla y dejarla limpia y libre del lodo y miseria en que por las culpas estaba metida.

Porque otros gustos que vienen por medianería del entendimiento, por mucho que hagan, traen el agua corriendo por la tierra, no lo beben junto a la fuente, nunca faltan en este camino cosas lodosas en que se detengan, y no va tan puro ni tan limpio. No llamo yo esta oración, que, como digo, va discurriendo con el entendimiento “agua viva”, conforme a mi entender. Porque, por mucho que queramos hacer, siempre se pega a nuestra alma, ayudada de este nuestro cuerpo y bajo natural, algo de camino de lo que no querríamos.

Acá (en la mística contemplación) lleva este cuidado el mismo Señor, que no quiere fiarnos de nosotros. Tiene en tanto nuestra alma, que no la deja meter en cosas que la puedan dañar por aquel tiempo que quiere favorecerla; sino pónela de presto junto cabe sí y muéstrale en un punto más verdades y dala más claro conocimiento de lo que es todo, que acá pudiéramos tener en muchos años” (CP 19, 6-7).


martes, 26 de junio de 2012





DOMINGO 13 DEL TIEMPO ORDINARIO. DIA 1 JULIO 2012

            La escena es sorprendente. El evangelista Marcos presenta a una mujer desconocida como modelo de fe para las comunidades cristianas. De ella podrán aprender cómo buscar a Jesús con fe, cómo llegar a un contacto sanador con él y cómo encontrar en él la fuerza para iniciar una vida nueva, llena de paz y salud.
         A diferencia de Jairo, identificado como "jefe de la sinagoga" y hombre importante en Cafarnaún, esta mujer no es nadie. Solo sabemos que padece una enfermedad secreta, típicamente femenina, que le impide vivir de manera sana su vida de mujer, esposa y madre.
         Sufre mucho física y moralmente. Se ha arruinado buscando ayuda en los médicos, pero nadie la ha podido curar. Sin embargo, se resiste a vivir para siempre como una mujer enferma. Está sola. Nadie le ayuda a acercarse a Jesús, pero ella sabrá encontrarse con él.
         No espera pasivamente a que Jesús se le acerque y le imponga sus manos. Ella misma lo buscará. Irá superando todos los obstáculos. Hará todo lo que puede y sabe. Jesús comprenderá su deseo de una vida más sana. Confía plenamente en su fuerza sanadora.
         La mujer no se contenta solo con ver a Jesús de lejos. Busca un contacto más directo y personal. Actúa con determinación, pero no de manera alocada. No quiere molestar a nadie. Se acerca por detrás, entre la gente, y le toca el manto. En ese gesto delicado se concreta y expresa su confianza total en Jesús.
         Todo ha ocurrido en secreto, pero Jesús quiere que todos conozcan la fe grande de esta mujer. Cuando ella, asustada y temblorosa, confiesa lo que ha hecho, Jesús le dice: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud". Esta mujer, con su capacidad para buscar y acoger la salvación que se nos ofrece en Jesús, es un modelo de fe para todos nosotros.
         Imitemos el ejemplo de esta mujer en buscar a Jesús y a encontrarnos con él. De Jesús esperemos que nos dé la  paz y la salud. Aprendamos de esa mujer a vencer  toda clase de resistencias y rechazos.
         Las mujeres han sido siembre y lo son también hoy las que con su fe en Jesús y su aliento evangélico sostienen la vida de nuestras comunidades cristianas, en la catequesis, en la organización de los cantos y en la liturgia y en tantas actividades eb las que ellas son imprescindibles.                         

lunes, 25 de junio de 2012

domingo, 24 de junio de 2012





QUÉ MARAVILLAS HAY EN ESTE ENCENDERSE MÁS EL FUEGO CON EL AGUA

 Madre Teresa se divertía desde niña pasando por delante del cuadro de la Samaritana, que representa a Jesucristo junto al brocal del pozo, pidiéndole lo mismo que ella: “¡Señor, dame esa agua!”. Pero rompe el diálogo. La Samaritana pide esa agua que le ofrece Jesucristo “para no volver a tener sed”.  Teresa, por el contrario, pide que no le falte nunca la sed.

Nos aclara  que el agua viva del amor divino que ofrece Jesucristo, en efecto,  nos sacia de tal manera que no volvamos a tener sed de las cosas del mundo. Pero esta agua , a un mismo tiempo, calma y aviva la sed. Y lo razona valiéndose de un hecho contrastado: que lo normal es que el fuego se apague si echamos agua encima; pero el fuego del alquitrán , en cambio, se enciende más porque el agua excita la llama en vez de apagarla..

Y lo aplica a determinados orantes, a los que Dios infunde en su alma un fuego de amor, que la inflama toda y la regala y aviva. Hay contemplativos, en los que el Espíritu infunde una noticia divina que ilumina el entendimiento y enamora la voluntad. Dios se une en amor con el alma y la hace gozar  graciosamente de los bienes propios de Dios. Por eso Teresa, que ha experimentado en su interior, el fuego del amor divino, le pide a Dios, del que está sedienta, que derrame el agua de sus dones y virtudes, que más la inflamen. La escuchamos:

El agua tiene tres propiedades, que ahora se me aacuerda que me hacen al caso; que muchas más tendrá. La una es que enfría, que por calor que hayamos, en llegando al agua, se quita; y si hay gran fuego, con ella se mata, salvo si no es de alquitrán, que se enviende más. ¡Oh, válgame Dios, qué maravillas hay en este encenderse más  el fugo con el agua cuando es fuego fuerte, poderoso, no sujeto a los elementos; pues éste, con ser su contrario, no le daña, antes le hace crecer!

De que Dios, hermanas, os traiga a beber de esta agua, y las que ahora lo bebéis, gustaréis de esto y entenderéis cómo el verdadero amor de Dios ( si está en su fuerza, ya libre de cosas de tierra del todo y que vuela sobre ellas) cómo es señor de todos los elementos y del mundo. Y, como el agua procede de la tierra, no hayais miedo, que mate este fuego de amor de Dios; no es de su jurisdicción. Aunque son contrarios, es ya señor absoluto, no le está sujeto. Otros fuegos hay de  pequeño amor de Dios. Que cualquiera suceso los matará; mas éste no, no. Aunque toda la mar de tentaciones venga, no le harán que deje de arder de manera que no se enseñoree de ellas (CP 19, 3-4).

jueves, 21 de junio de 2012



Domingo, 24 de junio 2012
FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA

Este domingo celebramos la fiesta de san Juan Bautista, fiesta de su nacimiento. A los seis meses de la Natividad de Juan se celebra la Natividad de Jesús. Es todo un símbolo que a partir del 24 de junio los días se van achicando, y a partir del 24 de diciembre los días se van alargando. Juan el Bautista decía que a él le correspondía ir poco a poco desapareciendo para que Jesús se convirtiera en el centro de todas las miradas.Juan tenía la misión de preparar los caminos del Señor, presentarlo, y luego desaparecer.

El nombre que Zacarías puso a su hijo Juan significa “ el Señor da su gracia” o “el Señor se muestra favorable”. Un nombre que expresa un nuevo tiempo de gracia, un nuevo tiempo en el que Dios ha entrado en la historia. Con el nacimiento de Juan el Bautista comienza el Nuevo Testamento. Cuando María, que llevaba en su seno a Jesús, visitó a Isabel, que iba a ser la madre de Juan, éste saltó de alegría en su vientre. Ambas madres habían concebido a sus respectivos hijos fiadas en la fe en el poder de Dios.

Tambien, para cada uno de nosotros, la fe es la puerta de entrada de Dios a nuestra historia particular. Podemos también identificar a la fe como la puerta de la  alegría- Hasta que Dios no llega, no llega la alegría. Cuando llega la fe a la persona, llega para ella la plenitud de  los tiempos, y, por tanto, llega para ella la verdadera alegría.

Cuando Dios  llega por la fe y los sacramentos a un alma, llega con ánimo de quedarse, para que la alegría que trae al alma sea duradera, segura y estable, que nadie la puede quitar.




miércoles, 20 de junio de 2012


¡CON QUÉ SED SE DESEA TENER ESTA SED!


En el capítulo 19 de Camino Madre Teresa describe diversas clases de orantes, según la disposición de sus facultades, entendimiento, memoria y voluntad. Hay personas que queriéndose recoger interiormente, para dedicar un rato a meditar en la vida de Jesucristo o en algún misterio de nuestra fe, como pudiera ser en el Espíritu santo como Señor y dador de vida, no logran concentrarse, porque la imaginación, la loca de la casa, lleva la atención a otras cosas.

Les ocurre como a quien tiene mucha sed, ve cerca una fuente, y  encuentra estorbos en el camino que lo impiden llegar a la fuente. Los que llegan ,sacian su sed y con el agua enfrían sus calores. Pero a algunos les puede ocurrir, que el agua, en vez de apagar el fuego, lo  avive más. Teresa habla de una sed insaciable, sed del Dios vivo.¡ Tener sed de sed!

Con estos símbolos del agua y del fuego, Teresa explica los efectos que produce el Espíritu en los orantes. La escuchamos:

Hay unas almas y entendimientos tan desbaratados como unos caballos desbocados, que no hay quien los haga parar; ya van aquí, ya van allí, siempre con desasosiego; es su misma naturaleza, o Dios que lo permite. Hélas mucha lástima, porque me parecen como unas personas que han mucha  sed y ven el agua de muy lejos, y cuando quieren ir allá, hallan quien  las impida el paso al principio y medio y fin. Acaece que, cuando ya con su trabajo ( y con harto trabajo) han vencido los primeros enemigos, a los segundos se dejan vencer, y quieren más morir de sed que beber agua que tanto ha de costar. Se les acabó el esfuerzo, les faltó ánimo.

Y ya que algunos le tienen para vencer también los segundos enemigos, a los terceros se les acaba la fuerza, y por ventura no estaban dos pasos de la fuente de agua viva, que dijo el Señor a la Samaritana, que “quien la bebiere no tendrá sed”. Y ¡con cuánta razón y verdad!, como dicho de la misma Verdad, que no la tendrá (sed) de cosa de esta vida, aunque crece muy mayor de lo que acá podemos imaginar, de  las cosas de la otra por esta sed natural. Mas, ¡ con qué sed se desea tener esta sed!

Porque entiende el alma su gran valor, y aunque es sed penosísima que fatiga, trae consigo la misma satisfacción con que se mata aquella sed. De manera que es una sed que no ahoga sino a las cosas terrenas, antes da hartura; de manera que cuando Dios la satisface, la mayor merced que puede hacer al alma es dejarla con la misma necesidad, y mayor queda siempre de tornar a beber esta agua (CP 19, 1-2).

sábado, 16 de junio de 2012





ANDAR ALEGRES SIRVIENDO EN LO QUE LES MANDEN
Madre Teresa introduce la imagen señera se la estrategia de Dios en su relación amorosa con los orantes, sean personas contemplativas o estén dedicadas al apostolado activo, la imagen del rey en el despliegue de su ejército. El rey, buen estratega, conoce a sus soldados y  les asigna el puesto adecuado. A éste, capitán; al otro, alférez; a los otros, soldados..

Teresa se fija, ahora, en el alférez, con el que compara al contemplativo. En el ejército, el alférez es el responsable de llevar en alto la bandera.  Y he aquí cómo sintetiza  todo este tratado en dos trazos: “En las batallas, el alférez no pelea, pero trabaja más que todos;…como lleva la bandera, no se puede defender…Aunque lo hagan pedazos, no la han de dejar de las manos”. Y concluye así: en las batallas del espíritu, el contemplativo es el alférez. El lleva  levantada la bandera de la humildad; ha de sufrir cuantos golpes le dieren, sin dar ninguno. Identificado así el  contemplativo (se monje, monja o seglar) con el alférez, la imagen le sirve para desarrollar un tratado de militancia espiritual. El contemplativo no es ni puede ser un evadido del campo de la vida. Está encargado de alzar enhiesta una señal en plena marea de la vida, en medio de todos los que luchan por vivira y ganarl, para que la sigan. La escuchamos:


Cada uno cumpla su oficio, y no parezca lo dejamos de cobardes, y es bien que el Señor entienda no queda por nosotras. Como los soldados que, aunque mucho hayan servido, siempre han de estar a punto para que el capitán los mande en cualquier oficio que quiera ponerlos, pues les ha de dar su sueldo ¡ Y  cuán mejor pagado lo que paga nuestro Rey que los de la tierra!

Reparte los oficios como ve las fuerzas. Así que, hermanas, oración mental, y quien ésta no pudiere, vocal y lección y coloquios con Dios. Aquí entra el merecer con humildad: creyendo con verdad que aun para lo que hacen no son, andar alegres sirviendo en lo que les mandan, como he dicho. Y si es de veras esta humildad, bienaventurada tal sierva de vida activa, que no murmurará sino de sí. Deje a las otras ( las contemplativas) con su guerra, que no es pequeña.

Porque aunque en las batallas el alférez no pelea, no por eso deja de ir en gran peligro, y en lo interior debe de trabajar más que todos; porque, como lleva la bandera, no se puede defender, y, aunque le hagan pedazos, no la ha de dejar de las manos. Así los contemplativos han de llevar levantada la bandera de la humildad y sufrir cuantos golpes les dieren sin dar ninguno; porque su oficio es padecer como  Cristo, llevar en alto la cruz, no la dejar de las manos por peligros en que se vean, ni que vean en él flaqueza en padecer; para eso de dan tan honroso oficio CP 18, 3-5).

miércoles, 13 de junio de 2012






DOMINGO XI B.17 de junio 2012
Sembrar la semilla del Evangelio con humildad y confianza

            A Jesús le preocupaba mucho que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no obtenían el éxito esperado. ¿Olvidarían el reino de Dios? ¿Mantendrían su confianza en el Padre? Lo más importante es que no olviden nunca cómo han de trabajar.
            Con ejemplos tomados de la experiencia de los campesinos de Galilea, les anima a trabajar siempre con realismo, con paciencia y con una confianza grande. No es posible abrir caminos al Reino de Dios de cualquier manera. Se tienen que fijar en cómo trabaja él.
            Lo primero que han de saber es que su tarea es sembrar, no cosechar. No vivirán pendientes de los resultados. No les han de preocupar la eficacia ni el éxito inmediato. Su atención se centrará en sembrar bien el Evangelio. Los colaboradores de Jesús han de ser sembradores. Nada más.
            Después de siglos de expansión religiosa y gran poder social, los cristianos hemos de recuperar en la Iglesia el gesto humilde del sembrador. Olvidar la lógica del cosechador que sale siempre a recoger frutos y entrar en la lógica paciente del que siembra un futuro mejor.
            Los comienzos de toda siembra siempre son humildes. Más todavía si se trata de sembrar el Proyecto de Dios en el ser humano. La  fuerza del Evangelio no es nunca algo espectacular o clamoroso. Según Jesús, es como sembrar algo tan pequeño e insignificante como "un grano de mostaza" que germina secretamente en el corazón de las personas.
            Por eso, el Evangelio solo se puede sembrar con fe. Es lo que Jesús quiere hacerles ver con sus pequeñas parábolas. El Proyecto de Dios de hacer un mundo más humano lleva dentro una fuerza salvadora y transformadora que ya no depende del sembrador. Cuando la Buena Noticia de ese Dios penetra en una persona o en un grupo humano, allí comienza a crecer algo que a nosotros nos desborda.
            En la Iglesia no sabemos en estos momentos cómo actuar en esta situación nueva e inédita, en medio de una sociedad cada vez más indiferente a dogmas religiosos y códigos morales. Nadie tiene la receta. Nadie sabe exactamente lo que hay que hacer. Lo que necesitamos es buscar caminos nuevos con la humildad y la confianza de Jesús.
            Tarde o temprano, los cristianos sentiremos la necesidad de volver a lo esencial. Descubriremos que solo la fuerza de Jesús puede regenerar la fe en la sociedad descristianizada de nuestros días. Entonces aprenderemos a sembrar con humildad el Evangelio como inicio de una fe renovada, no transmitida por nuestros esfuerzos pastorales, sino engendrada por él.



lunes, 11 de junio de 2012




EL SEÑOR REPARTE LOS OFICIOS  COMO VE LAS FUERZAS

En el capítulo 18 de Camino Madre Teresa conjuga dos verbos: gozar y sufrir. Dos imágenes: la del monte Tabor y la del Calvario.. Habla con sus monjas y con los lectores del libro, para enseñarnos que tenemos que estar dispuestos a asumir la realidad de la vida diaria, que a la vez  es historia personal e historia de salvación. Nada de lo que ocurre al creyente es ajeno a la acción de Dios Y Dios unas veces nos regala gozos interiores y otras sequedad, o nos llena de su amor el corazón o lo deja vacío y en el aire.

La pedagogía de Madre Teresa apunta a estos hitos: formar para la brega de la vida y preparar para el remanso gozoso de la contemplación. El temple del orante ha de tener algo de acero, de militancia ascética, de fortaleza evangélica. Pero ha de tener una segunda mitad, hecha de enamoramiento, unción mística, apertura al misterio.La escuchamos:

Pues os digo , hijas, a las que no lleva Dios por este camino, que a lo que he visto y entendido de los que van por él, que no llevan la cruz más liviana, y que os espantaríais por las vías y maneras que las da Dios. Yo sé de unos y de otros, y sé claro que son intolerables los trabajos que Dios da a los contemplativos; y son de tal suerte que, si no les diese aquel manjar de gustos, no se podrían sufrir.

Y está claro que (pues malo es que a los que Dios mucho quiere ,lleva por camino de trabajos, y mientras más los ama, mayores) no hay por qué creer que tiene aborrecidos los contemplativos, pues por su boca los alaba y tiene por amigos. Pues creer que admite a su amistad estrecha gente regalada y sin trabajos es disparate. Tengo por muy cierto se los da Dios mucho mayores; y así como los lleva por camino barrancoso y áspero, que así ha menester su Majestad darles mantenimiento, y no de agua, sino de vino, para que, emborrachados, no entiendan lo que pasan y lo puedan sufrir. Y así, pocos veo verdaderos contemplativos que no los vea animosos y determinados a padecer; que lo primero que hace el Señor, si son flacos, es ponerles ánimo y hacerlos que no teman trabajos.

Creo piensan los de vida activa, por un poquito que los ven regalados, que no hay más que aquello. Pues yo digo que por ventura un día de los que pasan no lo pudiesen sufrir. Asi que el Señor, como conoce a todos para lo que son, da a cada uno su oficio, el que más vee conviene a su alma y al mismo Señor y al bien de los prójimos; y, como no quede por no os haber dispuesto, no hayais miedo se pierda vuestro trabajo(CP 18, 2-3).




sábado, 9 de junio de 2012








DOMINGO DEL CORPUS

En este domingo evocamos la presencia de Dios en la Eucaristía, en ese pan consagrado que se transforma en pan de vida eterna. Es Jesucristo con toda su vida y su amor, que se nos da completamente….

En todas las ciudades y pueblos de mayoría cristiana, se celebra esta fiesta del Corpus con el máximo esplendor. Terminada la Misa solemne, se sale por las calles llevando a Jesús sacramentado en copones o custodias, que atraen las miradas y la adoración de los creyentes. Las colgaduras que adornan ventanas y balcones , las calles alfombradas con flores olorosas, los cantos , todo es expresión del culto que se tributa a Dios, oculto en la pequeña porción de pan, llamada la “forma”, en la que se ha quedado con nosotros hasta el final de los tiempos.

Por la comunión de esa “forma”, el Señor se adentra en nosotros para hacernos a su medida y darnos un corazón capaz de amar como el suyo. Por eso , también es el Día de la Caridad.

Para reafirmar nuestra fe y certeza en la realidad de este misterio llamado Eucaristía, dejémonos iluminar por la doctrina de Santa Teresa, que en la aceptación de este gran misterio es un testigo ejemplar de  existencia cristiana.

Era tal su certeza en la presencia de Dios en la Eucaristía,  que su intención primera al fundar un convento, era lograr que hubiera una casa más, en la que estuviera el Santísimo. Y llegaba a experimentar el mayor gozo, cuando en ella se celebraba la primera Misa y se dejaba al Señor en  el sagrario.

Viendo, por la fe y el amor, a Jesucristo sacramentado, le amó apasionadamente, se desahogaba con El, lo adoraba en silencio, y estas vivencias íntimas  la fueron renovando y transformando en una mujer nueva. El encuentro con Cristo al comulgar a diario, la hizo a  otra. Ya no vivirá para sí misma y en virtud de sí misma, sino para Cristo y en él. Ese mismo proceso de renovación y de transformación fue el que llevó a cabo la Santa en sus fundaciones, inculcando la veneración a la Eucaristía, como compañía de un Dios confidente a la búsqueda de  consumar la unión en el amor con sus hijos e hijas.

Dejémonos iluminar interiormente por esa luz que irradia  Jesús sacramentado, desde el sagrario o desde la custodia. Desde ahí, la vida, la historia, nuestros quehaceres y afanes los veremos de distinta manera. Será otro ,también, nuestro modo de ver el mundo, de comprender la realidad, todo nuestro modo de pensar. El pensamiento del hombre, sin fe viva, será el modo de pensar común, que está orientado a la posesión de los bienes materiales, al bienestar, a la influencia, al éxito, a la fama…, poniendo el propio yo en el centro del mundo.- El hombre nuevo, en cambio, pone en el centro de su vida a Dios, y busca descubrir su voluntad, de manera que ella modele nuestra voluntad, para que también nosotros queramos lo que quiere Dios, para que reconozcamos que Dios quiere lo mejor para nosotros, que Dios quiere lo bello y lo bueno.

¡Viva Jesús Sacramentado! Que la celebración de este domingo nos una más íntimamente a Jesús.presente en la Sagrada Hostia. Amen

lunes, 4 de junio de 2012




DEJAD HACER AL SEÑOR DE LA CASA

Madre Teresa nos presenta dos modelos evangélicos. Dos amigas de Jesús, las hermanas  de Betania, a cuya casa acudía con toda confianza. De las dos hermanas, Marta se ocupaba de disponer la casa, hacer la comida , servir la mesa y hacerle agradable el hospedaje. María, en cambio, se recrea en hablar con él y escucharle, lo propio de un contemplativo. Las dos son igualmente queridas por Jesús.

Apelando a este pasaje evangélico, Madre Teresa lo aplica a sus monjas carmelitas descalzas, para que acepten que cada una el oficio para el que el Señor las ha elegido, unas en la vida activa y otras en la vida contemplativa. La experiencia de Dios es un puro don de su amor. Absolutamente exenta de condicionamientos humanos, Hasta el extremo de que Dios es imprevisible en su amor. Frente a este misterio del amor divino, Teresa repite una y otra vez al orante, sea monja o un cristiano seglar, que nuestra tarea es “disponernos” a acoger el amor y el esplendor de su hermosura. La escuchamos:

Santa era santa Marta, aunque no era contemplativa; pues ¿ qué más queréis que poder llegar a seer como esta bienaventurada, que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena, embebidas, no hubiera quien diera de comer a este divino huésped.

Pues pensad que es esta Congregación la casa de santa Marta, y que ha de haber de todo; y las que fueren llevadas por la vida activa no murmuren a las que mucho se embebieren en la contemplación. Acuérdense que es menester quien le guise la comida, y ténganse por dichosas en andar sirviendo con Marta. Miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse con lo que el Señor quisiere hacer de ellos y siempre hallarse indigno de llamarse sus siervos.

Pues, si contemplar y tener oración mental y vocal, y curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar, sea en lo más bajo; todo es servir al huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿ qué más se nos da en lo uno que en lo otro? No digo  yo que quede por nosotras, sino que lo probéis todo, porque no está esto en vuestro escoger, sino en el del Señor. Dejad hacer al Señor de la casa; sabio es, poderoso es, entiende lo que os conviene y lo que le conviene a él también (CP 17, 5-7).


domingo, 3 de junio de 2012







HUMILDAD, MORTIFICACIÓN Y DESASIMIENTO DAN MÁS SEGURIDAD

Especialista en el discernimiento de la vida espiritual, Madre Teresa distingue entre personas que, camino de agradar a Dios, unas lo hacen rezando oraciones vocales, otras meditando en la grandeza y hermosura de Dios valiéndose de la lectura de un libro piadoso, y otras en contemplación, abriendo su alma a la noticia y sentido del espíritu de los misterios de la fe, que  el mismo  Dios infunde en el alma de una manera infusa.

Aunque éstas últimas disfrutan de gustos y provecho en su interior, no es esto sinónimo de haber llegado a la perfección, sino que lo que cuenta en todas las situaciones es obrar para honra y gloria de Dios y para darle gusto a El.

Santa Teresa habla por experiencia. Haciendo memoria de su vida, confiesa que estuvo más de catorce años sin poder hacer meditación sino tenía un libro abierto, y que conoció una persona muy santa que sólo sabía hacer oraciones vocales. La escuchamos:

Yo estuve más de catorce que nunca podía tener aun meditación sino junto con lección. Habrá muchas personas de este arte, y otras que, aunque ea con lección, no puedan tener meditación, sino rezar vocalmente, y aquí se detienen más. Hay pensamientos tan ligeros tan ligeros, que no pueden estar en una cosa, sino siempre desasosegados, y en tanto extremo, que, si quieren detenerle a pensar en Dios, se les va a mil disparates y escrúpulos y dudas.

Yo conozco una persona bien vieja, de harto buena via, penitente y muy sierva de Dios, y hasta hartas horas, hartos años ha, en oración vocal, y en mental no hay remedio. Cuando más puede, poco a poco, en las oraciones vocales se va deteniendo. Y otras personas hay artas de esta manera manera, y, si hay humildad, no creo yo saldrán peor libradas al cabo, sino muy en igual que los que llevan muchos gustos y con más seguridad en parte, porque no sabemos si los gustos son de Dios o si los pone el demonio.

Si son del demonio, trabaja aquí en poner soberbia; pero si son de Dios, no hay que temer; consigo traen humildad. Tampoco a los que da el don de lágrimas; que si ella no las tiene, no le parezca está muy atrás en el servicio de Dios; y debe estar, por ventura, muy más adelante, porque no son las lágrimas , aunque son buenas, todas perfectas; y la humildad y mortificación y desasimiento y otras virtudes siempre hay más seguridad. No hay que temer, ni hayáis miedo que dejéis de llegar a la perfección como los muy contemplativos (CP 17, 3-4)