jueves, 30 de agosto de 2012







 

Domingo 22 del tiempo ordinario. 2 sept.2012
LA QUEJA DE DIOS

            Un grupo de fariseos de Galilea se acerca a Jesús en actitud crítica.
         Jesús les responde con unas palabras del profeta Isaías que iluminan muy bien su mensaje y su actuación. Estas palabras con las que Jesús se identifica totalmente hemos de escucharlas con atención, pues tocan algo muy fundamental de nuestra religión. Según el profeta, esta es la  queja Dios.
         "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Este es siempre el riesgo de toda religión: dar culto a Dios con los labios, repitiendo fórmulas, recitando salmos, pronunciando palabras hermosas, mientras nuestro corazón "está lejos de él". Sin embargo, el culto que agrada a Dios nace del corazón, de la adhesión interior, de ese centro íntimo de la persona de donde nacen nuestras decisiones y proyectos.
         "El culto que me dan está vacío". Cuando nuestro corazón está lejos de Dios, nuestro culto queda sin contenido. Le falta la vida, la escucha sincera de la Palabra de Dios, el amor al hermano. La religión se convierte en algo exterior que se practica por costumbre, pero donde faltan los frutos de una vida fiel a Dios.
         "La doctrina que enseñan son preceptos humanos". En toda religión hay tradiciones que son "humanas". Normas, costumbres, devociones que han nacido para vivir la religiosidad en una determinada cultura. Pueden hacer mucho bien. Pero hacen mucho daño cuando nos distraen y alejan de la Palabra de Dios. Nunca han de tener la primacía.
         Al terminar la cita del profeta Isaías, Jesús resume su pensamiento con unas palabras muy graves: "Dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". Cuando nos aferramos ciegamente a tradiciones humanas, corremos el riesgo de olvidar el mandato del amor y desviarnos del seguimiento a Jesús, Palabra encarnada de Dios. En la religión cristiana lo primero es siempre Jesús y su llamada al amor. Solo después vienen nuestras tradiciones humanas por muy importantes que nos puedan parecer. No hemos de olvidar nunca lo esencial.

miércoles, 29 de agosto de 2012







AL ORAR, PROCURAR TENER EL PENSAMIENTO EN QUIEN ENDEREZO LAS PALABRAS.

¡ Qué consigna tan breve y tan bella para decirnos cómo debemos orar!

Toda oración, sea vocal o mental, debe apoyarse en ese trasfondo de atención a Cristo, que acompaña a cada cristiano que ora. ¡Cristo ora con quien ora”. El Maestro “nunca está lejos”. Al contrario, está “muy junto” al orante, de suerte que no es menester “dar voces”.

Nuestra Santa señala muy marcadamente el sentido personalista y relacional de la oración. Lo que en ella  interesa no es tanto activar la atención a las palabras ( que también interesa) cuanto abrir y mantener ese trasfondo de atención a la Persona con quien oramos. Dejar que entre ella y el orante fluya y refluya esa comunión de sentimientos, afectos e intenciones que tiene su foco radical en Cristo, misteriosamente presente y orante a nuestro lado.

Y  para avivar esa relación personal con Cristo, lo mejor es hacerla “ a solas”. En un doble sentido: psicológico. como exclusión de pensamientos y ocupaciones profanas, y físico, sin compañía de nadie. La escuchamos:

Quien no pueda retener el entendimiento, que no se fatigue. Sino rece como pudiere; y aún no rece, sino, como enferma, procure dar alivio a su alma. Esto es ya para  personas que traen cuidado de sí, y tienen entendido  no han de hablar a Dios y al mundo junto. Lo que podemos hacer nosotros es procurar estar a solas, para que entendamos con quién estamos y lo que nos para  que entendamos con quién estamos, y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones. ¿ Pensáis que se está callando?. Aunque no le oímos, bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón.”

“ Y bien es consideremos somos cada una de nosotras a quien enseñó esta oración, y que nos la está mostrando, pues nunca el maestro está tan lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto”.

“Y aun es obligación que procuremos rezar con advertencia, y aun plega a Dios que con estos remedios vaya bien rezado el paternóster. Yo lo he probado algunas veces, y el mejor remedio que hallo es procurar tener el pensamiento en quien enderezo las palabras. Por eso, tened paciencia y procurad  hacer costumbre de cosa tan necesaria” (CP 24, 5-6)-

lunes, 27 de agosto de 2012








CÓMO HABEIS DE REZAR VOCALMENTE

Santa Teresa en el capítulo 24  de Camino nos enseña de una manera sencilla y clara cómo hemos de rezar, cuando recitamos oraciones vocalmente como el Padre nuestro, el Ave María o el Credo.¿Bastarán solo decir las palabras para que se conviertan en oración?

Nuestra Santa nos dice claramente que eso no es oración. Faltan los elementos básicos de la oración, como “acto interior”, orar “ en espíritu y en verdad”, y  la oración como trato de amistad con quien sabemos nos ama. Lo dice todo  en esta frase con que se dirige al Señor:” Nunca, Vos, Señor, permitáis que tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos, sea sólo con la boca”.

Reconoce la dificultad que tienen algunas personas que “no pueden” recogerse en su interior, ni pueden “atar el entendimiento” para concentrarse en lo que oran. A esas personas las dice que no dejen de orar,aunque sólo puedan “rezar rezando”, que no dejen de ninguna manera la oración exterior, pues Dios no lleva todos por un mismo camino de hacer oración. Pero a todos sugiere unas soluciones posibles o nó al problema. Ante todo, una consigna fundamental: jamás contentarse con la oración de solas palabras. El rezo maquinal, sin darse cuenta de lo que se dice, no es oración. Hay que orar con consideración, porque la que no advierte con quien habla y lo que pide, y quien es quien pide, y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios.

La segunda consigna que nos da Madre Teresa es que, cuando oremos prestemos atención al Otro, a aquel a quien dirigimos las palabras de la oración. La escuchamos:

“Lo que quiero ahora aconsejaros y enseñaros es cómo habeis de rezar vocalmente, porque es razón entendáis lo que decís. Porque cuando digo “Credo”, razón me parece será que entienda y sepa lo que creo; y cuando “Padre nuestro”, amor será entender quién es este Padre nuestro y quién es el maestro que nos enseñó esta oración. De tal Maestro (Jesucristo) como quien nos enseñó esta oración y con tanto amor y deseo que nos aprovechase, nunca Dios quiera que no nos acordemos de él muchas veces cuando decimos la oración”.

“Pues, cuanto a lo primero, ya sabeis que enseña Su Majestad que sea a solas; que así lo hacía él siempre que oraba. Que no se sufre hablar con Dios y con el mundo, que no es otra cosa estar rezando y escuchando por otra parte lo que están hablando, o pensar en lo que se les ofrece, sin más irse a la mano”(CP 24,1-5).

jueves, 23 de agosto de 2012





POR QUÉ Y PARA QUÉ FUNDÓ HOY SANTA TERESA EL CONVENTO DE SAN JOSÉ

Hace 450 años que una monja de este monasterio de la Encarnación se salio de aquí para fundar uno nuevo también aquí en Ávila, el convento de san José.

Hoy queremos pregunar a nuestra santa Madre Teresa dos cosas:1ª ¿ Por qué te salistes de este monasterio de la Encarnación? Y 2ª ¿Para qué ?
La idea surgió de la manera más sencilla, en una conversación con el grupo de sus amigas, dentro de las paredes de este monasterio de la Encarnación. Para nuestra dicha, sabemos exactamente lo que ocurrió en esa consersación: “Ofrecióse una vez, estando con una persona, decirme a mí y a otras, que si no seríamos para ser monjas de la manera de las descalzas, que aun posible era poder hacer un monasterio. Yo, como andaba en estos deseos, comencélo a tratar con aquella señora, mi compañera”.

Ellas habían oido que algunas congregaciones antiguas, como los franciscanos, las clarisas, habian empezado a practicar una forma de vida religiosa de mas oración, de mayor fraternidad, de más igualdad entre ellas, de más pobreza, y pensaron si no podrían ellas hacer lo mismo.
Y venimos a las preguntas:
Lo primero que queremos preguntarnos, es ¿ por qué tomó una decisión de tanta trascendencia como era salirse de este monasterio de la Encarnación, en el que llevaba viviendo 27 años y en el que estaba contentísima?. Y la respuesta nos la da ella misma: “Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio”.¡Mandome Su Majestad, Dios, que lo procurase con todas mis fuerzas! El nuevo monasterio de san José es, por consiguiente, un don de la gratuidad de Dios a su Iglesia, valiéndose de una  monja abulense de la Encarnación.

Pero  Teresa, como  cualquier persona a quien le ocurre lo que a ella,  que le ha parecido ver a Dios y que le ha encargado algo, se puso a temblar y a dudar si estaba dormida o en sus cabales. Y esto le pasó también a nuestra monja, según ella misma nos lo dice: “Era esta visión con tan grandes efectos y de tal manera esta habla que me hacía el Señor, que no podía dudar que era El.Como veía cosa de gran desasosiego, estaba en duda de lo que haría. Mas fueron muchas veces las que el Señor me tornó a hablar en ello, poniéndome delante tantas causas y razones que yo veía ser claras y que era su voluntad”.La motivación profunda que tuvo nuestra monja fue hacer la voluntad de Dios.  
¿Y para qué quiere fundar un convento nuevo y cómo será ese convento?
Enseguida empezó a esbozar, también aquí en la Encarnación los trazos de esa nueva forma de vida religiosa, que quería abrazar con sus amigas. La escuchamos: 1º) “Me preguntaba qué podría hacer por Dios, y pensé que lo primero era seguir el llamamiento que su Majestad me había hecho a religión, guardando mi regla con la mayor perfección que pudiese”.Una casa en la que se criasen almas que con su oración y ejemplo ayudasen a la Iglesia de Dios y a los que la sustentan, como son los prelados y los predicadores.2º) Un monasterio de pocas monjas, poquitas,no más de trece, a donde se guardase toda la perfección que en mujeres puede haber. 3º ) Que no tuviésemos ningún género de propiedad. Darnos del todo a la oración y mortificación y penitencia, como su espíritu lo deseaba, movidas por el Espíritu Santo, no de la voluntad propia, y estarse a solas en sus celdas meditando  siempre en la ley de Dios.4º) Que sería en una casa propia, muy chica, que procuré se labrase en ella de manera que se pueda vivir, todo tosco y sin labrar, no más de como no fuese dañoso a la salud.

Y por fin llegó el día, tantas veces soñado por ella entre estas paredes de la Encarnación, el 24 de agosto de 1562. Por fin había cumplido lo que Dios la había mandado hacer. “Fue para mí como estar en la gloria ver poner el Santísimo Sacramento, y que se remediaron cuatro huérfanas pobres, y hecha una obra que tenía entendido era para el servicio del Señor y honra del hábito de su gloriosa Madre, que estas eran mis ansias”.

Empezaba a lucir una estrella que daría gran resplandor. La más luminosa en aquel cielo estrellado abulense Aquí en la Encarnación tuvo su origen.¡ Te felicitamos, Madre Teresa, y que sea por muchos años !





DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ,21 B. 26 AGOSTO 2012
    Cada semana, en este día del domingo nos sentimos convocados por Cristo vivo, que nos invita a dejarnos iluminar por la luz de su palabra, contenida en las lecturas que escuchamos, y alimentarnos con el pan de la eucaristia. A beber de esta fuente sacramental que es la Misa, donde mana la gracia que nos purifica y renueva internamente, que nos reanima y fortalece en el espíritu.

  En este domingo, la primera lectura nos recuerda la fidelidad de los hombres a dejarse guiar por los mandamientos de Dios, sintiéndose como creados por El y conducidos por su providencia amorosa.   Ante un pueblo en el que unos eran partidarios de adorar al único dios verdadero y otros a dioses falsos, Josué replicó con entereza “Yo y mi casa serviremos al Señor”.- “Y el pueblo respondió: "¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros...Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios”.

 Como aquellos antepasados que nos precedieron en la fe, celebremos nuestra dependencia de Dios como criaturas suyas. No hay más que un sólo Dios, creador del universo. Todos los demás son ídolos, dioses falsos. No hay más que un sólo Redentor, Jesucristo, el Hijo de Dios vivo. Aclamemos a Jesucristo, como origen y fin del universo. “Por medio de El fueron creadas todas las cosas...Todo fué creado por El y para El”.   Ante el Dios creador, nos ponemos de rodillas para adorarle, y agradecerle la existencia, la vida y el mundo creado por El para nuestro gozo y disfrute.  Con palabras del salmo 33 hemos dicho :”Gustad y ved qué bueno es el Señor”.  La liturgia del domingo nos recuerda este principio básico de nuestra dependencia de Dios y nos invita por ello a bendecirle y alabarle : “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor...Cuando uno le invoca, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias, el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos”.

   El mundo es bueno en la medida en que permanece vinculado a sus orígenes, a su autor y creador. Pero si se olvida de sus orígenes y obra en contra de las leyes universales establecidas por Dios, se desmorona y se vuelve hostil al hombre y a la naturaleza.

 Santa  Teresa escribió un libro que es todo él un comentario a esta verdad de la Sagrada Escritura: “El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios”. Y precisa que una cosas es “ a imagen” y otra “a semejanza”. - No solo tenemos que reconocer en la obra hecha la impronta o el rastro de quien la hizo, sino que Dios se sirvió de El mismo para presentarse como ejemplo para crear al hombre y pedirle que creciera en bondad a semejanza de Dios.  Desde las dos perspectivas - rastro de Dios y su semejanza- el mundo es digno de ser admirado y gozado, descubriendo las huellas de bondad y de belleza del Dios creador, y respetando la semejanza en la que quiere que crezcamos en libertad y en gracia.   Al meditar en estas verdades, nos sentimos responsables de cultivar y desarrollar el mundo en que vivimos, a semejanza de Dios. El hombre no sólo está llamado a habitar, sino también a “construir” el mundo, haciéndose así “colaborador” de Dios. Es una verdad subrayada también por el Concilio :” El hombre, creado a imagen de Dios, ha recibido el mandato  de regir el mundo en justicia y santidad, sometiendo la tierra con todo cuanto en ella hay, y, reconociendo a Dios como creador de todas las cosas, de  relacionarse a sí mismo y al universo entero con El, de modo que, con el sometimiento de todas las cosas al hombre, sea admirable el nombre de Dios en toda la tierra”..
        ¡”Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca”!


martes, 21 de agosto de 2012







EN EL 450 ANIVERSARIO DEL PRIMER CONVENTO DE LA REFORMA TERESIANA


Las Monjas Carmelitas del convento de San José de Ávila están  celebrando con diversos actos el 450 Aniversario de esta Fundación , efectuada por santa Teresa de Jesús el 24 de agosto de 1562.En el 400 Aniversario, año 1962, el Santo Padre envió a la ciudad de Ávila al Cardenal Cento como Legado Pontificio.

Esta vez Benedicto XVI nos ha regalado un extenso y  delicioso mensaje , fechado el 16 de julio pasado, fiesta de la Virgen del Carmen. Señala expresamente “la feliz circunstancia de cumplirse los cuatrocientos cincuenta años del inicio de la reforma del Carmelo, uniéndome a la alegría de la Diócesis abulense, de la Orden del Carmelo Descalzo,  del Pueblo de Dios que peregrina en España y de todos los que en la Iglesia universal han encontrado en la espiritualidad teresiana una luz segura para descubrir que por Cristo llega al hombre la verdadera renovación de su vida”. El documento papal ha contribuido a dar una importancia excepcional a esta efemérides teresiana y a su divulgación por todo el mundo.

Con estos mismos propósitos  el Monasterio de San José ha tenido el acierto de organizar, en su propia iglesia, un ciclo de conferencias en la primera semana también de mes de julio.

Recordemos hoy aquel magistral párrafo con que Madre Teresa define su propósito de fundar el convento de San José: “Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio , y que una puerta nos guardaría san José  y nuestra Señora la otra , y que Cristo andaría con nosotras, y que sería una estrella que diese de sí gran resplandor” (V 32,11).
¡Felicidades en el 450 aniversario del primer convento de la Reforma Teresiana y ad multos annos!

domingo, 19 de agosto de 2012








                        PELEA CON MÁS ÁNIMO

Madre Teresa emplea una tercera argumentación para convencernos de que hay que decidirse a hacer la oración con toda determinación. Por eficacia combativa.

El determinado “pelea con más ánimo”. Para nuestra Santa es ésta una motivación “ que hace mucho al caso”. Tiene de la vida una visión batalladora. Hay que luchar para conseguir algo. El alma mora en un castillo de militantes selectos. Repetirá en varias ocasiones  que “aquí se pelea”, que no hemos venido a otra cosa sino a pelear: “Pelead como fuertes, hasta morir en la demanda”.

La Santa conoce la psicología del soldado. Si no está decidido a darlo todo por conseguir la victoria, el miedo puede con él. Cuando , en cambio, cae en la cuenta de que “ le va la vida en vencer”, está decidido a todo. Así, la ascesis de la voluntad le convierte en fortaleza para la vida. El que se determina en serio a hacer oración, juega con ventaja.La escuchamos:

La otra cosa es ( y que hace mucho al caso) que pelea con más ánimo. Ya sabe que  venga lo que viniere, no ha de tornar atrás. Es como uno que está en una batalla, que sabe, si le vencen, no le perdonarán la vida; y que ya que no muere en la batalla, ha de morir después; pelea con más determinación, y quiere vender bien su vida – como dicen- que no teme tanto los golpes, porque lleva adelante lo que importa la victoria, y que le va la vida en vencer.

Es también necesario comenzar con seguridad de que, si no nos dejamos vencer, saldremos con la empresa; esto sin ninguna duda: que por poca ganancia que saquen, saldrán muy ricos. No hayáis miedo os deje morir de sed el Señor que nos llama a que bebamos de esta fuente (de la oración). Esto queda ya dicho y querríalo decir muchas veces, porque acobarda mucho a personas que aún no conocen del todo la bondad del Señor por experiencia, aunque le conocen por fe; mas es gran cosa haber experimentado con la amistad y regalo que trata a los que van por este camino (CP 23, 5).

jueves, 16 de agosto de 2012




Domingo XX del tiempo ordinario.19 agosto 2012
ALIMENTARNOS DE JESÚS


            Según el relato de Juan, una vez más los judíos, incapaces de ir más allá de lo físico y material, interrumpen a Jesús, escandalizados por el lenguaje agresivo que emplea: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús no retira su afirmación sino que da a sus palabras un contenido más profundo.
         El núcleo de su exposición nos permite adentrarnos en la experiencia que vivían las primeras comunidades cristianas al celebrar la eucaristía. Según Jesús, los discípulos no solo han de creer en él, sino que han de alimentarse y nutrir su vida de su misma persona. La eucaristía es una experiencia central en sus seguidores de Jesús.
         Las palabras que siguen no hacen sino destacar su carácter fundamental e indispensable: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Si los discípulos no se alimentan de él, podrán hacer y decir muchas cosas, pero no han de olvidar sus palabras: "No tenéis vida en vosotros".
         Para tener vida dentro de nosotros necesitamos alimentarnos de Jesús, nutrirnos de su aliento vital, interiorizar sus actitudes y sus criterios de vida. Este es el secreto y la fuerza de la eucaristía. Solo lo conocen aquellos que comulgan con él y se alimentan de su pasión por el Padre y de su amor a sus hijos.
          El lenguaje de Jesús es de gran fuerza expresiva. A quien sabe alimentarse de él, le hace esta promesa: "Ese habita en mí y yo en él". Quien se nutre de la eucaristía experimenta que su relación con Jesús no es algo externo. Jesús no es un modelo de vida que imitamos desde fuera. Alimenta nuestra vida desde dentro.
         Esta experiencia de "habitar" en Jesús y dejar que Jesús "habite" en nosotros puede transformar de raíz nuestra fe. Ese intercambio mutuo, esta comunión estrecha, difícil de expresar con palabras, constituye la verdadera relación del discípulo con Jesús. Esto es seguirle sostenidos por su fuerza vital.
         La vida que Jesús transmite a sus discípulos en la eucaristía es la que él mismo recibe del Padre que es Fuente inagotable de vida plena. Una vida que no se extingue con nuestra muerte biológica. Por eso se atreve Jesús a hacer esta promesa a los suyos: "El que come este pan vivirá para siempre".
         Sin duda, el signo más grave de la crisis de la fe cristiana entre nosotros es el abandono tan generalizado de la eucaristía dominical. Para quien ama a Jesús es doloroso observar cómo la eucaristía va perdiendo su poder de atracción.

miércoles, 15 de agosto de 2012










EL DEMONIO HA GRAN MIEDO A ÁNIMAS DETERMINADAS

Madre Teresa da mucha importancia a que uno se decida a hacer oración con determinada determinación.En la página anterior lo defendía por exigencia del amor.

La segunda razón, que hoy comentamos, es de estrategia defensiva en la lucha ascética. Un espíritu decidido es menos vulnerable. Se sitúa psicológicamente para resistir las acometidas del demonio. “Porque si el demonio le ve con una gran  determinación de que antes perderá la vida y el descanso…, que tornar atrás, muy más presto le dejará”. La consigna vale contra el demonio verdadero, pero también contra el demonio de la cobardía y el de los propios miedos. La determinación es una corazonada contra la propia fragilidad. Todos los demonios se ven previamente derrotados ante ánimas “animosas”. Bien merece la pena escuchar directamente a santa Teresa:

Otra causa es porque el demonio no tiene tanta mano para tentar. Ha gran miedo a ánimas  determinadas; que tiene ya experiencia de que le hacen gran daño, y cuanto él ordena para dañarlas viene en provecho suyo y de los otros, y que sale él con pérdida.

Y ya que no hemos nosotros de estar descuidados ni confiar en esto, porque lo habemos con gente traidora, y a los apercibidos no osan tanto acometer, porque es muy cobarde; mas si viese descuido, haría grandaño- Y si conoce a uno por mudable y que no está firme en el bien y con gran determinación de perseverar, no le dejará ni a sol ni a sombra; miedos le pondrá e inconvenientes que nunca acabe.

Yo lo sé esto muy bien por experiencia, y así lo he sabido decir; y digo que no sabe nadie lo mucho que importa (CP 23,4).



domingo, 12 de agosto de 2012







ORAR CON TODA DETERMINACIÓN

Madre Teresa de Jesús dedica el capítulo 23 de Camino a convencernos de que dedicar un tiempo diario a la oración es cosa muy importante para el crecimiento en la vida espiritual. Parte de que la fe cristiana es una relación personal e íntima con Jesucristo. Esa relación personal e íntima el cristiano tiene que cultivarla con la oración, a la que ha de dedicar un cierto tiempo-¿Cuánto? Eso depende de las posibilidades de cada cual y de la generosidad: pueden ser diez minutos, ¼ de hora, 30 minutos, una hora completa.

Pero lo que importa es que ese tiempo se lo dediquemos al Señor, se lo demos gustosa y generosamente. Que no se nos ocurra dedicar un tiempo a la oración, y en ese tiempo estemos pensando en nuestras ocupaciones, porque eso sería sencillamente un engaño. Hay que dárselo del todo, “libre el pensamiento y desocupado de otras cosas”. Dárselo “ con toda determinación de nunca jamás tornárselo a tomar”.¡Lo que se da no se quita! Santa Teresa nos da tres argumentos contundentes.

El primero es una exigencia del amor: a quien nos ama y nos da tanto, no es razonable que nosotros no le demos un poco de nuestro tiempo.La escuchamos:

La una es que no es razón que a quien tanto nos ha dado y da de continuo, que una cosa que nos queremos determinar a darle, que este cuidadito, no se lo dar con toda determinación, sino como quien presta una cosa para tornarla a tomar. Esto no me parece a mí dar; antes siempre queda con algún disgusto a quien han prestado una cosa, cuando se la tornan a tomar, es especial si la ha menester y la tenía ya como por suya. Con razón le parecerá poquedad y muy poco amor, que aun una cosita suya no quiere dejar en su poner, siquiera por señal de amor.

¿Qué esposa hay que, recibiendo muchas joyas de valor de su esposo, no le dé siquiera una sortija, no por lo que vale, que ya todo es suyo, sino por prenda que será suya hasta que muera? Pues ¿qué menos merece este Señor para que burlemos de él, dando y tomando una nonada que le damos? Sino que este poquito de tiempo que nos determinamos de darle de cuanto gastamos en nosotros mismos y en quien no nos lo agradecerá, ya que aquel rato le queremos dar, démosle libre el pensamiento y desocupado de otras cosas, y con toda determinación de nunca jamás se le tornar a tomar por trabajos que por ello nos vengan ni por contradicciones ni por sequedades, sino que ya, como cosa no mía tenga aquel tiempo ( CP 23,1-2).


jueves, 9 de agosto de 2012

miércoles, 8 de agosto de 2012









NO ESTEIS HABLANDO CON DIOS Y PENSANDO EN OTRAS COSAS

Madre Teresa , mientras escribe enseñándonos que hacer oración es tratar con Dios como trata una esposa con su esposo, de pronto se dirige directamente a Dios y escribe una  vibrante oración. No es en ella en la que piensa, sino en el Otro a quien escucha. De repente, se percibe invadida por la presencia inconmensurable de un Tú, y prorrumpe en las más altas alabanzas. La escuchamos cómo trata a Aquel con quien habla:

“¡Oh Emperador nuestro, sumo Poder, suma Bondad, la misma Sabiduría, sin principio, sin fin, sin haber término en vuestras obras! ¡ Son infinitas sin poderse comprender, un piélago sin suelo de maravillas, una Hermosura que tiene en sí todas las hermosuras, la misma Fortaleza!”.

“¡Oh, válgame Dios!, quién tuviera aquí junta toda la elocuencia de los mortales y sabiduría para saber bien ( como acá se puede saber, que todo es no saber nada para este caso) dar a entender alguna de las muchas cosas que podemos considerar para conocer algo de quién es este Señor y Bien nuestro”.

“¡Oh, válgame Dios!, pues acá, cuando uno se casa, primero saqbe con quién, quién es y qué tiene; nosotras, ya desposadas, antes de las bodas, que nos ha de llevar a su casa- Pues acá no quitan estos pensamientos a las que están desposadas con los hombres, ¿ por qué nos han de quitar que procuremos entender quién es este hombre, y quién es su padre, y qué tierra es ésta adonde me ha de llevar, y qué bienes son los que promete darme darme, qué condición tiene, cómo podré contentarle mejor, en qué le haré placer, y estudiar cómo haré mi condición que conforme con la suya?”.

“Pues, Esposo mio, ¿en todo han de hacer menos caso de vos que de los hombres? Ésta es oración mental, hijas mias, entender estas verdades. Si queréis ir entendiendo esto y rezando vocalmente, muy enhorabuena. No me estéis hablando con Dios y pensando en otras cosas, que esto hace no entender qué cosa es oración mental. Creo va dado a entender. Plega el Señor lo sepamos obrar. Amén” (CP 22, 6-8).



lunes, 6 de agosto de 2012







 PROCUREMOS DELEITARNOS EN ESTAS GRANDEZAS QUE TIENE NUESTRO ESPOSO 

Madre Teresa al tratar sobre la oración pone el énfasis en el trato de amistad con Dios. Y se sirve de las formas de tratamientos sociales, para recalcar la categoría de Aquel con quien tratamos al rezar. Le sirve para recordarnos que no es lo mismo tratar entre dos personas de  la misma clase social, o entre dos partorcitos, que entre dos sabios , y que entre los humanos hay que conocer previamente cómo se ha de tratar a un señor, según su categoría, para no ofenderle haciéndole de menos.

Y concluye que en el orden de nuestra religión, los tratamientos son de otro género. Nuestro Rey divino escucha con más gusto “a un pastorcito humilde” que a los elegantes teólogos “ si no van con humildad”. Cuántas veces nuestras  meditaciones, con sus “elegantes razonamientos”, o con nuestro “pensar mucho”, se convierten en camino largo y tortuoso para que Dios nos escuche. Mejor y más seguro es el trato directo, de “estar con El”, o “cabe El”.

La imagen, preferida por nuestra Santa, del Otro con quien trata en la oración es la de “Esposo”. Esta es la imagen culminante de Teresa, la del amor esponsal. Todos los bautizados estamos desposados con Cristo y aspiramos a las bodas del encuentro definitivo. Mientras tanto, la oración es la mejor manera de tratar con quien estamos desposados. La escuchamos:

¿Quién puede decir es mal, si comenzamos a rezar las horas o el rosario, que comience a pensar con quién va a hablar y quién es el que habla, para ver cómo le ha de tratar?Primero que comencéis la oración vocal que vais  a rezar, es bien ocupéis harto tiempo en la mental. Sí, que no hemos de llegar a hablar a un príncipe con el descuido de un labrador, o como con un pobre como nosotras, que como quiera que nos hablaren va bien”.

“Razón es que, ya que por la humildad de este Rey, si como grosera no sé hablar con él, no por eso me deja de oir, ni me deja de llegar a sí, ni me echan fuera sus guardias, porque saben bien los ángeles, que están allí, la condición de su Rey, que gusta más de esta grosería de un pastorcito humilde, que ve que si más supiera más dijera, que de los muy sabios y letrados, por elegantes razonamientos que hagan, si no van con humildad. Así que, no porque él sea bueno, hemos de ser nosotros descomedidos”.

“Todo lo manda, todo lo puede, su querer es obrar. Pues razón será que preocupemos deleitarnos en estas grandezas que tiene nuestro Esposo, y que entendamos con quién estamos casadas, qué vida hemos de tener”(CP22, 3 y 7).

jueves, 2 de agosto de 2012







Domingo XVIII del tiempo ordinario B- 5 agosto 2012
YO SOY EL PAN DE VIDA

            El pan del alma es Cristom el pan vivo bajadom del cielo, que nos alimenta, a través de su Palabra y del pan de la Eucaristía.
             El evangelio de San Juan habla un diálogo de gran interés, que Jesús mantiene con una muchedumbre a orillas del lago Galilea.
         El día anterior han compartido con Jesús una comida sorprendente y gratuita. Han comido pan hasta saciarse. ¿Cómo lo van a dejar marchar? Lo que buscan es que Jesús repita su gesto y los vuelva a alimentar gratis. No piensan en nada más.
         Jesús los desconcierta con un planteamiento inesperado: "Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura hasta la vida eterna". Pero ¿cómo no preocuparnos por el pan de cada día? El pan es indispensable para vivir. Lo necesitamos y debemos trabajar para que nunca le falte a nadie.
         Jesús lo sabe. El pan es lo primero. Sin comer no podemos subsistir. Por eso se preocupa tanto de los hambrientos y mendigos que no reciben de los ricos ni las migajas que caen de su mesa. Por eso condena a los terratenientes insensatos que almacenan el grano sin pensar en los pobres. Por eso enseña a sus seguidores a pedir cada día al Padre pan para todos sus hijos.
         Pero Jesús quiere despertar en ellos un hambre diferente. Les habla de un pan que no sacia solo el hambre de un día, sino el hambre y la sed de vida que hay en el ser humano. No lo hemos de olvidar. En nosotros hay un hambre de justicia para todos, un hambre de libertad, de paz, de verdad. Jesús se presenta como ese Pan que nos viene del Padre, no para hartarnos de comida sino "para dar vida al mundo".
         Este Pan, venido de Dios, "perdura hasta la vida eterna". Los alimentos que comemos cada día nos mantienen vivos durante años, pero llega un momento en que no pueden defendernos de la muerte. Es inútil que sigamos comiendo. No nos pueden dar vida más allá de la muerte.
         Jesús se presenta como ese Pan de vida eterna. Cada uno ha de decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir. Pero, creer en Cristo es alimentar en nosotros una fuerza indestructible, empezar a vivir algo que no terminará con nuestra muerte. Seguir a Jesús es entrar en el misterio de la muerte sostenidos por su fuerza resucitadora.
            Al escuchar sus palabras, aquellas gentes de Cafarnaún le gritan desde lo hondo de su corazón: "Señor, danos siempre de ese pan". Desde nuestra fe vacilante, nosotros  nos atrevemos a pedir algo semejante.