lunes, 26 de octubre de 2009

TERESA , UNA JOVEN ORGULLOSA DE SI MISMA

TERESA , UNA JOVEN PRESUMIDA
Alos 50 años, Santa Teresa se ve así cuando era joven:
Comencé a traer galas y a desear contentar en parecer bien, con mucho cuidado de manos y cabello y olores y todas las vanidades que en esto podía tener, que eran hartas, por ser muy curiosa . No tenía mala intención, porque no quisiera yo que nadie ofendiera a Dios por mí. Durome mucha curiosidad de limpieza demasiada y cosas que me parecía a mí no eran ningún pecado, muchos años. Ahora veo cuán malo debía ser.
Tenía primos hermanos algunos , que en casa de mi padre no tenían otros cabida para entrar, que era muy recatado, y pluguiera a Dios que lo fuera de éstos también. Porque ahora veo el peligro que es tratar en la edad que se han de comenzar a criar virtudes con personas que no conocen la vanidad del mundo, sino que antes despiertan para meterse en él. Eran casi de mi edad, poco mayores que yo. Andábamos siempre juntos. Teníanme gran amor, y en todas las cosas que les daba contento los sustentaba plática y oía sucesos de sus aficiones y niñerías nonada buenas; y lo que peor fue, mostrarse el alma a lo que fue causa de todo su mal.
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Hemos leido el párrafo 2 del capítulo 2º del Libro de la Vida, escrito por Santa Teresa.
De sus años jóvenes recuerda que le gustaba cuidar sus encantos naturales, para “parecer bien”. Y adornar y perfumar su cuello y sus manos. Se percibe hermosa y atrayente. Nos revela que se gozaba en parecer así ante sus primos.”Andábamos siempre juntos, teníanme gran amor”.
Se sentía feliz con tenerlos contentos. Les hablaba, desde su singularidad irrepetible, con el encanto de sus labios virginales, y abría sus oidos a las hazañas que sus primos habían tramado para demostrar su virilidad arrolladora o sus niñerías pueriles. ¿Sólo eso?
Cuando escribe estas páginas, es tenida por santa y ejerce de Madre Priora en su convento abulense de San José. Flota sobre sus recuerdos juveniles, dando a entender lo que sus novicias, cuando la lean, habrán de suponer lo que pasa, en la juventud, a todo el mundo.
¡Han sido años tan plenos de vida! Se le van las palabras ,sin querer. “Lo peor fue mostrarse el alma”. No te excuses, Madre Teresa. Lo propio de la amistad entre jóvenes es hacerse confidencias mutuamente. Abrirse el alma, como cuando uno se confiesa. Intimar. Desvelarse sus secretos.
No hace falta que te excuses, Madre Teresa, con advertir a los padres que tengan cuidado con las amistades y compañías de los hijos. Porque “se va nuestro natural antes a lo peor que a lo mejor”. ¿Y se lo dices a los padres, para que copien de los tuyos? ¿Y también a los hijos, para que reaccionen como tú en semejantes situaciones? Sí. Tus padres como tu, estabais orgullosos de seguir los mandamientos promulgados por Jesucristo, siendo buenos cristianos, viviendo en el amor y en temor de Dios.
Madre Teresa, te prometemos seguir tus caminos. Llévanos de la mano.
Adios, amigos del Blog. Vuestro Capellán.

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