martes, 12 de febrero de 2013










MIÉRCOLES DE CENIZA

   En este Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de Cuaresma. La Cuaresma ha sido el tiempo litúrgico más característico del cristianismo. Un tiempo en el que la Iglesia nos invita a escuchar con más frecuencia la Palabra de Dios, rumiarla, rezarla, meditarla, abrirnos a ella y confrontar nuestra existencia a la luz de la Palabra de Dios.

   La liturgia de la Cuaresma está transida de símbolos y de actos que ayudan y hacen visible el camino cristiano de la conversión, tales como la imposición de la ceniza, el ayuno y la abstinencia, la mortificación, la confesión de los pecados, la limosna y la cruz. Pero, ante todo y sobre todo, en este tiempo cuaresmal nuestra oración personal debe ser más frecuente y habitual, más pausada, cordial, humilde, seria y profunda, para seguir de cerca el misterio de Cristo, camino de la Cruz y de su resurrección.

Así nos lo ha recordado  Benedicto XVI en su reciente Mensaje: “En este tiempo de Cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontremos en nuestra vida”.

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