domingo, 30 de enero de 2011

TERESA, COMO CRUCIFICADA ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA



Teresa busca unirse a la existencia de Jesucristo, tambien en la cruz. La cruz, como experiencia existencial, de amor total, conjugando amor y dolor , siguiendo las huellas del Crucificado. Teresa es radical en sus decisiones como cristiana, porque sabe que Jesús llama al hombre a que le siga, a que tome su cruz y a que venza, crucificada, a si misma y al mundo.


Teresa se ve crucificada de una forma muy expresiva: porque ni está en el cielo ni está en la tierra Eso es la cruz. Pero cruz es tambien la noticia de Dios, porque experimenta lo indefinido . Dios está por encima del entendimiento humano y ella recibe de Dios " una noticia admirable". Entiende que no entiende. Goza y pena . Transita por la muerte, y experimenta un contento tan grande en el padecer dolores de muerte, que nunca jamás ha experimentado nada tan sabroso. Lo que ella define un "recio martirio sabroso". Así es el lenguaje de los místicos.La vida nace de la muerte.La escuchamos:


Me acordaba de lo que dice san Pablo, que estaba crucificado al mundo. Me parece que está así el alma, que ni del cielo le viene consuelo ni está en él, ni de la tierra le quiere ni está en ella, sino como crucificada entre el cielo y la tierra, padeciendo sin venir socorro de ningún cabo.


Porque el que le viene del Cielo ( que es ,como he dicho, una noticia de Dios tan admirable, muy sobre todo lo que podemos desear), es para más tormento porque acrecienta el deseo de manera que - a mi parecer. la gran pena algunas veces quita el sentido, sino que dura poco sin él. Parecen unos tránsitos de la muerte, salvo que trae consigo un tan gran contento este padecer, que no sé yo a qué lo comparar.


Ello es un recio martirio sabroso, pues todo lo que se le puede representar de la tierra al alma, aunque sea lo que suele ser mas sabroso, no admite ninguna cosa, y enseguida lo lanza de sí. Bien entiende que no quiere sino a su Dios. Pero no ama ninguna cosa particular de El, sino todo junto le quiere y no sabe lo que quiere.


Todo se me olvida con aquella ansia de ver a Dios, y aquel desierto y soledad le parece mejor que toda la compañía del mundo.


Amigos y hermanos, Teresa nos invita a acercarnos a Dios, a adorarlo y a glorificarlo. Con un cordial saludo. Nicolás González

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