Día cuarto
Lector.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Señor Nuestro Jesucristo, que por el amor que teneías a Santa Teresa le encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la suya tuya. Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a nuestra especial protectora Santa Teresa de Jesús.
Todos.- Acepta, Señor, nuestra oración en satisfacción de los pecados cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los méritos de Santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan posdesignios amorosos de tu Corazón.
Lector.- Santa Madre, Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos, cuando vivías en el mundo, siendo por esto muy querida de cuantos te conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos.- Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede apartarnos del bien, viviendo como tú viviste y muriendo como tú, purificados por el amor de nuestro Dios y Señor.
Meditación
Amor de Santa Teresa a Jesús Sacramentado
Jesús en la Eucaristía es el regalo más maravilloso de Dios a los hombres, la manifestación de su corazón de Padre, el remedio de todos nuestros males. Se quedó con nosotros para no dejarnos solos; y para transformarnos en Él, se convirtió en alimento. Santa Teresa supo agradecer la presencia sacramental del Señor. Todos sus afanes consistieron en procurarle nuevos templos, y , sobre todo, en recibirle cada día con fe, pureza y amor
¿Cuál es nuestro amor y agradecimiento a Jesús Sacramentado? ¿Estamos convencidos de que en El hallaremos todo, que es víctima por nuestros pecados, pan y fuerza, acción de gracias al Padre por sus beneficios? A pesar de nuestras miserias, acerquémonos a la Eucaristía y recibamos a Jesús, con gran amor, humildad y agradecimiento.
Oración
Lector.- Señor, movidos por la promesa que hiciste a Santa Teresa de no negar lo que ella te pidiera, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Todos.- Diste palabra, Dios mio, y tu palabra no puede faltar. Tu dijiste: “Los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no faltarán. Sé, Señor, fiel a tu promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Lector.- Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo, totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
viernes, 9 de octubre de 2009
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