viernes, 25 de noviembre de 2011

Y ME VINO UNA AFLICCIÓN Y OSCURIDAD Y TINIEBLAS EN EL ALMA, QUE YO NO SÉ ENCARECER






Madre Teresa seguía sentada en el santo suelo de su celda prioral. De repente, se le oscurece el alma, y le viene una tempestad de dudas y zozobras, como para huir despavorida. Ahora le parece mal todo lo que ha hecho; que tenían razón los que la tildaban de soñadora y de hacer disparates; que mejor había sido quedarse en la Encarnación; que pobrecitas estas cuatro jovencitas que no aguantarían tanta soledad y penitencias; y que desgraciada de ella, enferma y achacosa, que no podría aguantar la clausura , el frio y el hambre, si nadie las socorriera.



Sólo se oía el silencio en su diminuta celda. Puso el rostro en tierra y se echó a llorar. Se le había borrado de la memoria el permiso del Papa, los consejos del santo fray Pedro de Alcántara, las visiones y voces interiores con que su Señor la había ordenado fundar el convento.



Viviendo ese terrorífico abatimiento, como quien está en agonía de muerte, encontró una solución, levantarse, salir de su celda, ir a la capilla y contarle sus penas al Señor.Se acordó de aquel dicho del evangelio: si el grano de trigo, caido en tierra, no muere, no podrá dar fruto. Y se acordó también de su madre: para que naciera una criatura nueva, tenía que sufrir dolores de parto. El convento, recién alumbrado, después de dos años de gestación, era el hijo de sus entranas.



Escuchamos primero sus dolores y, luego, la alegría que recobró poco después, delante de Jesucristo, el cofundador. Teresa escribió:



"Acabado todo, sería como desde a tres o cuatro horas, me revolvió el demonio una batalla espiritual, como ahora diré. Púsome delante si había sido mal hecho lo que había hecho, si iba contra obediencia en haberlo procurado sin que me lo mndase el provincial (que bien me parecía a mí le había de ser algún disgusto, a causa de sujetarle al Ordinario (el obispo), por no habérselo dicho primero a él; aunque, como él no le había querido admitir, y yo no la mudaba, también me parecía no le daría nada por otra parte), y que si habían de tener contento las que aquí estaban en tanta estrechura; si les había de faltar de comer; si había sido disparate; que quién me metía en esto, pues yo tenía monasterio".



"Todo lo que el Señor me había mandado, y los muchos pareceres y oraciones que había más de dos años que casi no cesaban, todo tan quitado de mi memoria como si nunca hubiera sido. Sólo de mi parecer me acordaba, y todas las virtudes y la fe estaban en mí entonces suspendidas, sin tener yo fuerza para que ninguna obrase, ni me defendiese de tantos golpes".



"También me ponía el demonio que cómo me quería encerrar en casa tan estrecha y con tantas enfermedades; que cómo había de poder sufrir tanta penitencia, y dejaba casa tan grande y deleitosa - y donde tan contenta siempre había estado- y tantas amigas. Que quizá las de acá no serían a mi gusto; que me había obligado a mucho; que quizá estaría desesperada, y que por ventura había pretendido esto el demonio: quitarme la paz y quietud, y que así no podría tener oración estando desasosegada, y perdería el alma".



"Cosas de esta hechura juntas me ponía delante, que no era en mi mano pensar en otra cosa; y con esto una aflicción y oscuridad y tinieblas en el alma, que yo no lo sé encarecer".



"De que me ví así, fuíme a ver el Santísimo Sacramento, aunque encomendarme a El no podía; me parece estaba con una congoja como quien está en agonía de muerte...Nunca en las tribulaciones me dejó de socorrer, y así fue en ésta, que me dió un poco de luz para ver que era demonio y para que pudiese entender la verdad, y que todo era quererme espantar con mentiras; y así comencé a acordarme de mis grandes determinaciones de servir al Señor y deseos de padecer por Él" (V 36, 7-8).


En este retrato vemos las debilidades y las inmensas capacidades de Teresa de Ávila. Como ser humano, padece sus crisis. Pero al estar abierta al aprendizaje, hace frente al mismísimo demonio que la envuelve en mentiras y fracasos, y decide seguir aprendiendo a ser monja descalza y a ser madre de sus hijas espirituales hasta las últimas consecuencias. De las primeras y asombrosas consecuencias, que acontecieron aquella misma tarde, daremos cuenta en la próxima página. Adios, amigos. Nicolás

ESTUVE CON TAN GRAN CONTENTO, QUE ESTABA COMO FUERA DE MI




Teresa,al fin, había realizado el gran proyecto de su vida, fundar un convento nuevo, hecho a su gusto y a su medida. Todo distinto de lo que era un monasterio en pleno siglo XVI: no grande. sino pequeño, pobre, en el que las monjas se quisiesen como hermanas, se ganasen el pan con su trabajo, en completo silencio y clausura, dedicadas a la oración y la penitencia, implorando la misericordia de Dios para los sacerdotes y misioneros de la iglesia católica.



Su monasterio de la Encarnación, de monjas calzadas, es el pasado. Las cuatro novicias del convento de san José es el futuro. La madre Teresa y las hermanas Antonia, María de la Paz, Úrsula y María de Ávila hablaban de nuestro monasterio.¿Qué acabará siendo este nuestro convento de san José?.




Madre Teresa ardía de gozo y felicidad. Lo cuenta ella misma: "Pues fue para mí como estar en una gloria ver poner el Santísimo Sacramento y que se remediaron cuatro huérfanas pobres -porque no se tomaban con dote- y grandes siervas de Dios (que esto se pretendió al principio, que entrasen personas que con su ejemplo fuesen fundamento para en que pudiese el intento que llevábamos, de mucha perfección y oración, efectuar, y hecha una obra que tenía entendido era para servicio del Señor y honra del hábito de su gloriosa Madre, que éstas eran mis ansias".

"Y también me dió gran consuelo de haber hecho lo que tanto el Señor me había mandado, y otra iglesia más en este lugar de mi padre glorioso san José, que no la había. Siempre entiendo lo hacía el Señor, y lo que era de mi parte iba con tantas imperfecciones que antes veo había que culparme, que no que me agradecer); mas érame gran regalo ver que hubiese Su Majestad tomádome por instrumento, siendo tan ruín, para tan gran obra. Así que estuve con tan gran contento, que estaba como fuera de mí, con grande oración"(V 36,6).


Teresa siempre recurre a verse ruín y a pasar desapercibida. Todo lo hacía el Señor, el verdadero fundador. Ella, un simple instrumento en sus manos.



Sigue sentada en el santo suelo de su celda prioral, pensando en lo que estaba hecho.De repente, se le tuercen las ideas y le asalta un doloroso presentimiento: ¡ A ver si había sido mal hecho lo que había hecho!
Pero esto merece un capítulo aparte. Adios, amigos.Nicolás




miércoles, 23 de noviembre de 2011

CON TODA AUTORIDAD Y FUERZA QUEDÓ HECHO NUESTRO MONASTERIO DE SAN JOSÉ







Amanecía en Ávila el 24 de agosto de 1562. El toque de un campanil, que por primera vez se oía en las casas colindantes con el acueducto, sorprenció a sus vecinos.¡Era verdad! Sonaba en la casa de don Juan de Ovalle y de doña Juana de Ahumada. Sabían que el señor llevaba unos dias enfermos y que su cuñada la monja de la Encarnación tenía permiso para cuidarle.




¿ Habrá ocurrido que doña Teresa haya comprado una campanita, y quiere probarla?¿ O serán verdad los rumores de la gente, que dicen que esa monja de la Encarnación quiere meterse a fundadora? ¡ A ver si va a hacer ahí un convento!


Nadie podía sospechar lo que pasaba. La vivienda era una casa de vecindad, que había comprado el matrimonio Ovalle-Ahumada, unos meses atrás.¿ Y por qué estaba sonando allí una campa ?



La gran verdad, celosamente guardada en el más sacrosando secreto fue ésta. La escuchamos a nuestra protagonista:


Pues todo concertado, fue el Señor servido que, día de San Bartolomé, tomaron el hábito algunas, y se puso el Santísimo Sacramento, y con toda autoridad y fuerza quedó hecho nuestro monasterio del gloriosísimo padre nuestro San José, año de mil y quinientos y sesenta y dos. Estuve yo a darles el hábito y otras dos monjas de nuestra casa misma , que acertaron a estar fuera.



Como en esta casa, que se hizo el monasterio, era la que estaba mi cuñado que,- como he dicho-, la había él comprado por disimular mejor el negocio, con licencia estaba yo en ella, y no hacía cosa que no fuese con parecer de letrados, para no ir un punto contra obedienciaY, como veían ser muy provechoso para toda la orden por muchas causas; que, aunque iba con secreto y guardándome no lo supiesen mis prelados, me decían lo podía hacer; porque, por muy poca imperfección que me dijeran era, mil monasterios me parece dejara, cuanto más uno.


Esto es cierto, porque aunque lo deseaba más de todo y llevar mi profesión y llamamiento con más perfección y encerramiento, de tal manera lo deseaba que, cuando entendiera era más servicio del Señor dejarlo todo, lo hiciera, como lo hice la otra vez, con todo sosiego y paz ( V36, 5).


Con toda sencillez y llaneza nos describe los inicios de una obra, que estremeció la gloriosa Orden del Carmen desde sus cimientos, y conmocionó la iglesia universal. Puso una semilla sin pensar que iba a crecer a toda prisa. Después de la Misa de inauguración, Madre Teresa se sienta en el santo suelo y se pone a pensar en lo que había hecho. De pronto, no se reconoce a ella misma.


Se lo contaremos otro dia. Adios. Nicolás

VIGILAD Y ORAD.¡VEN, SEÑOR JESÚS! Domingo 27 de nov.





ADVIENTO I
Con este domingo primero de Adviento, la iglesia nos invita a prepararnos para las fiestas de la Navidad. La Navidad en la que celebraremos un año más el acontecimiento central de la historia de la humanidad: el nacimiento del Hijo de Dios en Belén, nuestro Señor Jesucristo, nuestro salvador.-
Jesucristo no es cosa del pasado: siempre es alguien presente y alguien futuro. Está con nosotros, pero siempre viene a nuestro encuentro. Camina a nuestro lado, pero siempre es inalcanzable. Jesucristo siempre es mucho más, por eso nos cautiva y nos atrae. Por eso el tiempo de Adviento nos invita a renovar la ilusión mirando al futuro, superarnos, a saber esperar y desear. Y a repetir insistentemente la oración del Adviento: “Ven, Señor Jesús”. La salvación nos viene de Dios. Con ese deseo caminamos hacia la Navidad, porque en ella esperamos de nuevo encontrarnos con nuestro Dios y salvador.-
Para ese encuentro, tenemos que preparar nuestra morada interior, limpiarla de las impurezas de los pecados, quitar estorbos, adornarla y perfumarla con flores de virtudes y aromas del Espíritu. Virtudes como la esperanza, el amor, la humildad, la vigilancia, limpieza espiritual.
Adviento significa “venida”. Es muy importante en nuestras vidas esperar en Dios, en alguien que viene a salvarnos, alguien que no es uno cualquiera, es el Enmanuel, el Dios con nosotros. Alguien que nos ofrece luz y sentido para nuestra existencia.- Lo peor que puede ocurrirnos es vivir como insensibles al bien, como ciegos, embotados, sin ilusiones ni esperanzas.
El Señor nos previene en el Evangelio : “Velad.¡ Vigilad!”. No vivamos como dormidos. No se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y os hagáis insensibles a la verdad.”Estad siempre despiertos, vigilantes.”
El Adviento es anhelar: no podemos conformarnos con la rutina y la mediocridad. Nuestra capacidad es grande, ilimitada.. Adviento es esperar: esperar es trabajar para que nuestros deseos se realicen. Esperar es poner en movimiento todas las capacidades personales al futuro. Y porque lo que deseamos y esperamos nos sobrepasa, por eso necesitamos orar, suplicar a Dios: Ven Señor, venga a nosotros tu reino, Señor. Sólo Dios tiene palabras de vida eterna. Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Lo dijo claramente:” Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Caminamos al encuentro con Dios, a la unión de amor con Dios. Y cómo se verifica esta su llegada a nosotros y éste nuestro recibimiento : mediante la fe.- Señor, en este tiempo de adviento, auméntanos la fe. ..- Esta adhesión vital al Dios encarnado en Jesucristo, que llamamos fe, tiene grados: puede ser una fe inerte y pasiva, puede ser dudosa, puede estar fatigada, o casi muerta...Danos, Señor, una fe viva, personal, auténtica, eficaz, plena. El encuentro con Cristo se realiza en un “sí” a su palabra, a su evangelio, a sus mandamientos, aceptándole como Maestro,, como salvador, tal y como él mismo se ha definido, y como nosotros en la Navidad queremos reconocerlo y en cierta medida experimentarlo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”
Escuchemos de nuevo lo que nos dice el Apostol San Pablo en la carta que antes hemos escuchado: “ Que el Señor os fortalezca interiormente, para que cuando el Señor vuelva os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro Padre. Proceded para agradar a Dios. Pensad en la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por El habéis sido enriquecidos en todo : en el hablar y en el saber...Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor Nuestro.¡ Y él es fiel ! “- A cuantos lo aceptan , lo reciben , los asocia a sí mismo, los da el poder de llegar a ser hijos de Dios.Como nos recuerda la primera lectura: Dios es nuestro Padre; nosotros somos como la arcilla en manos del alfarero. El es el alfarero; y si nos ponemos en sus manos y nos dejamos moldear por El, seremos obra perfecta salida de sus manos. Si prescindimos de El, seremos unos cacharros rotos e inútiles

lunes, 21 de noviembre de 2011

TERESA PROMETE HACER ESO POQUITO QUE ERA EN MÍ



En el palacio de doña Luisa de la Cerda, Teresa sigue obsesionada con el proyecto de su nuevo convento en Ávila. Y se plantea si debe fundarlo en base a que tenga bienes suficientes para que, con sus rentas, las futuras monjas no tengan que preosuparse de su subsistenicia, o, por el contrario, sin rentas para vivir en pobreza. Y empieza la ronda de consultas.



Escribe al santo fray Pedro de Alcántara y le contesta "a la muy magnífica y religiosísima señora doña Teresa de Ahumada" que su consulta a letrados no era pertinente, porque la cuestión a dilucidar no pertenecía a ese ámbito de doctos teólogos o juristas. Que era asunto muy personal el decidir vivir en pobreza o de rentas," pues en la perfección de la vida no se ha de tratar sino con los que la vive ...y, por tanto, si vuestra merced quisiera seguir el consejo de Jesucristo de mayor perfección en materias de pobreza, sígalo".



En cambio, sus amigos los frailes dominicos le aconsejaban fundar con renta. Teresa pone un paréntesis en la cuestión, porque se le presenta, sin esperarlo, su cuñado Juan de Ovalle con dos misivas que comunicarle. La primera, el fallecimiento repentino de su hermana mayor María de Cepeda, cosa que no le sorprendió a Teresa, porque había tenido una revelación interior, ocho dias antes, presagiando su muerte.¡Cosa de santos! La segunda, para comunicarle que las obras de adaptación de la casa de Ávila para su nuevo convento, habían concluido felizmente, y que habían decidido con su esposa doña Juana de Ahumada trasladarse a Alba de Tormes, pareciéndole que ya no era menester su presencia en Ávila. Y, sin más, se despidieron.



Poco después, le llega a Teresa un recado del provincial alzándole el mandato de estar en Toledo, y que convenía que regresara a su monasterio de la Encarnación, para participar en la elección de priora en agosto. Así se lo anuncia a su señora doña Luisa de la Cerda, que se resiste a dejarla marchar. Pero, dándole esperanza de que volverían a verse pronto, sale de la ciudad del Tajo a últimos de de junio de 1562.


En Ávila, le esperaba la gran sorpresa. La escuchamos:"La noche misma que llegué a esta tierra, llega nuestro despacho para el monasterio y el Breve de Roma, que yo me espanté y se espantaron los que sabían la prisa que me había dado el Señor para la venida". Era el documento papal que sus amigas habían solicitado a Pio IV para que madre Teresa pudiera fundar el convento. El documento estaba extendido en pergamino, en latín, sellado con un sello de cera colorada.



Ya lo tenía todo: casa para su conventito y la licencia del Papa. Tenía hasta la compañía de su hermana querida y de su cuñado Ovalde, del que se despidió en Toledo, a quien le habían venido unas calenturas por lo que no pudo seguir viaje hasta Alba de Tormes.


Y, exactamente, el 24 de agosto de 1562 pudo inaugurar su anhelado convento de San José, y así cumplir su propósito de "hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos

evangélicos con toda la perfección que yo pudiese".


Lo que ocurrió ese día, al amanecer, lo veremos otro día, si Dios quiere. Adios. Con mis saludos-Nicolás.

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL TIEMPO QUE ESTUVE EN AQUELLA CASA,LAS PERSONAS DE ELLA SE MEJORABAN EN SERVIR A DIOS




Teresa, humilde y discreta, vistiendo su sarga parda, debió impresionar a las señoras con trajes lujosos y collares de perlas preciosas. La monja era la mejor joya que doña Luisa de la Cerda podía exhibir a sus amigas de la alta sociedad toledana.




Teresa no perdió el tiempo. En su mente le rondaba siempre la idea de hacer negocio. En Ávila había tenido que abandonar el negocio de su nuevo convento. En Toledo se propuso ganar para Dios a todo el personal del palacio de La Cerda. No podía hacer otra cosa mejor.





A la primera que conquistó, para mejor servir a Dios, fue a la señora de la casa, que terminó siendo temerosa de Dios, y empezó a destacar por su humildad y llaneza. Virtudes que contagiaron a todas las personas de palacio.




Pero no paró ahí su influencia. Un día, asistiendo a Misa, le dijo a Jesús Sacramentado que el cura celebrante podía ser un buen sujeto para amigo común. Y se fue derecho a él para saber en qué disposición estaba para darse del todo a la oración y a la penitencia, en definitiva, para ser un santo. La escuchamos:



Fue el Señor servido, que el tiempo que estuve en aquella casa se mejoraban en servir a Su Majestad las personas de ella, aunque no estuve libre de trabajos y algunas envidias que tenían algunas personas del mucho amor que aquella señora me tenía. Debían, por ventura, pensar que pretendía algún interés.



Estando allí, acertó a venir un religioso, persona muy principal y con quien yo muchos años había tratado algunas veces. Y, estando en misa en un monasterio de su Orden, que estaba cerca de donde yo estaba, me dió deseo de saber en qué disposición estaba aquella alma, que deseaba yo fuese muy siervo de Dios; y me levanté para irle a hablar. Fuíle a llamar y vino a hablarme a un confesonario. Le comencé a preguntar, y él a mí de nuestras vidas. Yo le comencé a decir que había sido la mia de muchos trabajos de alma.





Díjeselo debajo de confesión. Miré los grandes talentos y partes que tenía para aprovechar mucho, si del todo se diese a Dios; porque esto tengo yo de unos años acá, que no veo persona que mucho me contente, que luego querría verla del todo dar a Dios, con unas ansias que algunas veces no me puedo valer. Y aunque deseo que todos le sirvan, estas personas que me contentan es con un gran ímpetu, y así importuno mucho al Señor por ellas. Con el religioso que digo, me acaeció así. Aunque yo le tenía por bueno, no me contentaba, pues le quería muy bueno- Y así le dije: Señor, no me habeis de negar esta merced; mirad que es bueno este sujeto para nuestro amigo (V 34,5-8).





JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO. Domingo 20 nov.



CRISTO REY

En este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey. En esta fiesta avivamos nuestra fe en Jesucristo como rey y señor nuestro, como señor de nuestra vida, creador del universo, fundador y rey de este pueblo universal que es la Iglesia, a la que llamamos el Reino de Dios en este mundo.-


Este reino de Dios tiene su origen histórico en la encarnación del Hijo de Dios, que nació de María Virgen, que predicó un evangelio de salvación, que proclamó la ley suprema del amor, y que por nosotros murió en la cruz, y luego resucitó para vivir permanentemente en medio de nosotros hasta el fin de los tiempos.- El cristianismo no es una doctrina para aprender, es una Persona en la que creer y amar. Cristo al que hay que encontrar y acoger en la propia vida, para dejarnos guiar y conducir por El.


La verdadera realidad de la Iglesia, reino de Dios en el mundo, es una realidad misteriosa, por muchas razones. La primera, porque el rey o cabeza de este reino es Jesucristo, invisible, que actúa por el espíritu, llamando a los hombres por la fe a formar parte de este reino: “El Reino de Dios consiste en que creais que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que sigue habitando en medio de nosotros”, como les dijo a sus discípulos.- Es el reino de la verdad y de la vida, reino de santidad y de gracia, de la justicia, del amor y de la paz. Es una realidad en la que se ha ido plasmando a lo largo de dos mil años el misterio del plan divino respecto a la nueva relación de amor que Dios se digna ofrecer a la humanidad, por medio de Jesucristo, en orden a la salvación de los hombres.


La iglesia, o reino de Dios. no es una fundación humana: nace de una iniciativa divina, de un plan divino: mostrar y realizar su amor a los hombres. Se entra a formar parte del reino de Dios por la llamada interior de Dios, que el hombre escucha y responde por la fe y el amor. Comenzando por los apóstoles y los primeros discípulos, ese primer grupo que se asocia a Jesucristo, resulta de la llamada que a cada uno de ellos le dirigió Jesús:”Ven y sígueme”. Se lo dice expresamente,como nos lo dice a nosotros los creyentes:” No me habeis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros”. Y eso lo ha ido repitiendo a lo largo de la historia. De esta forma, la llamada de Dios dibuja la trayectoria de la palabra invitadora de Dios, que llama a cada conciencia. Cuantos la reciben y la aceptan por la fe, forman la iglesia, el pueblo de Dios, el reino de los llamados por Jesucristo a formar parte de él.-
Esta fiesta de Cristo Rey nos ayuda a descubrir que los hombres y mujeres que pertenecemos al reino de Dios, nos hemos encontrado con Jesucristo. Este encuentro cambia realmente la existencia de las personas , porque da un nuevo sentido a la vida y al destino último. Da una nueva razón de ser en el mundo, una conciencia de un deber moral y de una esperanza distintos de los que no tienen fe. La fe en Jesucristo como nuestro Rey y Señor da confianza y valor para vivir, buscar, amar, trabajar, sufrir y morir.

Sintámonos hoy entre los “llamados por Jesucristo”, y démosle gracias por el don de la fe, por formar parte de su Reino, extendido por todo el mundo.¡Qué riqueza de ideales y de energias ha prodigado en el mundo a lo largo de dos mil años! Este rey invisible al que nos sometemos, nos guia e ilumina interiormente, como el alma en el cuerpo. Como es el alma en el cuerpor, es Jesucristo en la Iglesia. Lo representa como cabeza visible el Papa. Por la iglesia cuerpo visible nos llega la Palabra de Dios, la gracia divina a través de los sacramentos. Muchos reinos ha habido en la historia, que han ido desapareciendo. Este reino de Dios permanecerá eternamente en el mundo. “El cielo y la tierra pasarán. Mis palabras no pasarán”. Su reino no tiene fin.- Alabemos a Jesucristo, Rey de nuestros corazones, camino verdad y vida, único salvador de la humanidad. ¡Venga a nosotros tu reino,Señor”.

martes, 15 de noviembre de 2011

TERESA EN EL PALACIO DE DOÑA LUISA DE LA CERDA EN TOLEDO



Nuestra monja fundadora tiene que abandorar la casuca, pequeñita y pobre, que prepara para su nuevo convento, desplazarse a Toledo para vivir en casa de una de las más grandes señoras del reino de España.¿Lo disfrutará Teresa ? La señora de la Cerda le da de todo, con tal de tenerla contenta y mostrar su agradecimiento por haber aceptado su hospitalidad. Pero a Teresa le sobra todo. No quiere ni probar bocado de los opíparos banquetes que la señora prepara para que sus distinguidas amigas toledanas vayan a conocer a la monja con fama de tener visiones y éxtasis.








Hunde sus pies descalzos en las alfombras y se toca con un velo negro y un sayal de sarga. Lo suyo es vivir en la libertad que ha experimentado desde que optó por pobreza y la descalcez. A su señora la veía esclava de sí misma, porque tenía que vestir y calzar como pedía su condición, nó como se sintiera más cómoda. Aquellas señoras no podían comprender a la monja, ni la monja a ellas. Años después critica la penosa vida de las que se llaman señoras, y reacciona solemnemente. La esuchamos:








"Tomó grande amor conmigo; yo se le tenía harto de ver su bondad, mas casi todo me era cruz, porque los regalos me daban gran tormento, y el hacer tanto caso de mí me traía gran temor".








"Andaba mi alma tan encogida, que no me osaba descuidar ni se descuidaba el Señor; porque estando allí, me hizo grandísimas mercedes, es éstas me daban tanta libertad y tanto me hacían menospreciar todo lo que veía, que no dejaba de tratar con aquellas tan señoras, que muy a mi honra pudiera yo servirlas, con la libertad que si yo fuera su igual"-








"Saqué una ganancia muy grande y se lo decía. Vi que era mujer y tan sujeta a pasiones y flaquezas como yo, y en lo poco que se ha de tener el señorío, y cómo, -mientras es mayor-, tienen más cuidados y trabajos, y un cuidado de tener la compostura conforme a su estado, que no las deja vivir. Comer sin tiempo ni concierto, porque ha de andar todo conforme al estado y no a las complexiones; han de comer muchas veces los manjares más conformes a su estado que no a su gusto".








"Es así que de todo aborrecí el desear ser señora. Dios me libre de mala compostura, aunque ésta,- con ser de las principales del reino-, creo hay pocas más humildes y de mucha llaneza. Yo la tenía lástima y se la tengo, de ver cómo va muchas veces no conforme a su inclinación por cumplir con su estado. Una de las mentiras que dice el mundo es llamar señores a las personas semejantes, que no me parece son sino esclavos de mil cosas" (V 34, 3-4).








¡Basta, por hoy! Todavía nos queda oir á Teresa otras nuevas impresiones de su estancia en Toledo. Nos encanta oirla y seguir tranquilamente sus inesperadas reacciones ante los acontecimientos, que se suceden en aquel palacio. Adios. amigos, y un saludo .




domingo, 13 de noviembre de 2011

TERESA TIENE QUE AUSENTARSE DE ÁVILA POR ORDEN DEL PROVINCIAL






Cuando ya Teresa tenía preparada la casa para fundar su nuevo convento en Ávila. a una mujer importante de Toledo, que se siente morir de pena por haber quedado viuda, se le ocurre pedir al Padre Provincial de los Carmelitas que ordene a nuestra Fundadora que se desplace a Toledo para consolarla Y así lo hizo. Recibió la notia en la noche de Navidad.



Teresa quedó desolada.Cuando la muy magnífica señora priora le llamó aparte mientras iban a cantar maitines en el coro, sin más explicaciones de que el Provincial le ordenaba ir a Toledo, Teresa se creyó lo peor: que el fraile supiera que la monja de la Encarnación seguía con su proyecto de fundar el nuevo convento, y que por eso la castigaba a salir de la ciudad, a veinte leguas de distancia, para impedirla llevar a cabo el proyecto; que qué iba a ser de ella sin poder adivinar el tiempo en que duraría su ausencia; que por qué una monja contemplativa tenía que ir a la ciudad imperial a vivir en un palacio para consolar a una viuda, por muy grande señora del reino que fuere. La esuchamos sus penas y lo que le aconsejó el Cofundador, el Señor del cielo y de la tierra:


"Yo temía harto que, venido el provincial (a Ávila), si algo le dijesen de ello ( del nuevo convento), me había de mandar no entender en ello, y luego era todo cesado. Proveyólo el Señor de esta manera: que se ofreció en un lugar grande, más de veinte leguas de éste, que estaba una señora muy afligida a causa de habérsele muerto su marido. Estábalo en tanto extremo, que se temía su salud".



"Tuvo noticia de esta pecadorcilla, que lo ordenó el Señor así, que la dijesen bien de mí, para otros bienes que de aquí sucedieron- Conocía esta señora mucho al provincial, y como era persona princial y supo que yo estaba en monasterio que salían, pónele el Señor tan gran deseo de verme, pareciéndole que se consolaría conmigo, que no debía estar en su mano, sino que procuró por todas las vias que pudo, llevarme allá, enviando al provincial que estaba bien lejos".



"El me envió un mandamiento, con precepto de obediencia, que luego fuese con otra compañera. Yo lo supe la noche de Navidad. Hízome algún alboroto y mucha pena ver que, por pensar que había en mí algún bien, me quería llevar; que, como yo me veía tan ruín, no podía sufrir esto. Encomendándome mucho a Dios, estuve todos los maitines, o en gran parte de ellos, en gran arrobamiento. Me dijo el Señor que no dejase de ir y que no escuchase pareceres, porque pocos me aconsejarían sin temeridad; que, aunque tuviese trabajos, se serviría mucho Dios, y que para este negocio del monasterio convenía ausentarme hasta ser venido el Breve (la autorización del Papa); porque el demonio tenía armada una gran trama, venido el provincial; que no temiese de nada, que él me ayudaría allí".


"Fue el Señor servido que aquella señora se consoló tanto, que comenzó luego a tener conocida mejoría, y cada día más se hallaba consolada" (V 34, 1-2).



La dejamos a nuestra Fundadora en Toledo, viviendo en el palacio de doña Luisa de la Cerda, como si fuese su psicólogoterapeuta y médico espiritual a domicilio. Les seguiremos contando cómo transcurren los seis meses que pasó sobre alfombras persas y butacas de tercionelo. ¡Adios! Con mi cordial saludo, Nicolás

martes, 8 de noviembre de 2011

NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ ME VISTIERON UNA ROPA DE MUCHA BLANCURA Y CLARIDAD





Teresa, mientras los albañiles van adaptando la casa comprada para su nuevo convento, recibe unos regalos del cielo, que la van cercionando día a día de que su proyecto es viable y bendecido por Dios.


El día 12 de agosto de 1561, fiesta de santa Clara, se le aparece esta santa con mucha hermosura, y le habló directamente:"Dijome que me esforzase y fuese adelante en lo comenzado, que ella me ayudaría. Yo la tomé gran devoción, y ha salido tan verdad, que un monasterio de monjas de su Orden, que está cerca de éste ,nos ayuda a sustentar, y vivimos de limosna, y debe por ventura ser por ruegos de esta bendita Santa, que sin demanda ninguna nos provee Su Majestad muy cumplidamente lo necesario".


Pero, tres dias después, el dia de la fiesta de Nuestra Sra. de la Asunción, tuvo una visión mucho mas inesperada que la anterior. Estando en la iglesia de Santo Tomás , a donde ella solía ir a confesar sus pecados, de repente se ve que la Virgen por una punta y san José por la otra la ponen una capa blanca, que interpreta como signo de la blancura de su alma. Y más aún, le cuelgan en el cuello un collar de oro con la cruz. La escuchamos.



"Estando en estos mismos dias, el de nuestra Señora de la Asuncion, en un monasterio de la orden del glorioso Santo Domingo, estando considerando los muchos pecados que en tiempos pasados había en aquella casa confesado y cosas de mi ruín vida, vínome un arrobamiento tan grande, que casi me sacó de mí. Me senté y me pareció estando así, que me veía vestir una ropa de mucha blancura y claridad. Y al principio no veía quién me la ponia.Despues vi a nuestra Señora., hacia el lado derecho, y a mi padre San José al izquierdo, que me vestían aquella ropa. Se me dio a entender que estaba ya limpia de mis pecados. Acabada de vestir, y yo con grandísimo deleite y gloria, luego me parecio asirme de las manos nuestra Señora. Me dijo que le daba mucho contento en servir al glorioso san Jose, que creyese que lo que pretendía del monasterio se haría y en él se serviría mucho al Se;or y ellos dos, porque ellos nos guardarian".


"Parecía haberme echado al cuello un collar de oro muy hermoso, asida una cruz a él de mucho valor. Este oro y piedras es tan diferente de la de acá, que no tiene comparación" (V 33, 13-14).


Sorprende que mientras los humanos critican y entorpecen el proyecto del nuevo convento, Teresa recibe los aplausos y las bendiciones de los santos, como Clara, la Virgen María y san Jose, con muestras tan evidentes . Seguiremos. Con un cordial saludo , Nicolás

lunes, 7 de noviembre de 2011

CADA UNO OBRE SEGÚN SUS CAPACIDADES O TALENTOS. Domingo del 13 noviembre




Domingo 33 A

En Evangelio que leemos en nuestras misas de los domingos siempre nos hablan de Dios, porque a El le venimos a rezar; pero también nos hablan de nosotros, de nuestro origen , de nuestro fin último; de las virtudes, que tenemos que practicar, de los pecados que tenemos que evitar, de las buenas cualidades, de los vicios y de nuestras posibilidades ; de toda la existencia humana.- En este domingo el Evangelio nos habla de nuestras posibilidades. Y lo hace valíendose de unos ejemplos, de una parábola, la parábola de los talentos. A través de las parábola, el Evangelio nos da nociones sencillas de comportamiento, pero son instrucciones profundas, verdades divinas expresadas y explicadas con toda claridad.

En esta parábola de los talentos el Señor apela a nuestra responsabilidad ante la vida, porque podemos dejar pasar la vida inutilmente, o podemos hacer mucho bien. Apela nuestra responsabilidad individual, porque cada uno tiene la suya, porque cada cual es cada cual: unos tienen más capacidad que otros. Cada uno tiene que desarrollar sus cualidades, sus talentos. Este evangelio nos advierte y estimula a no ser pasotas, perezosos, indiferentes, pasivos. Al contrario, todos debemos llevar a cabo una actividad positiva, hacer las cosas bien, a hacer todo el bien que podamos. No ser como una masa amorfa, como a los que les da igual todo, sino como buen fermento en la masa. Es preciso plantearse las propias posibilidades de acción en el contexto que uno vive, e injertarse en los mecanismos de acción, para rendir más, para ser mejor, para hacer más el bien.


Un cristiano inerte, ausente de toda responsabilidad se parece a ese personaje del evangelio que escondió su talento, para no perderlo, pero que tampoco lo hizo producir, ni le valió para nada. El Evangelio le llama empleado negligente y holgazán, que merece un castigo
También tenemos que acusarnos del pecado de omisión. No basta el minimalismo : “Yo no robo ni mato; no hago mal a nadie”. Hay omisiones que pueden desembocar en unos consecuencias descomunales. El riesgo está en no advertir o en despreciar las consecuencias. Si un niño no estudia, ya sabe a lo que se expone; si un médico descuida al enfermo, o un funcionario no resuelve los asuntos, o lo hace mal...puede tener consecuencias fatales. Es tremenda la responsabilidad humana, es decir , la necesidad imperiosa que tenemos de amar, de hacer rendir nuestras posibilidades, los dones recibidos.

Pensemos qué hubiese pasado si Santa Teresa se hubiese conformado con ser una monja cualquiera, o Teresa de Calcuta...Se hubiese quedada privada la humanidad de unos valores culturales y religiosos enormes.- Nuestra responsabilidad es cosa muy seria, la vida sólo se vive una vez. Preguntémonos cada uno ¿ Qué estoy haciendo del talento de mi vida , de mi trabajo, de mi profesión, de la gracia, de mi vocación humana y cristiana?

Estar dispuestos todos los dias a realizar el bien, a ser fieles cumplidores de nuestros deberes, a esforzarnos. Es la energía que el cristiano ha de encontrar en sí mismo, y que el Evangelio nos invita a todos a poner entre las costumbres de vida, después de haberlas alimentado en el corazón.

Dice San Pablo en la segunda lectura :”Sabeis perfectamente que el Dia del Señor llegará como un ladrón en la noche...Estemos vigilantes y vivamos sobriamente”.- Nadie puede sustraerse al Dia del Señor y a su juicio. Todos seremos iluminados para valorar la calidad de nuestras vidas, lo positivo o negativo de nuestro paso por la historia. Esto da una seriedad muy grande a nuestras acciones y a nuestras omisiones presentes, porque lo que hagamos o dejemos de hacer quedará definitivamente hecho u omitido.

sábado, 5 de noviembre de 2011

SE ME HACÍA LA CASA MUY CHICA



Para su nuevo convento, Teresa hizo venir Ávila a su hermana doña Juana y a su esposo Juan de Ovalle para que comprasen casa en esta ciudad y se acomodasen en ella con los hijos como si fuera propia. Así lo hicieron. Teresa busca dineros y albañiles para irla acomodando para convento. Como ya dijimos ayer, cuando se vió en apuros, sin tener una blanca con que pagar las obras, acudió a San José y milagrosamente le llegaron doscientos ducados que su hermano don Lorenzo le enviaba desde Perú.



Pero la casa le pareció demasiado pequeña, y pensó comprar otra y anexionarla. La escuchamos:



"Hacíaseme la casa muy chica, porque lo era tanto que no parece llevaba camino ser monasterio, y quería comprar otra, pero ni había con qué, ni había manera para comprarse, ni sabía qué me hacer.Había otra que estaba junto a ella, también harto pequeña para hacer la iglesia".


"Y, acabando un día de comulgar, díjome el Señor: ^ya te he dicho que entres como pudieres^; y a manera de exclamación, también me dijo: ^¡Oh codicia del género humano, que aún tierra piensas que te ha de faltar! ¡Cuántas veces dormí yo al sereno por no tener adónde me meter!^. Yo quedé muy espantada, y vi que tenía razón; y voy a la casita y tracéla, y hallé, aunque bien pequeño, monasterio cabal, y no curé de comprar más sitio, sino procuré se labrase en ella de manera que se pueda vivir, todo tosco y sin labrar, no más de como no fuese dañoso a la salud, y así se ha de hacer siempre" (V 33,12).



Nuestra Fundadora, monja en la Encarnación, consiguió permiso para vivir en casa de su amiga doña Guiomar, y desde allí vigilaba las obras de su nuevo monasterio. Un día, estando ya levantadas las paredes, apareció en el suelo la pared principal. Juan de Ovalle se enfrentó con los albañiles y les exigía que la volviesen a levantar a su costa. Cuando lo supo la Fundadora, le pidió a su cuñado que no apremiara a los albañiles, y que les pagase la obra, como si ellos no fueran culpables del derribo. También doña Guiomar interpretó la caida del muro como una señal de que Dios no querría que se hiciese aquella obra, pues pared tan firme se había caido, y así se lo comentó a la madre Teresa. Y le respondió, sin más comentarios:" Si se ha caido, que la levanten".


Otro día ocurrió algo peor en la casita en obras. Juan de Ovalle encontró a su hijo, de tres o cuatro años, caido y medio muerto. Comenzó a dar voces pidiendo auxilio. Lo oyó su cuñada y le pidió que se callara y la dejara a ella sola con el niño. Lo tomó en brazos, rezó a Dios por él, y al cabo de un rato Teresa salió con el niño de la mano y se lo entregó a su madre, que lo creía muerto.


Dias despues, a primeros de septiembre de 1561, en la casa destinada a convento, doña Juana dió a luz un niño. Su tía monja propuso que se llamasé José, y gozaba de cogerlo en sus brazos.



Todas estas cosas sucedían mientras las obras del conventito seguían a buen ritmo.Como vemos, el Cofundador, aunque invisible, se hizo presente de muchas maneras. Ese era Jesucristo.Pero la gente de la calle no lo sabía, por eso ocurrieron cosas, unas santas y otras muy desagradables, que dejamos para otro día. Con un cordial saludo, Nicolás.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

SEÑOR MIO ¿CÓMO ME MANDAIS COSAS QUE PARECEN IMPOSIBLES?





Teresa sigue dando vueltas a su proyecto de fundar un convento nuevo.Ahora ha cambiado de confesor. Se confiesa con un jesuita con el que, sin saber previamente nada de sus andanzas, sintonizó plenamente desde el primer día. Ella fue la primera sorprendida :" En entrando en el confesonario, sentí en mi espíritu un no sé qué, que antes ni después no me acuerdo haberlo con nadie sentido, ni yo sabré cómo fue, ni por comparaciones podría; porque fue un gozo espiritual y un entender mi alma que aquella alma la había de entender...Mas ninguna palabra él amí ni yo a él nos habíamos hablado, ni era persona de quien yo tenía antes ninguna noticia".



Y enseguida le planteó su idea de levantar un nuevo convento. Tampoco esta vez por propia iniciativa, sino a instancias de su cofundador el Señor Dios. Teresa lo dice expresamente con estas palabras: " Desde a poco que le trataba, comenzó el Señor a tornarme a apretar que tornase a tratar el negocio del monasterio y que se lo dijese a mi confesor y a este rector , con muchas razones y cosas para que no me lo estorbasen. Tornó mi confesor a darme licencia, y que pusiese en ello todo lo que pudiese. Yo bien veía el trabajo que me ponía, por ser muy sola y tener poquísima posibilidad".


Y Teresa puso manos a la obra. Lo primero, tener una casa, como sea. Ella no podía comprarla por ser monja sometida a la obediciencia de su priora y carecer de medios económicos para adquirirla. Además, no podía figurar en ninguna parte que estaría destinada a convertirse en un convento. ¿Solución ? Proponerle a su hermana, doña Juana de Ahumada, que la comprase como que era para sí :" Concertamos que se tratase con todo secreto, y así procuré que una hermana mía, que vivía fuera de aquí, comprase la casa y la labrase como que era para sí, con dineros que el Señor dió por algunas vias para comprarla".



A Teresa le llega la hora de tener que afrontar duros trabajos para plasmar en la realidad su idea fundacional: un inmueble, unos albañiles que lo adaptasen para tener capilla, locutorios, celdas, lavadero, y demás dependencias de un convento de clausura, los dineros, y todo lo que hiciera falta. La escuchamos:



"En tener los dineros, en procurarlo, en concertarlo y hacerlo labrar. pasé tantos trabajos y algunos bien a solas; todo el trabajo era mio, de tantas maneras, que ahora me espanto cómo lo pude sufrir. Algunas veces, afligida decía : Señor mio, ¿cómo me mandais cosas cosas que parecen imposibles? que - aunque fuera mujer. ¡si tuviera libertad!. Mas atada por tantas partes, sin dineros, ni de donde los tener, ni para Breve (autorización del Papa), ni para nada, ¿qué puedo yo hacer, Señor?".



Y sobre la marcha, se encontró con el milagro. Tenía necesidad de contratar a unos albañiles, pero no sabía con qué pagarlos, por lo que estaba indecisa de hacerlo o no hacerlo. Se le apareció san José y le sacó de dudas. Los contrató sin tener ni una blanca.¡ Como si nada! Y le llegaron, sin saber cómo, los dineros para pagarlos honradamente.Nuestro asombro es mayor cuando vemos a Teresa con tanta fuerza que desafía a las leyes de lo razonable, y espera la ayuda de Dios, que no le falta.¿Por qué se queja de ser mujer y de tener las manos atadas, cuando es capaz de arrancarle a Dios la libertad para hacer lo que El quiere, que , a la postre, es lo que ella quiere ?



¿Qué convento acabará haciendo Teresa ? Lo seguiremos viendo. Con un cordial saludo, Nicolás.

VELAD Y ORAD PARA NO CAER EN LA TENTACIÓN.Domingo 6 nov



DOMINGO 32 A

También, este domingo, el Evangelio nos refiere por medio de una parábola, un mensaje que tenemos que aprendernos de memoria y recordarlo frecuentemente: “Velad, porque no sabeis ni el día ni la hora”. Digámoslo con otras palabras : No viváis distraídos, vivid atentos ; mirad que el mundo, las costumbres de la vida en las que estáis envueltos, son una asechanza para vivir a vuestro antojo; velad, porque hay acciones malas, que son verdaderamente pecado; que somos seres dañados y enfermos. Esta es la lección de siempre, que impone atención, seriedad, penitencia.

Pero “velad”, no sólo para no caer en la tentación que lleva al mal, sino también “velad” para descubrir cuánta gente buena hay a nuestro alrededor, cuanta belleza hay en el mundo. Y preguntarnos ¿Por qué?.- Porque el mundo es criatura de Dios, porque ha salido de sus manos. Los progresos, los trabajos, las técnicas son emanaciones de la eterna sabiduría y armonía con la que Dios creó el mundo. No dejemos que se nos apague la luz del corazón, como aquellas doncellas del evangelio, que dejaron apagar sus lámparas de aceite, y se quedaron a ciegas en la noche. El mensaje del Evangelio de hoy es bien claro: sed capaces de abrir los ojos y de fijaros en todas las partes donde hay una huella de Dios, descubriendo la armonía del universo, de la materia, de las energias de la vida, del valor del trajo humano, de la bondad de los hombres.

“Velad”, “vigilad” para no caer en la rutina, en la mediocridad, en la imprudencia. Luchad contra la temeridad y la negligencia. Evitad los pecados de omisión. Por no estar atentos, podemos dejar de hacer el bien: podemos perder oportunidades que ya nunca se volverán a presentar.

El Evangelio nos invita también a estar atentos a la palabra que Dios nos dirige a través de nuestra conciencia, o de la lectura de las sagradas escrituras, o en la oración, o del Papa y de nuestros obispos. Dios nos dirige constantemente palabras de aliento, de verdad, de esperanza. De luz. Es lo mismo que nos recuerda San Pablo en la 2ª lectura: “ no os aflijais como los hombres sin esperanza”.- “Velad, porque no sabeis qué día ha de venir nuestro Señor”..

La vigilancia caracteriza, por tanto, la actitud del cristiano. El cristiano es hijo de la luz, no de las tinieblas del pecao, por eso debe estar despierto y resistir a las tinieblas de la desesperación, y
del mal.