Retablo Mayor de la Catedral de Ávila
Para santa Teresa , como para todo cristiano, Jesús es el centro orbital de su vida nueva, de su pensamiento y de su magisterio espiritual. Ella se encontró con el Cristo muy llagado, con la cruz a cuestas, y también con el Resucitado, y éste le cambió la vida y le confirió una misión que cumplir, de transcendencia inmensa en la iglesia y en la cultura universal.
VIDA CENTRADA EN CRISTO. I.
Esta semana de Pasión la dedicamos a honrar a Jesús de Teresa.
Varias veces se le representaba en persona. Afortunadamente, conocemos el trato mutuo de Jesucristo con Teresa y de Teresa con Jesucristo. Porque lo dejó por escrito en su “diario”, o libros que escribió.
Empecemos por una visión que tuvo en los primeros años de monja: “ Representóseme Cristo delante, con mucho rigor, dándome a entender lo que de aquello (algo que le estaba sucediendo) le pesaba. Le vi con los ojos del alma más claramente que le pudiera ver con los del cuerpo, y me quedó tan impreso que, hace esto más de ventiseis años, y me parece lo tengo presente” (Vida 7,6).
Para santa Teresa , como para todo cristiano, Jesús es el centro orbital de su vida nueva, de su pensamiento y de su magisterio espiritual. Ella se encontró con el Cristo muy llagado, con la cruz a cuestas, y también con el Resucitado, y éste le cambió la vida y le confirió una misión que cumplir, de transcendencia inmensa en la iglesia y en la cultura universal.
Su primera experiencia religiosa fue el sentirse amada por El, y, a la vez, el gozo de corresponderle con amor de esposa. Verse amada por Dios, libremente amada por el Dios soberano, ella , una criatura insignificante, una pobre mujer cualquiera, escogida, preferida, agasajada con visiones y revelaciones misteriosas, de las que no podía dudar, que le daban una certidumbre mayor que la del sol o la del aire en la alameda.
El conocimiento de Jesucristo lo fue aprendiendo, primero, de la boca de su madre. Luego la impactó la lectura personal de los Evangelios y la escucha de la Palabra de Dios en la Misa y el Oficio Divino. Lo fue interiorizando y se lo fue apropiando en la meditación y contemplación.
Ella experimentó, paso a paso, lo que Jesús era para ella : luz, hermosura, camino, amigo verdadero, esposo adorado, padre misericordioso, rey y señor, Dios santo.Y oía decirle al oído del alma: ¡Teresa, soy yo, no temas!.¡No tengas fatiga!.- “Solas estas palabras, comentaba Teresa, bastaban para quitármela y quitarmela del todo. Sus palabras son obras. Heme aquí, con solas estas palabras, sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz, que en un punto vi alma hecha otra, y me parece que con todo el mundo disputara que era Dios.
Amigos del Blog, pido para vosotros que ,mirando a Jesucristo, con fe y amor, en esta semana santa, os conceda experimentar esos mismos efectos en vuestra alma: sosiego, fortaleza, ánimo, seguridad, quietud y mucha, mucha luz. Os encomiendo en este Monasterio de la Encarnación, la casa grande y deleitosa de nuestra patrona santa Teresa, vuestro Capellán-