Día octavo
Lector.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Señor Nuestro Jesucristo, que por el amor que teneías a Santa Teresa le encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la suya tuya. Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a nuestra especial protectora Santa Teresa de Jesús.
Todos.- Acepta, Señor, nuestra oración en satisfacción de los pecados cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los méritos de Santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan posdesignios amorosos de tu Corazón.
Lector.- Santa Madre, Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos, cuando vivías en el mundo, siendo por esto muy querida de cuantos te conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos.- Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede apartarnos del bien, viviendo como tú viviste y muriendo como tú, purificados por el amor de nuestro Dios y Señor.
Meditación
Humildad de Santa Teresa
La humildad es el conocimiento de nuestra miseria junto a una confianza grande en el Señor, que todo lo puede y nos quiere ayudar. La verdadera humildad no inquieta, ni turba, ni acongoja el alma, sino la dilata y hace más hábil para servir a Dios. Comunica paz y sosiego. Engendra la generosidad y la confianza en Dios. Porque no puede haber humildad sin amor, ni amor sin humildad. Santa Teresa entendió de verdad que sólo los pecados eran hierba de su huerto, y que al Señor debía todo el bien que obraba.
¿Somos humildes? ¿Estamos convencidos de que no podemos nada por nosotros mismos, pero que podemos cosas grandes apoyados en Dios? Imitemos a Santa Teresa que supo reconocer la verdad de las palabras de Cristo: “Sin Mi nada podéis hacer”, junto con aquello de San Pablo: “Todo lo puedo en Dios que me conforta”.
Oración
Lector.- Señor, movidos por la promesa que hiciste a Santa Teresa de no negar lo que ella te pidiera, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Todos.- Diste palabra, Dios mio, y tu palabra no puede faltar. Tu dijiste: “Los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no faltarán. Sé, Señor, fiel a tu promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Lector.- Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo, totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
Día noveno
Lector.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Señor Nuestro Jesucristo, que por el amor que teneías a Santa Teresa le encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la suya tuya. Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a nuestra especial protectora Santa Teresa de Jesús.
Todos.- Acepta, Señor, nuestra oración en satisfacción de los pecados cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los méritos de Santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan posdesignios amorosos de tu Corazón.
Lector.- Santa Madre, Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos, cuando vivías en el mundo, siendo por esto muy querida de cuantos te conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos.- Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede apartarnos del bien, viviendo como tú viviste y muriendo como tú, purificados por el amor de nuestro Dios y Señor.
Meditación
Paciencia y mortificación de Santa Teresa
La paciencia nos enseña a tolerar con igualdad de ánimo y hasta con alegría los males de la vida. La mortificación sirve de instrumento para alcanzar todas las virtudes, que no llegan a poseerse sin esfuerzo. Con la paciencia y mortificación, dice santa Teresa, nos vencemos a nosotros mismos y tenemos paz. Ella tomó como lema; “ O padecer o morir”, y creía que su vida era inútil si no padecía por Dios.
El merecer no está en gozar, sino en obrar, padecer y amar. Miremos nuestro amor al padecer y podremos deducir nuestro aprovechamiento en la virtud. Para llegar hasta conseguir alegría en los sufrimientos, pensemos en el premio, en la corona, en la salud que por ellos se alcanza. Pidámoslo por intercesión de Santa Teresa.
Oración
Lector.- Señor, movidos por la promesa que hiciste a Santa Teresa de no negar lo que ella te pidiera, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Todos.- Diste palabra, Dios mio, y tu palabra no puede faltar. Tu dijiste: “Los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no faltarán. Sé, Señor, fiel a tu promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Lector.- Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo, totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
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