miércoles, 17 de abril de 2013







DOMINGO DE PASCUA IV. DOMINGO DIA 21 DE ABRIL

El tema central de este Evangelio: Jesucristo es como un Pastor bueno. Con esta imagen se designaba en su tiempo al que estaba al frente de un pueblo, por tener la misión de apacentarlo, de regirlo, de defenderlo y de cuidarlo. El hombre se sentía guiado, conducido, protegido por ese guía bueno y fiel, que se designaba metafóricamente con el nombre de Pastor... Esto no era nada humillante para el hombre, pues se sentía bajo una protección superior a él,bueno y fiel. La imagen del Buen Pastor es muy frecuente en los salmos y se aplica a Dios, a quien se le invoca como guia y pastor de su pueblo, su creador y señor, su fiel proveedor, que ama a su pueblo y poderosamente lo rige. Por eso Jesucristo que es la presencia misma del pastor divino, se llama también a sí mismo el buen pastor. Y nosotros le invocasmos piadosamente con palabras del salmo 22:” El Señor es mi pastor, nada me falta”. Jesucristo es mi pastor, en quien puedo confiar, al que pertenezco, a cuya conducción me someto,a cuya providencia me entrego. El está cerca de mí, me apacienta y me rige.-   Dejarse guiar por este Pastor, es estar seguro de caminar por sendas rectas, porque Dios es bueno, es el Dios de toda consolación, el omnipotente, el santo, y como tal no puede querer más que nuestro bien.- Dejarse guiar por este Pastor es estar seguro de ser llevado a verdes campiñas del espíritu donde podamos acampar, descansar en paz, y donde podamos sentirnos refrigerados en medio del trabajo y de las zozobras de la vida
 Por eso llamar a Jesucristo nuestro Pastor, el Mesias, el Cristo Salvador, no lo podemos decir sin un acto profundo de fe. Y como tal lo aceptamos gozosamente. Y podemos seguir diciendo con el salmista: “ Aunque camine por cañadas oscuras, por barrancos tenebrosos, nada temo, porque tú estás conmigo”..-  Pretender que Jesucristo nos conduzca sólo por sendas fáciles es una utopía. A cada uno de nosotros la vida nos leva por senderos tortuosos, caminos en que nos vemos asaltados, como oveja descarriada, por los lobos de la existencia, por buitres ambrientos... Lo que Cristo proporciona al caminante es no temer mal alguno. Caminando con El o El con nosotros, no podemos temer mal alguno. No cambia la naturaleza del camino, lo que cambia es la situación, el ánimo del viadante. Pues todo lo que nos rodea y oprime, lo que nos cansa o desespera, no es en el fondo mal alguno, sino el camino normal de la vida y de la salvación. “ Porque Tú estás conmigo, no temo mal alguno”.   La imagen del Buen Pastor nos sirve para actualizar la idea central del cristianismo : Cristo viviente habitando en el centro del hombre, como sustentando su forma de vivir y de morir, poniendo luz con su Evangelio en las oscuridades de la conciencia humana, y como fuerza esperanzadora en el sufrimiento y en el dolor. Cristo viviente en el corazón del hombre, suscitando esperanza , arrepentimiento, perdón, alegría, amor, agradecimiento, eso es lo que significa Jesucristo el buen Pastor de nuestras almas.  Mis ovejas escuchan mi voz”. Jesucristo habló para todos, pero no todos le escucharon ni se escuchan. Esto es así, porque Dios es coherente con el respeto a la libertad humana. Le escuchará quien quiera escucharle; comprenderá su palabra, quien quiera comprenderla. Con la palabra de Dios pasa como con las ondas que llenan la atmósfera; nadie las advierte, salvo el que está provisto de su correspondiente aparato de radio capaz de captar la emisión que uno busca. Y sólo las capta y las comprende quien sabe poner el propio aparato en situación de escucha.


  Es tambien legítimo aplicar la imagen a aquellas personas que en la iglesia tienen la misión de personificar públicamente la misión de Jesucristo, y así se llama al Papa, Pastor de la igflesia universal; y a los obispos, pastores de sus dióecesis; o al párroco, Pastor de su Parroquia. Porque unos y otros han sido constituidos para ser guias, que conduzcan y defiendan al pueblo de Dios. Como buenos pastores, el Papa y los Obispos  alimentan a los fieles con los pastos saludables de los sacramentos, con la predicación y catequesis; corrigen las malas costumbres, promueven la paz, la justicia, la piedad, la disciplina, el orden y todos esos valores que están en la conciencia colectiva del pueblo cristiano.

  Aceptemos gozosamente pertenecer a este rebaño del pueblo de Dios que es la Iglesia, y acojamos la voz invisible de Jesucristo Pastor espiritual de nuestras almas, y la de sus representantes en el mundo.

 

 

 

 

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