miércoles, 1 de diciembre de 2010

PROCUREMOS SIEMPRE MIRAR LAS COSAS BUENAS QUE VIÉREMOS EN LOS OTROS

MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN. Confluencia de dos claustros, norte y oeste.
Por ellos, iba y venía Teresa de Jesús, durante treinta años.


En Teresa descubrimos, esta tarde, tres datos muy provechosos para nuestra vida humana y cristiana. Primero, que a nosotros nos toca tan sólo regar el huerto, porque las flores y los frutos sólo los da Dios. Segundo, cuando sintamos pena por los demás, sea con razón. Tercero, que procuremos siempre mirar las cosas buenas en los otros, y tapar sus defectos.

Qué confesión tan sabia, basada en su experiencia, hace Teresa cuando dice, sin rodeos, que en muchos años que se pasó animando a sus compañeras a que tuviesen oración, solas tres se aprovecharon de lo que les decía. Y, después, cuando ya el Señor me había dado más fuerzas en la virtud, en dos o tres años se aprovecharon muchas, como después diré. ¡Claro! El Señor nos hace palpar que no son nuestros argumentos los que convencen a otros a tener fe o a crecer en ella, sino Dios, cuando quiere y como quiere. La fe se propone, no se impone. La fe actua en los grupos humanos a la manera de la levadura en una masa. En una gran cantidad de harina amasada con agua, pones una pequeña levadura, fermenta la masa por contagio y lo convierte en blanco pan. La fe verdadera en un cristiano se difunde por contagio. La fuerza que Dios imprime en el testigo, es la mejor propuesta de fe para los otros.

Segundo. A Teresa le hacía perder la paz, el estar constantemente apenada porque sus compañeras no fueran todo lo virtuosas que ella las quería.Y nos advierte que esa es una sutil tentación del demonio: Es menester,-dice-, entenderse y andar con cuidado de tener pena de los pecados y faltas que ven en los otros. Inquieta esto tanto, que impide la oración. Y el mayor daño es pensar que es virtud y perfección y gran celo de Dios. Otra cosa son las penas que dan los pecados públicos o los daños que hacen a la Iglesia estas herejías, a donde vemos perder tantas almas- Esta pena es muy buena, y como lo es buena, no inquieta.

Tercero.Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Es una manera de obrar, y con ella se viene a ganar una gran virtud, que es tener a todos por mejores que nosotros, y se comienza a ganar por aquí con el favor de Dios.


Amigos del BLOG. Os invito a reflexionar un poco en estos pensamientos de nuestra Santa, que a mí, personalmente, me han hecho mucho bien. Con mi saludo fraternal ,Nicolás González

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