miércoles, 20 de abril de 2011

¡TE BENDECIMOS,SEÑOR,PORQUE CON TU CRUZ HAS REDIMIDO AL MUNDO!




VIERNES SANTO
Mientras hemos escucha el evangelio de la pasión, hemos acompañado a Jesucristo, nuestro salvador, por el via crucis, por el camino que le llevan hasta clavarlo en la Cruz.- Es el gran misterio del dolor, que nunca podremos comprender.






Pilato sabe que este condenado es inocente; busca el modo de liberarlo; pero su corazón está dividido, y al final prefiere su posición personal, su propio interés, al derecho y a la justicia.Y los que gritan pidiendo la muerte, están sometidos a la influencia de la muchedumbre, gritan porque gritan los demás y porque gritan los demás. La sutil voz de la conciencia es sofocada por el grito de la muchedumbre,por el miedo a la prepotencia de la mentalidad dominante..Sucedió entonces, y sigue sucediendo así a lo largo de la historia: los justos son maltratados, condenados.






Cuántas veces hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia.El más santo y bienhechor de la humanidad es clavado en la cruz. Todo su cuerpo está martirizado. Asume conscientemente todo el dolor de la crucifixión, porque eran nuestros sufrimientos los que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba.—Detengámonos ante esta imagen de dolor, ante el Hijo de Dios sufriente.Ante el Señor condenado, que no quiere usar su poder para descender de la cruz, sino que soportó el sufrimiento de la cruz hasta el final, amando y perdonando a sus asesinos. Mirémosle en los momentos de satisfacción y gozo, para aprender a respetar sus límites, y a ver la superficialidad de todos los bienes puramente materiales. Mirémosle sobre todo en los momentos de adversidad y angustia, para reconocer que precisamente así estamos cerca de Dios, para dejarnos clavar a él, sin ceder a ninguna tentación de apartarnos de El, ni a las burlas que nos inducen a darle la espalda; para aprender a no desertar ante lo que debemos hacer.




Fijémonos en el letrero que pusieron encima de la cruz:” Jesús el Nazareno, el Rey de los judios”. El crucificado es verdaderamente el rey del mundo. Ahora ha sido realmente “ensalzado”. En su descendimiento, en su total despojamiento de la vida, es cuando realmente ascendió al todo. Ahora ha cumplido radicalmente el mandamiento del amor, ha cumplido el ofrecimiento de si mismo y, de este modo, manifiesta al verdadero Dios, al Dios que es amor. Ahora sabemos que es Dios. Sabemos cómo es la verdadera realeza.






Jesús reza el salmo que comienza con estas palabras:”Dios mio, Dios mio, ¿ por qué me has abandonado?”. Asume en sí a toda la humanidad sufriente, a todos los que padecen, el drama de la oscuridad de Dios, por la que todos pasamos, manifestando de este modo a Dios, proclamando la existencia de Dios, justamente donde parece estar definitivamente vencido y ausente. La cruz de Jesús es un acontecimiento cósmico. El mundo se oscurece cuando el Hijo de Dios padece la muerte. La tierra tiembla. Y junto a la cruz nace la Iglesia en el ámbito de los que reconocen y entienden que Jesús es el Hijo de Dios, como así lo reconoció el centurión romano. El no está sólo. Allí están los fieles: María su madre, María Magdalena, y el discípulo que él amaba .Desde la Cruz, Jesucristo siempre triunfa de nuevo.




También en este momento histórico ,nosotros vivimos en la oscuridad de Dios. Por el gran sufrimiento, y por la maldad de los hombres , el rostro de Dios, el rostro de Jesucristo, aparece difuminado, irreconocible. Pero tambien hoy, Señor, en la cruz te haces reconocer. Porque eres el que sufre y el que ama. Y por eso en la cruz has triunfado. En esta hora de oscuridad y turbación, ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en ti y a seguirte en el momento de la necesidad y de las tinieblas. Muéstrate de nuevo al mundo en esta hora. Haz que se manifieste tu salvación, haz brillar la luz de la esperanza.- El Dios escondido permanece siempre como Dios vivo y cercano. Creamos firmemente en él, porque el Señor muerto en la cruz sigue siendo nuestro Señor y Salvador.

Desde la igllesia del M0nasterio e la Encarnación de Ávila,con todo afecto y devoción, su CXapellán Nicolás González




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