lunes, 22 de febrero de 2010

EL EVANGELIO, SEGÚN SANTA TERESA.V.

Doncella, con un libro a la derecha.
Imagen labrada en plata.Juan de Arfe, 1571.
EVANGELIO SEGÚN SANTA TERESA. V

En nuestros días, con la distancia de más de cuatrocientos años, Santa Teresa sigue gozando de una estima universal. Y no es gratuita esta afirmación, ni puede sonar a nadie como una cortesía hacia esta gran mujer. Apelo a las visitas que llegan a este Monasterio de la Encarnación de Ávila, día tras día. Autobuses llenos de peregrinos de Hispanoamérica, de los Estados Unidos, y de todos los países europeos, incluso de Corea del Sur y de Japón. También familias enteras en vehículos propios.

Vienen interesados por conocer a esta gran mujer, de ingenio penetrante, de imaginación viva, de corazón de fuego, de fe firme, de profunda humildad, compendio de todas las virtudes, que seduce con solo mirarla.


Y también es actual su doctrina fuerte y vigorosa. Incita al sacrificio, porque sin sacrificio no hay grandeza posible. La pedagogía de nuestra Santa es contraria a la educación frívola, blandengue, facilona, sin religión, que fomenta las pasiones que ciegan y embrutecen a los educandos.

Pues volvamos a su doctrina, forjadora de mujeres y de hombres enteros, de una vez.


Es hermoso trueque dar nuestro amor por el de Dios.

Es tanto como nada una determinacioncilla. Pues sin lo que es nada quiere su Majestad que compremos el todo, no seamos desatinados.

¿Qué nos cuesta pedir mucho, pues pedimos al Todopoderoso? Vergüenza sería pedir a un gran emperador un maravedí (un céntimo).

En obedecer y no ofender al Señor está todo el remedio para no ser engañados-

Nunca las virtudes fingidas vienen sin ninguna vanagloria: las que da Dios están libres de ella.

Si no procuráis virtudes y ejercicio de ellas, siempre os quedareis enanos.

No hagáis torres sin fundamento, que el Señor no mira tanto la grandeza de las obras, como el amor con que se hacen.

AMEN

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