jueves, 3 de diciembre de 2009

TERESA, ENAMORADA DE JESUCRISTO


La joven Doña Teresa de Ahumada se metió monja porque estaba enamorada de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado. Quería identificarse totalmente con El. Pero hasta llegar a esta identificación, tuvo que pasar por una transformación de tal naturaleza que el Evangelio la compara a un segundo nacimiento. Teresa tuvo que “nacer de nuevo”.

Esta es la fascinante aventura que corrió nuestra querida monja, por los claustros del Monasterio de la Encarnación de Ávila, Doña Teresa de Ahumada, hasta llegar a ser Santa Teresa de Jesús.

Este proceso de transformación pasa dentro de ella. Podemos decir algo sobre ello, porque nuestra monja escribió el diario de su alma, conocido como el “Libro de su Vida”.

Pues ya tenemos a Teresa de Ahumada saliendo al encuentro de Jesucristo. ¿Pero de qué Jesucristo habla en el Libro de la Vida? De Jesucristo se puede escribir de dos maneras: del Jesucristo histórico, y del Jesucristo presente. Los historiadores han dedicado obras extensas narrando detalladamente la vida del hijo de José y de María, desde la cuna en Belén hasta su muerte en el Gólgota.

Cuando Teresa habla de Jesucristo se refiere al Viviente, a Alguien que le habita en su alma. Para ella, Jesucristo es una persona que la invita a dejarse amar por El, a dejarse vivificar por su gracia.

A nuestra Santa le sale al encuentro el mismo Jesucristo que se le apareció a San Pablo, en el camino de Damasco. Para San Pablo la conversión consistió en percatarse de que era perseguido en lugar de perseguidor. Este hombre se vió acosado por una fuerza personal, por un nombre que en el instante quebró todas las seguridades de su existencia y aglutinó toda la luz de certeza , de bondad y de verdad, necesarias para seguir existiendo.

Este mismo es el Cristo de Teresa: el Cristo viviente, el que muerto y resucitado, ha sido constituido por Dios principio y ejemplar de un vivir nuevo, el primogénito de la nueva creación y garantía de una humanidad redimida. Presencia sustentadora de un nuevo vivir, que es el vivir en cristiano.

Y en las vivencias del amor hay grados de intensidad y de entrega. En Santa Teresa se fue dando progresivamente hasta llegar a la donación total. Iremos recorriendo su aventura paso a paso.

Adiós, amigos.Que Dios os bendiga

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