viernes, 30 de abril de 2010

TERESA, UN EURO Y DIOS


LAUDATIO DE JUAN PABLO I A SANTA TERESA (1).



Albino Luciani, que fue Papa durante un mes solamente, escribió el libro Ilustrísimos Señores, que es un conjunto de cartas dirigidas a distintos destinatarios. Una la titula Teresa,un maravedís y Dios. Se la dedica a santa Teresa de Jesús. Dice así:


Querida santa Teresa: En el mes de octubre se celebra tu fiesta. He pensado que me permitirás entretenerme por este escrito contigo.




Quien contempla el famoso grupo marmóreo donde Bernini te presenta en el momento en que un serafín se dispone a atravesar tu pecho con su flecha, piensa en tus visiones y éxtasis. Y acierta. Porque la Teresa de los raptos místicos es también la verdadera Teresa.


Pero también es verdadera la otra Teresa, que a mí me gusta más: la que está cerca de nosotros, como se despresnde de su “Vida” y de las “Cartas”. Es la Teresa de la vida práctica. La que experimentó las mismas dificultades que nosotros y las supo vencer hábilmente. La que sabía sonreir, reir y hacía reir. La que se movía con soltura en medio del mundo y en las circunstancias más diversas. Y todo eso gracias a sus grandes dotes naturales, pero sobre todo en virtud de su unión constante con Dios.


Estalla la reforma protestante, la situación de la Iglesia en Alemania y Francia se hace crítica. Tu te acongojabas por ello y escribiste: “Con tal de salvar una sola alma de las muchas que se pierden allí, sacrificaría mil veces la vida¡Pero, soy mujer!”.


¡Mujer! Pero una mujer que vale por veinte hombres, que no deja sin probar medio alguno, y logra realizar una magnífica reforma interna, y con su obra y sus escritos influye en toda la Iglesia. Es la primera y la única mujer que –junto con santa Catalina- ha sido declarada Doctora de la Iglesia.


Mujer de lenguaje sencillo y de pluma elegante y aguda. Tenías un altísimo concepto de la misión de las monjas. Sin embargo, escribe al padre Gracián:¡Por amor de Dios, mire bien lo que hace! No crea nunca a las monjas, porque, si ellas quieren una cosa, recurren a todos los medios posibles”. Y al padre Ambrosio, rechazando una postulante, le decía :“ Vd.me hace reir diciéndome que ha comprendido aquella alma, sólo con verla. ¡No es tan facil conocer a las mujeres"



Tuya es la lapidaria definición del demonio:”¡ Ese pobre desgraciado que no puede amar!”



Insuperable te mostraste en el momento de la batalla. El Nuncio, nada menos, te mandó encerrar en el monasterio de Toledo, declarándote “fémina inquieta, vagabubda, desobediente y contumaz”. Pero desde el convento enviaste mensajes a Felipe II, a príncipes y prelados, y se desenredó la madeja.


Vuestra conclusión: “Teresa sola no vale nada; Teresa y un maravedís valen menos que nada.¡Teresa, un maravedí y Dios lo pueden todo”.




Pues, amigos del BLOG: ¡Hagamos nuestra esta consigna de santa Teresa, y vereis cómo Dios lo puede todo¡

martes, 27 de abril de 2010

SANTA TERESA FUNDA EL CARMELO EN UN PAJAR


SANTA TERESA FUNDÓ LA ORDEN DEL CARMEN DESCALZO EN UN PAJAR


Cuando santa Teresa, después de fundar las Carmelitas Descalzas, decide fundar la misma Orden para varones, lo primero que hace es buscar dos personas a su gusto. La una era un fraile elegante y comprometido, y la otra un altísimo místico y poeta. “Yo la vi,- cuenta Julian Dávila-, a la santa Madre andar a buscar, en el mayor cuidado que se puede decir, solas dos personas, que fuesen sujetos tales cuales eran menester para empezar obra tan perfecta y santa y de tanta dificultad”.

Luego buscó una casa, que sirviera de convento, en el que sembrar la semilla de una institución llamada a extenderse por todo el mundo y a perpetuidad. Según nuestros cálculos humanos, adivinamos que buscaría un monasterio levantado a semejanza del de Santo Tomás en Ávila, o el de Santa Ana, con sus grandes claustros góticos e iglesias abovedadas con retablos, como los que acaba de pintar Pedro Berruguete, el pintor de los Reyes Católicos. Eso era lo que correspondía a juicio de la gente.

Pero,nó. Eso no le iba a nuestra Fundadora. Cuando le dijo a sus amigos que ya había encontrado una casa para tal fin, que le había ofrecido el abulense don Rafael en una dehesa llamada Duruelo, quiso verla y se hizo acompañar de su amigo Julián de Ávila ( o Dávila). Y este testigo nos dice lo que vió: “Como la Madre estaba tan deseosa de tener a donde hacer principio, aceptola de buena gana y procuró luego de ir a verla. Y yo la llevé al dicho lugar de Duruelo. Y vimos la casa, que más era pajar que casa para morar, porque estaba de suerte que, esa noche en que tuvimos que estar allí, nos tuvimos que ir a recoger a la iglesia ( del poblado, que tenía cinco o seis vecinos), y nos echamos a dormir por aquellos poyos. Y, al otro día, se trabajó en limpiar la casa, que había bien menester. Y dando la Madre la traza en ella para el monasterio, procuró enviar a los dos frailes lo más presto que ella pudo. Ellos fueron y profesaron la guarda de la primitiva regla de los padres antiguos. Y guardábanla también que todos los lugares comarcanos se movían a gran devoción…, y venían muchos labradores de aquella comarca, y les traían en bastimento corporal, y ellos llevaban el espiritual, y se volvían loando a Dios por haberles traído allí aquellos siervos de Dios”.

Al tal conventico empezaron a acudir gente muy religiosa y docta, y a profesar en él. Salieron buenos predicadores que platicaban sermones por los pueblos de los alrededores. Cundió la devoción, hasta el punto que, años después volvió a acudir Julian Dávila con su amigo Gonzalo de Aranda, a pie desde Ávila “ en romería, porque convidaba tanto a devoción esta primera casita, que nos estuvimos no sé que días, que parecía estábamos en el paraíso. Y así creo les parecía a todos cuantos allá iban”, según testimonio de Julián Dávila.


Al día de hoy, en ese lugarcillo de Duruelo, sigue habiendo tres o cuatro casas de labradores, pero en lugar del convento de frailes hay uno de Carmelitas Descalzas y una Casa de Espiritualidad, con capacidad para unas veinte personas en régimen de internado, para tandas de Ejercicios Espirituales o retiros en oración y soledad.

¿Quieren saber, mis amables visitadores, lo que han llegado a ser, al día de hoy, los vetustos, majestuosos y grandiosos edificios de Santo Tomás y el de Santa Ana ? Pues del primero, solo una décima parte sigue sirviendo de iglesia, hoy parroquia muy floreciente, y convento de religiosos dominicos; el de santa Ana, hoy es la sede de na institución civil.


De pronto uno se vuelve a la casa pajar de Duruelo, y ve allí barriendo a Madre Teresa, ante el pasmo de su amigo Juan Dávila, y se pregunta: ¿Pero fue aquí donde fundaste la gloriosa y refulgente Orden de Carmelitas Descalzos hoy, cuatro siglos después, en el XXI, extendida por el mundo entero ? No quiero que me contestes, Madre Teresa, me basta con mirarte, para que todos mis cálculos queden petrificados. Tiemblo ante la decisión que has tomado.¡ Aquí ! ¿ En esta casa pajar vas a fundar una sagrada Orden? Un sacrosanto silencio me transporta a otro mundo diferente. ¡ Increible, madre Teresa, eres increible !

sábado, 24 de abril de 2010

DOMINDO DEL BUEN BASTOR

JESUCRISTO.Pintura sobre tabla, Pedro Berrugete,a.1503,
retablo mayor de la Catedral de Ávila.

Domingo de Pascua IV
Jesucristo, buen Pastor, es el tema central del Evangelio, que leemos en la Misa de este domingo.- Jesucristo es como un Pastor bueno. Con esta imagen se designba en su tiempo al que estaba al frente de un pueblo, por tener la misión de apacentarlo, de regirlo, de defenderlo y de cuidarlo.


El hombre se sentía guiado, conducido, protegido por ese guía bueno y fiel, que designaba metafóricamente con el nombre de Pastor... Esto no era nada humillante para el hombre, pues se sentía bajo una protección superior a él, bueno y fiel. La imagen del Buen Pastor es muy frecuente en los salmos y se aplica a Dios, a quien se le invoca como guia y pastor de su pueblo, su creador y señor, su fiel proveedor, que ama a su pueblo y poderosamente lo rige.


Por eso Jesucristo que es la presencia visible del pastor divino, se llama también a sí mismo el buen pastor. Y nosotros le invocamos piadosamente con palabras del salmo 22:” El Señor es mi pastor, nada me falta”. Jesucristo es mi pastor, en quien puedo confiar, al que pertenezco, a cuya conducción me someto,a cuya providencia me entrego. El está cerca de mí, me apacienta y me rige.- Dejarse guiar por este Pastor, es estar seguro de caminar por sendas rectas, porque Dios es bueno, es el Dios de toda consolación, el omnipotente, el santo, y como tal no puede querer más que nuestro bien.-


Dejarse guiar por este Pastor es estar seguro de ser llevado a verdes campiñas del espíritu donde podamos acampar, descansar en paz, y donde podamos sentirnos refrigerados en medio del trabajo y de las zozobras de la vida.

Por eso llamar a Jesucristo nuestro Pastor, el Mesias, el Cristo Salvador, no lo podemos decir sin un acto profundo de fe y de amor. Y como tal lo aceptamos gozosamente. Y podemos seguir diciendo con el salmista: “ Aunque camine por cañadas oscuras, por barrancos tenebrosos, nada temo, porque tú estás conmigo”..- Pretender que Jesucristo nos conduzca sólo por sendas fáciles es una utopía. A cada uno de nosotros la vida nos leva por senderos tortuosos, caminos en que nos vemos asaltados, como oveja descarriada, por los lobos de la existencia, por buitres ambrientos... Lo que Cristo proporciona al caminante es no temer mal alguno. Caminando con El o El con nosotros, no podemos temer mal alguno. No cambia la naturaleza del camino, lo que cambia es la situación, el ánimo del viadante. Pues todo lo que nos rodea y oprime, lo que nos cansa o desespera, no es en el fondo mal alguno, sino el camino normal de la vida y de la salvación.


Señor mio, Jesucristo: “ Porque Tú estás conmigo, no temo mal alguno”.

















viernes, 23 de abril de 2010


SANTA TERESA, UN PORTENTO DE MUJER

Un contemporáneo de Santa Teresa, sacerdote que la trató muy de cerca y la acompañó en las Fundaciones que realizó en los últimos veinte años, se deshace en alabanzas hacia ella, y no encuentra palabras para ponerla en la cumbre de los santos habidos y por haber.

Por haber fundado la Orden de Carmelitas Descalzas, a pesar de vivir en soledad y fuera de los quehaceres sociales, y además siendo mujer sin ningún recurso económico, ya tiene un mérito extraordinario. Pero si, encima, se le añade que fundó la Orden de hombres Carmelitas descalzos, eso es ya inaudito. Máxime si tenemos en cuenta que en treinta años llegaron a tal grado de desarrollo, que contaron con un General y cuatro o cinco Provinciales, como equiparable a lo que otras Órdenes religiosas tardaron siglos en conseguir, habiendo sido fundadas por hombres.

Así se expresaba en 1597, pocos años después de morir nuestra Fundadora: “ Ha crecido esta simiente (que sembró en Duruelo en 1568, primer convento) en tanta manera que yo, que ví tan humildes y pobres principios, ha querido el Señor que yo vea tan adelante los fines, que , al día de hoy, cuenta con cuatro o cinco Provinciales para poder visitar las provincias, y hay un Generalísimo como lo tienen( las Órdenes ) de San Francisco y Santo Domingo, de suerte que no tienen que ver los descalzos con el General de los calzados. Y que esto se haya hecho en tan poco tiempo y con mano de una religiosa, encojida y encerrada y atada con obediencia de sus prelados y sin una blanca de renta ni hacienda, y, juntamente con eso, perseguida y murmurada del más vulgo de la gente, ¿Qué se puede decir sino que ha andado aquí la mano poderosa de Dios, que, para que bien se entienda que es ésta obra suya, quiso tomar el instrumento flaco para con él hacer cosas tan fuertes y maravilosas?. Bien sé que oros dirán otros milagros que el Señor hizo con esya sierva de Dios, pro para mí éste es el mayor y el más cierto que nadie le podrá negar”.

“Y tampoco podemos negar que juntamente con ser mujer y flaca , la dio Dios caudal para hacer obras de grandes varones. Además, la dio fortaleza más que humana- Y que, pues la escogió para obras tan grandes, la dio Dios gracia y caudal , cual era menester, para ponerlas en ejecución, como yo y todos los que la conocían y trataban han visto y ven cada día, pues es cosa que las obras dan testimonio de lo que es cada uno. Y. si conjeturas ha de haber para conocer la gran fe y la grandísima esperanza y caridad que esta santa tenía, bien podemos osar decir que la tuvo tan grande y mayor que muchos de los santos han tenido”.

¡Gloria a Dios, que nos ha regalado tal prodigio de mujer, que, en cinco siglos, no ha habito otra que la iguale!.


martes, 20 de abril de 2010

MADRE TERESA, DE SANTA Y APACIBLE LIBERTAD





MADRE TERESA, DE SANTA Y APACIBLE LIBERTAD


Seguimos conociendo un poco mejor a santa Teresa, según la describe su primer biógrafo Francisco de Ribera.


Hablaba familiar y humanamente con todos, con alegría, con amor, sin encogimiento, y con una santa y apacible libertad, de tal manera, que quien la vía y sabía de sus cosas, se espantaba de ver que quien tal alta oración tenía y tan familiarmente trataba con Dios, hablase con los hombres como si nada de aquello tuviera.

Y así como a ella la amaban mucho, así ella también tomaba gran amor a quien se le tenía, y a todas las personas que veía que eran buenas y llanas y honestas, y especialmente cuando veía que eran buenas para el servicio de Dios y bien de los prójimos.

Esto la venía de ser en gran manera agradecida, acordábase siempre de los bienes que la hacían a ella o a sus hijas, aunque fuesen pequeños, y no acababa de encarecerlos y agradecerlos con palabras y con obras, en cuanto ella podía. Tenía una muy noble condición y agradable a todos, amiga de ayudar y hacer bien, y de dar gusto, aunque fuese muy a costa suya y padeciendo ella mucho. Muy inclinada a obras de misericordia y caridad, enemiga de hipocresía y de murmuraciones, aunque fuesen livianas. No sabía decir mal de nadie, sino de sí. A todos alababa, las virtudes ajenas publicaba y engrandecía; las suyas, tenía gracia particular en encubrirlas y deshacerlas.

Era honestísima , y naturalmente aborrecía toda deshonestidad en palabras y en obras, y muy recogida, y en todo bien inclinada. Estimaba mucho la honra, antes que Dios la llamase de veras, y ésta le era de gran freno para excusar todo lo que la podía dañar. Y, como era amiga de la limpieza del alma y del cuerpo, así también lo era de la limpieza de los vestidos, y de traerlos bien puestos, y andar aseada, porque toda descomposición, así interior como exterior, la descontentaba.

De la verdad era muy amiga, y aborrecía todo engaño y doblez, y por eso el tiempo en que ella anduvo distraída, cuando su padre la venía a ver, no pudo sufrir que anduviese engañado con ella, pensando que tenía oración y recogimiento, y no descansó hasta desengañarle. Y después, una de las cosas que más tormento la daba, era pensar si traía engañados a los confesores, aunque sabía que no los deseaba engañar.

En las cosas que he dicho y en otras muchas cosas que podrán decir los que mejor saben conocer el natural de cada uno, si la trataron, he querido mostrar la excelente naturaleza que Dios la dio , y el vaso que aparejó para los altísimos dones que en él había de echar. Pero porque la gracia perfecciona la naturaleza, todo esto se entenderá mejor en lo que diremos hablando de la gracia y admirables virtudes que el Señor la comunicó.


Señor, destruye en nosotros toda clase de exclavitud, y danos la santa y apacible libertad, por intercesión de santa Teresa. Amen

domingo, 18 de abril de 2010

CARACTER O MODO DE SER DE SANTA TERESA


CARÁCTER O MODO DE SER DE SANTA TERESA

El mismo P. Ribera no sólo se recreó en darnos un retrato del físico de nuestra Santa, sino también de su psiqué. Le escuchamos-

Viniendo al alma, tenía muy buen ingenio, y echábase bien de ver en las labores que hacía, inventando muchas, y labrando historias que ponían devoción y admiración.

Diola Dios también un entendimiento grande, que abrazaba mucho, y agudo; un juicio reposado; no nada arrojada, sino llena de madurez y cordura. Pensaba muy bien lo que había de hacer, y veía lo que había en la cosa de que pensaba, y después de determinada, tenía gran constancia y firmeza para seguirlo, y llevarlo a cabo.- Su prudencia era mucha para encaminar las cosas que emprendía, y para gobernar los monasterios, como se parece bien en los que dejó fundados, y en las personas que en ellos están, a quien puso en tanta humildad y mortificación y oración.

Tenía gran destreza para despachar negocios, a todos acudía, y para esto no la había de faltar salud. Escribía a señores y a los demás que era menester, y sus cartas acababan grandes cosas. Calaba con gran facilidad el entendimiento y talento y condición de las personas que trataba, y veía por donde las había de llevar.

Enseñaba con mucha claridad y amor, y estimaba mucho a los buenos teólogos, y ninguna cosa de importancia hacía sin su parecer.. Tenía un ánimo más que de mujer, fuerte y varonil, con que alcanzaba lo que quería, y hacía estar a raya las pasiones naturales, ayudada de Dios.. Veía se esto cuando salía de sus monasterios, que sintiendo con grandísima ternura el apartarse de sus hijas que en ellos dejaba, y especialmente cuando veía que no las había de ver, lo disimulaba de tal manera , por no darlas a ellas pena, como si no tuviera sentimiento alguno.

También se veía esto en la paciencia y fortaleza que tenía en las enfermedades grandes y ordinarias, y en llevar, con grande igualdad de corazón, las adversidades y persecuciones y malos sucesos.

Tenía grandeza de corazón, que es la virtud que llaman magnanimidad, y así no dudaba de emprender grandes y extraordinarias cosas, y salir con ellas, y de éstas gustaba mucho. Las que eran fáciles y ordinarias no le daban ese contento.ni se inclinaba tanto a tratar de ellas.Tenía a todos gran respeto y la debida reverencia; pero si trataba con grandes señores o señoras, estaba y hablaba con un señorío natural, como si fuera una de ellos y decía todo lo que fuera menester, y reprendía las faltas, y si entendía que convenía romper con cualquiera persona, hacíalo con grande ánimo y con poca pesadumbre como se vió muchas veces.

Con ser tan amiga de la pobreza, era liberal y animosa para gastar donde era menester, aunque no lo tuviese y muy cumplida en todo. Su habla era muy graciosa y su conversación muy suave, grave, alegre, llana, cuerda, y a cualquier cosa que se tratase, salía muy bien, entretenía maravillosamente a todas las personas que la oían. De aquí venía que a donde quiera que iba, era muy querida d todos; y juntamente muy estimada.

Cuando entendía que algunas personas graves sentían mal de ella, o l0 decían o la querían mal, íbase a ellas, y dábalas cuenta de algunas cosas suyas, según veía que convenía, o hacíales buenas obras, por donde venían a caer en la cuenta, y de allí adelante la amaban y estimaban mucho.
Señor, QUE TE RECONOZCAMOS COMO EL QUE HABLABA CON AUTORIDAD Y VERDAD, Y TE MOSTRASTE A SANTA TERESA COMO LIBRO VIVO, DANOS ESOS DONES CON QUE ENRIQUECISTE A NUESTRA SANTA PARA HACERSE QUERER Y RESPETAR POR TODO EL MUNDO.

viernes, 16 de abril de 2010

CERTEZA EN VER A CRISTO AL COMULGAR


Santa Teresa tenía tal certeza en la presencia de Jesucristo al comulgar en la Misa, que llegó a decir que no tenía envidia a los contemporaneos de Jesús, porque le hubieran visto personalmente, porque ella le veía en el pan consagrado.


Más todavía. Tampoco envidiaba a aquella mujer, según el evangelio, que pudo tocar físicamente a Jesucristo, por lo que quedó curada de la enfermedad que padecía.¿ Por qué? Porque santa Teresa, al comulgar, percibía el roce de Jesucristo tan vivamente, que ella misma experimentó ser curada de sus frecuentes enfermedades. Así lo explicaba:


¿Pensais que no es mantenimiento aún para estos curpos este Santísimo Sacramento, muy grande y gran medicina,aún para los males corporales ?. Yo lo sé y conozco persona de grandes enfermedades y estando muchas veces con graves dolores, como con la mano se le quitaban y quedaba buena del todo. Y esto la ocurría muy ordinario, y de males muy conocidos, que no los pudiera fingir. Y esa persona tenía l tanta devoción y tan viva fe, que cuando en algunas fiestas oía a personas decir que quisieran ser en el tiempo en que Cristo andaba en el mundo , se reía entre sí, pareciéndole que, teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento, ¿cómo entonces (decían tal cosa), y qué más le daba?


Sé de esta persona que, durante muchos años, aunque no era muy perfecta, cuando comulgaba, ni más ni menos que si viera con los ojos corporales entrar en su posada a Cristo. Y procuraba ella esforzar la fe, para creer era lo mismo y le tenía en casa , tan pobre como la suya, y se desocupaba de todas las cosas exteriores, y se ponía en un rincón, procurando recoger los sentidos para estarse a solas con su Señor, y se consideraba a sus pies, y se estaba allí hablando con El.


Esa persona, de la que habla, es ella misma.


Traigo este texto, de asombrosa sinceridad y verdad, en honor a Benedicto XVI hoy, día de su cumpleaños, porque ayer precisamente les habló a un grupo de obispos de prestar más atención al misterio de la Eucaristía :" Siendo cierto que Cristo resucitó y sigue viviendo en la Iglesia, siento personalmente que el centro y la fuente permanente del ministerio del Papa está en la Eucaristía, corazón de la vida cristiana, fuente y culmen de la misión evangelizadora de la Iglesia. Hoy Jesucristo continúa estando vivo y realmente presente en la hostia y en el caliz consagrados".


"Por eso, la menor atención que , a veces, se presta al culto del Santísimo Sacramento es indicio y causa del oscurecimiento del significado cristiano del misterio, como ocurre, cuando en la santa Misa no destaca como lo más preminente y operante Jesús, sino una comunidad distraida en muchas cosas, en vez de estar atenta y dejarse atraer por el ünico necesario, su Señor. Pues la tarea principal y fundamental del fiel cristiano que participa en la celebración litúrgica no es hacer, sino escuchar, abrirse, recibir, acoger... La Iglesia vive de esta presencia, y tiene como razón de ser y de exitir la de difundir esa presencia en el mundo".


Santa Madre Teresa de Jesús, ahóndanos la fe en el misterio de Jesucristo, real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento, que revivimos en la Misa y recibimos al comulgar. Amen

miércoles, 14 de abril de 2010

RETRATO DE SANTA TERESA

Fray Juan de la Miseria pintó el rostro de Santa Teresa sobre lienzo, que es el cuadro más parecido al aspecto original, por realizarlo con la protagonista delante de sus ojos, y con los pinceles en la mano. Pero un historiador, también contemporaneo de nuestra Santa, nos dejó otro retrato no menos auténtico que refleja su natural. Se lo debemos al jesuita P. Francisco Ribera, primer biógrafo de santa Teresa.

Era Teresa de Jesús de muy buena estatura; y en su mocedad hermosa, y aún después de vieja, parecía harto bien; el cuerpo abultado y muy blanco; el rostro redondo y lleno , de muy buen tamaño y proporción; la color blanca y encarnada, y, cuando estaba en oración, se le encendía y se ponía hermosísimo, todo él limpio y apacible.

El cabello negro y crespo; frente ancha, igual y hermosa; las cejas de un color rubio que tiraba algo a negro, grandes y algo gruesas, no muy en arco, sino algo llanas.Los ojos negros y redondos y un poco papujados (que así los llaman y no sé cómo mejor declararme), no grandes, pero muy bien puestos, y vivos y graciosos, que, en riéndose, se reían todos, y mostraban alegría, y, por otra parte, muy graves, cuando ella quería mostrar en el rostro gravedad.

La nariz, pequeña, y no muy levantada de en medio, tenía la punta redonda y un poco inclinada para abajo, las ventanas de ella arqueadas y pequeñas; la boca ni grande ni pequeña, el labio de arriba delgado y derecho, y el de abajo grueso y un poco caido, demuy buena gracia y color; los dientes muy buenos y la barbilla bien hecha; las orejas ni chicas ni grandes. La garganta, ancha y no alta, sino antes metida un poco; las manos, pequeñas y muy lindas.

En la cara tenía tres lunares pequeños al lado izquierdo, que la daban mucha gracia; uno más abajo de la mitad de la nariz, otro entre la nariz y la boca, y el tercero, debajo de la boca. Toda junta parecía muy bien, y de buen aire en el andar, y era tan amable y apacible, que a todas las personas que la miraban, comunmente aplacía mucho.

Dios Padre nuestro, llénanos de la sabiduría con la que agraciaste a santa Teresa, para que también te complazcas en nosotros y seamos, como ella, testigos vivos de la resurrección Amen-

domingo, 11 de abril de 2010

TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

CRISTO RESUCITADO.Detrás abierta la tapa del sepulcro.
En el camino, tres mujeres que se convirtieron en testigos
de la resurrección.Pintura sobre tabla.Escuela de P.Berruguete, a.1510.
Retablo mayor de la Catedral de Ávila.

Ente segundo domingo de Pascua, hemos leido en el Evangelio el texto en el que se describe cómo Jesucristo se presentó en la sala donde estaban reunidos sus apóstoles, de repente, sin que se abrira la puerta ni la ventana. Era Jesucristo resucitado, con una corporeidad real, en la que pudieron ver y tocar las llagas de las manos, taladradas por los clavos de los que quedó colgado en la cruz y la herida de su costado.


Jesucristo los saludó con estas palabras: Paz a vosotros.


Se llenaron de inmensa alegría, y, cuando llegó el apostol Tomás, le respondieron : ¡ Dios mio y Señor mio!


A su vez, Jesucristo añadió : Como el Padre me ha enviado, así os envio yó...Recibid el Espiritu Santo, a quienes perdoneis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengais, les quedan retenidos.



Y salieron por el mundo a dar testimonio de Cristo resucitado, de Cristo viviente, contagiando su fe a otros. Nosotros hoy, después de dos mil años, estamos seguros de la verdad de que Cristo vive, y de que sigue habiendo testigos entusiastas y valientes que así lo proclaman con su vida nueva.



La noticia de la vida nueva de los creyentes en Cristo, resplandece en la vida de los cristianos. Vida que en muchos, de mil maneras, se manifiesta viva y activa, señal de que su fe ha cambiado su existencia. "Esta noticia está viva,- según Benedicto XVI-, ante todo, porque Cristo mismo es su alma viva y vivificante. La experiencia de los Apóstoles es también la nuestra y la de todo creyente, de todo discípulo que se hace 'anunciador'. De hecho también nosotros estamos seguros de que el Señor, hoy como ayer, actúa junto con sus testigos".


Este es un hecho que podemos reconocer cada vez que vemos despuntar los brotes de una paz verdadera y duradera, donde el compromiso y el ejemplo de los cristianos y de los hombres de buena voluntad está animado por el respeto de la justicia, el diálogo paciente, la estima convencida de los demás, el desinterés y el sacrificio personal y comunitario,La celebración del Misterio pascual es ocasión propicia para redescubrir y profesar con más convicción nuestra confianza en Jesucristo resucitado, que acompaña a los testigos de su palabra obrando prodigios junto con ellos".


Seremos verdaderamente y hasta el fondo testigos de Jesús resucitado, cuando dejemos que se transparente en nosotros el prodigio de su amor, cuando en nuestras palabras y más aún en nuestros gestos, en plena coherencia con el Evangelio, se pueda reconocer la voz y la mano de Jesús.







AMEN.

TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

jueves, 8 de abril de 2010

MIRAR LA HONRA DE DIOS, COMO SANTA TERESA


jESUCRISTO RESUCTADO. Los soldados, con corazas de acero,
están dormidos. Pintura sobre tabla.
De la escuela de Pedro Berruguete.1506.

Retablo mayor de la Catedral de Ávila

MIRAR LA HONRA DE DIOS, COMO SANTA TERESA

Volvemos a reencontrarnos con los escritos de Santa Teresa. Escribe como habla. Por la enorme seguridad que le da la firmeza de la fe, no le importa tratar temas escabrosos de su tiempo. Se aparta de la forma clásica de exponer temas religiosos, como hacían los teólogos tratando de lo universal y abstracto. Ella recurre a lo individual, a lo que a ella le pasa, o pasa en su entorno, Escribe “vivencias”, nó doctrinas.

En el siguiente texto, pone en guardia sobre los engaños y dobleces con que actúa la gente, y, sobre todo, cuando hay intereses por medio. Alude también a la expansión del protestantismo bajo el lema de entonces “a cada región, su religión”, cuando los ciudadanos adoptaban la religión de su rey o señor feudal. A eso contrapone su seguridad en la fe, su pertenencia al reino que no se acaba, el testimonio de haber gustado una gota del agua que Dios da a los creen en su enviado y Mesias, por lo que ,en su comparación, todo es asco lo de acá y lo que se gana mirando por la honra del Señor.

Esto es lo que, hoy, Santa Teresa nos enseña:

Toda la vida está llena de engaños y dobleces.

Cuando pensáis tener una voluntad ganada, según lo que os muestra,
venís a entender que todo es mentira; no hay ya quien viva en tanto tráfago, en especial, si hay algún poco de interés. Bienaventurada el alma, a quien Dios da a entender estas verdades.

¡Oh, qué estado éste para los reyes! Cómo les valdría mucho más procurarle, que no gran señorio¡¡Qué rectitud habría en el reino! ¡Qué de males se excusarían y habrían excusado! Aquí no se teme perder la vida ni la honra por amor de Dios. ¡Qué gran bien es éste para quien está más obligado a mirar la honra del Señor que todos los que son menos, pues han de ser los reyes a quien sigan!

Por un punto de aumento en la fe y de haber dado luz en algo a los herejes, (yo) perdería mil reinos y con razón. Otro ganar es ganar un reino que no se acaba, que con sola una gota que gusta un alma de esta agua de él, parece todo asco lo de acá. Pues ¿qué será verse toda engolfada ?

Me parece tuviera en poco la vida, por dar a entender una verdad de éstas. Con ser la que soy, me dan grandes ímpetus por decir esto a los que mandan, que me deshacen.(Vida 21,1)

martes, 6 de abril de 2010

JESUCRISTO RESUCITADO




JESUCRISTO RESUCITADO

En el desarrollo de la experiencia religiosa de Santa Teresa, ocupa un puesto preferido la representación vivencial de Cristo resucitado. Declara que se le ha representado en su interior Cristo vivo. tal y como salió del sepulcro, poderoso y refulgente.


Lo central, en su experiencia mística, es que Jesús, efectivamente ya vivo, viene a su encuentro. También la Santa lo experimenta tal y como lo cruficaron y murió el viernes.Pero la impacta más el Resucitado.


Otra imagen que personaliza es el relato de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaus. Y nos invita a entrar nosotros tambén en el diálogo. En este recorrido por nuestra vida el “desconocido”, el Señor, se acerca a nosotros. La Escritura es una palabra que está viva, y al escucharla, nos interpela.

Se pueden marcar cuatro momentos en la historia de Emaus :

1º. Los discípulos de Emaus vuelven tristes a su pueblo.
2º. Desde el momento en que entra en escena el "desconocido", no le reconocen con los ojos de la carne, pero les da una catequesis sobre el sentido de su muerte.

3º .Llegan al pueblo, y le piden que,como es tarde, se quede con ellos para cenar . Y en la cena ocurre el punto culminante: el Señor se les manifiesta.
4º. Los de Emaus se vuelven a Jerusalen para hacer partícipes a otros de su experiencia con el resucitado.-

Detallemos cada uno de esos momentos:

Primero, los de Emaus, como cual quiera de nosotros, ellos bajan tristes, porque la muerte de Jesús los ha descolocado. La muerte ha producido la disgregación de la comunidad: “esperábamos”...pero ya va por el tercer día y sigue muerto. La ilusión ha quedado rota. Lo bueno es que, en medio de las desilusiones y frustraciones de nuestra vida, dejemos al Señor que nos acompañe.

En segundo lugar, Jesús les da una catequesis. Y va entrando en escena y se encara con ellos para decirles que son tardos de corazón para entender lo que dice la Escritura. La pesadumbre y tristeza se deben a un desconocimiento. Y se les hizo la luz. Nosotros creemos que la única verdad es la que nosotros sabemos y hemos experimentado. Y no es verdad. El centro de esa catequesis, es preguntarse ¿ es que no era necesario que Cristo padeciera ?”. Y pregúntate tu mismo a tí :¿No era necesario que tú hayas padecido esa experiencia dolorosa en tu vida ? El “ser necesario” se refiere al designio de Dios... Los de Emaus se habían confundido con la muerte de Jesús, y Jesús les “interpreta” el misterio de la cruz.- ¿Quién nos interpreta a nosotros nuestra historia ?. El maligno trata de interpretar nuestra vida torcidamente. Jesús se convierte en intérprete de lo q1ue había acaecido en Jerusalen esos dias. Y los de Emaus empiezan a decir :¡Pues puede ser verdad!. Y lo mismo nos puede pasar a nosotros: en la medida en que ponemos nuestra vida a la luz de Dios, podemos reaccionar lo mismo :¡ Pues puede ser verdad!.

Por fin, llega el momento del encuentro y del reconocimiento. Los discípulos de Emaus, por hospitalidad, le van a decir que se quede...Y ahí va a saltar la chispa de la luz: sentados a la mesa, parte el pan..Y entonces se les abrieron los ojos. Esta fracción del pan es la Eucaristía. Nosotros, al celebrar la Eucaristía, pidamos que se nos caigan las vendas de los ojos... Y justamente entonces el Señor desaparece: cuando se ha dado a conocer, y les ha dado la interpretación de la vida. No deduzcamos nunca que una enfermedad, o un accidente que hayamos tenido es un castigo de Dios. Esa interpretación no vale. Podemos tener momentos en que nos asalten esas interpretaciones. Lo que más nos cuesta interpretar es lo oscuro de nuestra vida. A la noche sigue el día.

Una vez que se les han abierto los ojos, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalen a contárselo a los demás. Después del encuentro con el Resucitado, viene la misión. Así obró también santa Teresa, que, siendo una mujer contemplativa, les contagió a los demás lo que había contemplado.
FELIZ PASCUA FLORIDA.

domingo, 4 de abril de 2010

CANTAR LAS MISERICORDIAS DE DIOS CON SANTA TERESA

JESUCRISTO RESUCITADO. Imagen vigorosa de Jesús,
que Santa Teresa tenía en su retina,
al que adoraba como viviente en lo más profundo de su alma,
y del que estaba tan enamorada y agradecida, que , narrar su vida equivalía
a narrar las misericordias que Dios había tenido con ella.
“Cantaré eternamente las misericordias del Señor”

Estas palabras del salmo 88 se han colocado muy frecuentemente en los cuadros de Santa Teresa como lema. Nos ayuda, sin duda, a comprender como comprendió su vida.
No es extraño encontrarnos en nuestros días con personas, sobre todo jóvenes adolescentes, que, ante las dificultades de la vida, ven las cosas tan negras que se evaden soñando mundos imaginarios. Sin comprometerse con nada viven sin descubrir los tesoros que la misma vida encierra.
Tampoco resulta extraño encontrar quienes no entienden la vida más que como campo de trabajo febril, sólo interrumpido por ese poco tiempo en el que libres del mismo organizan su vida sólo pensando en disfrutar de lo que es su propio gusto.


Teresa nos enseña a descubrir la vida como un campo donde encontrar un tesoro: la misericordia de Dios, para poder celebrarla eternamente. Ello entraña abrirse a la vida superando los traumas de la infancia, sintiendo que quienes nos rodearon trataron a su modo de amarnos, y si no lo hicieron fue por esa debilidad de los hombres, que debemos saber encajar y comprender.

Teresa nos ayuda a ir superando las dificultades que conlleva la autoafirmación propia. No cayendo en una vana estima de sí mismo. Si me voy sintiendo persona es porque descubro que alguien me ama de modo incondicional, y me promete un futuro lleno de felicidad. Para ello he de responderle con un amor y entrega, que también se traduce en entrega a los demás. No siempre esto se hace de modo tan ostensible como lo vivió Santa Teresa, sin embargo, somos testigos que muchos de los hombres de nuestros días, en los que la presencia de Dios se oculta por un falso conocimiento del mismo, salen de sí, parar afirmarse en una entrega y don de cuanto tienen y son a favor de los más necesitados. En todo ello, como en la vida de Teresa, se abre paso a esa meta de comunión fundada en el verdadero amor que nos llega de la Palabra en la que hay vida (Jn 1,4).

Al fin, como Teresa en su momento, llegamos a descubrir el valor y la verdad de nuestra vida en aquella Verdad que es cumplimiento de nuestras pequeñas verdades (V 40,1), Sabremos que todo en la vida ha sido misericordia, amor entrañable de Dios, con lo que poder celebrar eternamente el don de la vida misma.


viernes, 2 de abril de 2010

HOY ES VIERNES SANTO




VIERNES SANTO
Escuchando la lectura de la Pasión, según el Evangelio de San Juan, hemos ido siguiendo el drama dolorosísimo, que padeció Jesucristo nuestro Redentor-.No cabe ni más injusticia en los que le condenaron a muerte, ni más crueldad en los verdugos que ejecutaron la pena a que le habían condenado.-
Pero el mayor dolor no fue el dolor físico. La pasión del Señor no es un cúmulo de dolores físicos, como si la redención dependiera de la mayor suma posible de dolores corporales. Lo que realmente cuenta no es el dolor como tal, sino lo que supone la fidelidad en amar hasta el extremo. Y ¿dónde está el extremo? En juntar en uno los dos máximos extremos: ser Dios omnipotente y todo poderoso y ,a la vez, el hombre en su ínfima condición, ultrajado,abandonado de todos los hombres y también de Dios. Al tocarse esos dos extremos, salta una chispa, un gripo : "Dios mio, Dios mio ¿Por qué me has abandonado?"
De esa forma expresa Jesucristo el mayor amor- El dolor corporal, en definitiva, es expresión y resultado del desgarramiento de Jesucristo entre ser Dios y verse abandonado por Dios. Por eso se siente desgarrado, crucificado.¡ Ni en el cielo, ni en la tierra¡ ¿Quién vió en más extrechez, gloria más plena, y a Dios como el menor de los humanos?
Por eso la cruz nos dice cómo es Dios, quién es Dios: Dios es el amor, el mayor amor.
En el amor está nuestra salvación. Amar, siempre. Amar, incluso a quien nos abandona, a quien nos ofende, a quien no reconoce el bien que por él se hace.La tragedia del hombre es que por ser él injusto, necesita ver a los demás como injustos, para sentirse disculpado.Eso es vivir engañado. Por eso el justo, el bueno crucificado es el espejo que se ofrece al hombre para que vea sin engaños lo que es.

¡Oh cruz fiel! En hoja, en flor y en fruto, la cruz es el árbol de la vida. Cada uno tenemos que llevar nuestra cruz, grande , mediana o pequeña. La flor y el fruto de esta cruz nuestra, de este árbol de la vida que somos cada uno de nosotros, dependerá también del amor que pongamos en lo que hacemos.
Un testigo contemporáneo de cómo se debe llevar la cruz por la vida, fue Juan Pablo II, a quien recordamos, este dos de abril, aniversario de su muerte . La suya fue una cruz muy pesada, desde niño, con la muerte de su madre, el trabajo en la mina para poder subsistir, la invasión del comunismo , con el que tuvo que luchar como sacerdote, obispo y luego sumo pontífice…Pero con qué garbo y con qué entereza, y con qué gozo supo llevar su cruz. La razón de su entrega sabemos cuál fue: su identificación con Jesucristo en amar a Dios y a los hombres.
¡Te adoramos o Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido el mundo! La imagen de la cruz representa bien lo que JESUCRISTO PASÓ POR NOSOTROS, su amor hasta el extremo. No puedo gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.- En su cruz tiene que inspirarse la nuestra, porque nuestra felicidad dependerá del amor con que nos abracemos a ella.

AMEN

jueves, 1 de abril de 2010

HOY ES JUEVES SANTO, PURIFICACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Cristo crucificado.Debajo, su madre y otras mujeres
acogiéndo sus últimas palabras y aliento vital.Flanqueado por los otros dos crucificados-
Pintura sobre tabla.Pedro Berruguete.Retablo mayor de la Catedral de Ávila

Hoy es Jueves Santo. Este día, a estas horas de la tarde conmemoramos con toda la iglesia, la última cena que Jesucristo celebró con sus apóstoles. Esta celebración sagrada se ha venido reiterando, sin ninguna interrupción, año tras año, desde entonces en la iglesia, en cumplimiento del mandato de Jesús: “Haced esto en memoria mí”. Y QUÉ HIZO EL EN AQUELLA CENA? Transformar el pan y el vino en El mismo. “Tomó el pan, y dijo “ esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros”. Y luego cogió el caliz, lleno de vino, y dijo: ésta es mi sangre que será derramada por vosotros”.A esta transformación, la llamamos Eucaristía. Por esta mutación del pan y del vino en su ser de hombre-dios, al entregarse a sí mismo, queda como fundido y transformado en un nuevo modo de ser, en el que ahora está a la vez en el cielo y al mismo tiempo con nosotros.

La iglesia sigue celebrando este misterio de la Eucaristía en todos los templos del mundo. Pero no lo hace por su propio poder, porque ninguna persona humana, por sí misma, tiene el poder de convertir un poco de pan y un poco de vino en la presencia real de Cristo, Dios y hombre verdadero. Cuando el sacerdote pronuncia las palabras consecratorias, lo hace representando a Jesucristo. Presta sus manos y su voz a disposición de Jesucristo, cumpliendo así su mandato de hacerlo en memoria suya, y El, por su parte, cumpliendo su compromiso de seguir realizando aquella misma transformación de la última cena, cada vez que la iglesia, por el ministerio de los sacerdotes y la participación de los fieles cristianos celebren la Eucaristía, como nosotros ahora.- El don que Jesucristo hizo de si mismo, para nuestra salvación, no quedó relegado al pasado, pues todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por nosotros, es eterno y por eso traspasa todo tiempo y fronteras. Porque al instituir este sacramento, no se conformó con decir sobre el pan “esto es mi cuerpo”, sino que añadió “entregado por vosotros” y “esta es mi sangre derramada por vosotros”. La Eucaristía hace así presente, de modo sacramental, el sacrificio de Jesucristo, que al día siguiente, el viernes santo por la tarde, se completó en la cruz, y culminó después en la resurrección.

Pero,siguiendo el Evangelio, previamente, Jesucristo lavó los pies a sus apóstoles. Y nos preguntamos ¿qué significado tiene ese acto?. Un significado real: nos dice que, antes de participar en la Eucaristía, tenemos que lavar nuestra alma, nuestra conciencia, nuestros deseos. ¿ Cómo? ¿con qué agua? Cristo nos lava los pies del alma, nos purifica mediante su palabra y su amor, mediante el don de sí mismo.”Vosotros ya estais limpios gracias a la palabra que os he anunciado”, les dirá en otra ocasión a sus discípulos. Nos lava siempre con su palabra. Sí, las palabras de Jesús, si las acogemos en nuestro interior, en actitud de oración y de fe, desarrollan en nosotros una acción purificadora. Día a día nos cubrimos de muchas clases de suciedad, de palabras vacías, de prejuicios, de falsedades que se infiltran en nuestro interior- Todo ello ofusca y contamina nuestra alma, nos amenaza y nos hace incapaces para la verdad y para el bien.Si cometemos pecados,necesitamos el baño de la penitencia, de la confesión de los pecados y de la absolución.- Las palabras de Jesús, si las acogemos con corazón atento, realizan un auténtico lavado, una purificación del alma, de nuestro interior.El Evangelio del lavatorio de los pies nos invita a dejarnos lavar continuamente por esta agua pura, a dejarnos capacitar para comulgar con el amor a Dios, y con los hombres.El Señor nos lava sin cesar los pies sucios para poder así sentarnos a la mesa con él.

Este es el misterio que hoy celebramos, a Cristo como fuerza sanadora y santificadora, que si la acogemos con fe y amor, hará nuestra transformación personal en una nueva forma de ser en comunión con él.

Y, también, después de lavar los pies a sus discípulos nos dice “ Haced también vosotros lo mismo”, Lavad también vosotros los pies a los demás. ¿Cómo? Debemos lavarnos mutuamente los pies unos a otros en el mutuo servicio del amor y perdonándonos continuamente unos a otros.
El jueves santo es día de gratitud y de alegría por el gran don del amor hasta el extremo, que Jesucristo nos ha hecho. Oremos a Dios,en esta hora , para que la gratitud y la alegría se transformen en nosotros en la fuerza para amar y perdonar, como él nos ha amado y perdonado. Amen,