viernes, 30 de septiembre de 2011

NOSOTROS SOMOS LA VIÑA PLANTADA POR DIOS. Domingo 2 de octubre


Isaias,profeta


DOMINGO XXVII A DEL TIEMPO ORDINARIO


En el Evangelio de este domingo Jesucristo compara al pueblo de Israel, en el que ha nacido y vive, a una viña. Una viña cuidada, regada, mimada por Dios, que en vez de dar frutos de justicia y de paz, dio guerras y destrucción. Jesucristo les contó esta parábola, para que se vieran retratados en ella. Es la historia de un propietario que arrienda su viña a unos labradores, y cuando llega la época de la vendimia envía a unos criados a recoger las uvas, y los arrendatarios los rechazan y maltratan para quedarse ellos con las uvas. El propietario insiste enviando nuevos emisarios y hacen con ellos lo mismo. Por fin envía a su hijo, pensando que harán caso a su propio hijo, pero los renteros, al ver llegar al muchacho, se miraron los unos a los otros riéndose de él y pensaron que había llegado la ocasión de apropiarse de la viña matando al heredero.
Cuando Jesús terminó de contarles esta parábola, se hizo un silencio entre sus oyentes. Les había parecido una historia muy conmovedora, que Jesús les había contado como si estuviera hablando de algo personal. Intuían que hablara de ellos mismos, de la historia del pueblo de Israel, porque Dios les había enviado hombres buenos como José, a quien sus hermanos habían rechazado y vendido por sus hermanos, y luego a profetas que también rechazaron. Y por fin Jesucristo habla de sí mismo en estos términos, como Hijo de Dios, como si quisiera abrir los ojos de aquellos que no logran comprender el don que Dios les otorga.
Se volvió a los fariseos y les preguntó :”Qué creeis que hará el dueño de la viña con esos labradores. Los fariseos callaron, pero los más próximos a Jesús, dejándose llevar por lo más noble del corazón dijeron:” Los matará con una muerte cruel, y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los fruto a su tiempo”.
Jesucristo dejó la parábola y descendió a hacerles una pregunta directa: ¿No habeis leido en la Escritura que la piedra que rechazaron los arquitectos vino a ser la piedra angular?Por eso os digo que el reino de Dios se os quitará a vosotros y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Ahora todo estaba claro : El era el hijo, el era también la piedra angular, es decir el cimiento sobre el que tenía que asentarse el reino de Dios. La mentalidad del pecador no comprende el amor y no logra razonar con sus categorias, pero el amor llega a hacer de lo rechazado una piedra angular.
Esto significa que el Señor quiere que miremos también nuestra historia personal con ojos de amor y de gratitud. Y entonces las c osas que no parecen haber tenido éxito y que no querríamos que hubieran existido son aquellas a través de las cuales nos llega el don de Dios, nuestra salvación. Las actuaciones de Dios en nuestra historia, que es una viña por El plantada, son obra de su amor, y espera que demos frutos buenos de bondad, de misericordia, de compasión, de amor.

lunes, 26 de septiembre de 2011

TERESA PENSABA QUÉ PODRÍA HACER POR DIOS

Monasterio de la Encarnación. Coro alto



Despues de la visión que tuvo del infierno, Teresa no podía sufrir la pena que le daba el ver tantas almas como lleva cada día el demonio consigo. Y continúa diciendo la diferencia que hay entre los tormentos de acá y los de allá en el infierno, porque los que se pasan en la vida tienen término, pero los de allá no se acabarán nunca. La escuchamos:


"No hay corazón que lo lleve sin gran pena; pues acá con saber que, en fin, el sumo trabajo se acabará con la vida y que ya tiene término, aún nos mueve a tanta compasión, estotro, que no le tiene, no sé como podemos sosegar".



"Esto también me hace desear que, en cosa que tanto importa, no nos contentemos con menos de hacer todo lo que pudiéremos de nuestra parte".



"Andando yo después de haber visto esto y otras grandes cosas y secretos (que el Señor, por quien es me quiso mostrar, de la gloria que dará a los buenos y pena a los malos, deseando modo y manera en que pudiese hacer penitencia de tanto mal y merecer algo para ganar tanto bien, deseaba huir de gentes y acabar ya de en todo apartarme del mundo. No sosegaba mi espíritu, mas no desasosiego inquieto, sino sabroso. Bien se veía que era de Dios, y que le había dado Su Majestad al alma calor para digerir otros manjares más gruesos de los que comía. Y pensaba qué podría hacer por Dios"(V 32,8-9).



Amigos del BLOG, ¿sabeis la respuesta a la pregunta que se hacía Teresa? La respuesta fue tomar la determinación de hacer las cosas con la mayor perfección que pudiere. Y se dijo, en secreto: soy monja carmelita según la Regla carmelitana. Pero en este convento en el que llevo ventisiete años, cumplimos las prescripciones de la Regla a medias, porque la mitigaron , y no es como la primitiva. Entonces ¿ cómo cumplir la Regla con la mayor perfección que pudiere?- Fundando un convento nuevo, en un edificio nuevo, con unas monjas nuevas, y con todo nuevo, horarios, hábitos, comida, sueño, trabajo, rezos. todo nuevo. Y así nació el Convento de SAN jOSÉ en Ávila, el primero de la Reforma Teresiana.


Esto sea dicho en pocas palabras, porque Teresa tardó dos años en madurar su pensamiento y llevarlo a ejecución.Por eso, volveremos a su relato de los hechos, en dias sucesivos.Con mis cordiales saludos, Nicolás

sábado, 24 de septiembre de 2011

LA VISIÓN DEL INFIERNO FUE UNA DE LAS MAYORES MERCEDES QUE EL SEÑOR ME HA HECHO.

Monasterio de la Encarnación.



Celda en la que pudo tener la visión del infierno en 1560.




Nadie nos podíamos imaginar que Teresa dijese tal cosa después de la horripilante visión que tuvo del infierno, Antes había oido hablar del infierno, había leido y meditado en la existencia de un lugar que se ganan las personas que a conciencia reniegan de Dios y obran en contra de sus mandamientos. Pero esta vez, lo experimentó en su cuerpo y en su alma, padeciendo un dolor como si se le quemaran sus huesos y el corazón. Lo compara a la diferencia que hay entre una fotografía y la realidad:" En fin, como de dibujo a la verdad; y el quemarse acá es muy poco en comparación de este fuego de allá. Yo quedé tan espantada, porque aunque ha casi seis años, me parece que me falta el calor natural, por el temor que me viene aquí adonde estoy".

Pero la visión del infierno le causó un impacto tan fuerte, que le cambió la vida a Teresa. Estas son algunas de las repercusiones que experimentó, tal y como ella misma las describe:



) No me acuerdo vez que tengo trabajo ni dolores, que no me parezca nonada todo todo lo que acá se puede pasar. Y así me parece, en parte, que nos quejamos sin propósito.


2ª) Y así, torno a decir que fue una de las mayores mercedes que el Señor me ha hecho, porque me ha aprovechado muy mucho, así para perder el miedo a las tribulaciones y contradicciones de esta vida, como para esforzarme a padecerlas, y dar gracias al Señor que me libró, a lo que ahora me parece, de males tan perpetuos y terribles.


3ª Después acá, como digo, todo me parece facil en comparación de un momento que se haya de sufrir lo que yo en él allí padecí.



4ª Seais bendito, Dios mio, por siempre, Y ¡cómo se ha parecido que me querais Vos mucho más a mí que yo me quiero! ¡Qué de veces, Señor, me librasteis de carcel tan tenebrosa, y cómo me tornaba yo a meter en ella contra vuestra voluntad!


5ª) De aquí también gané la grandísima pena que me da las muchas almas que se condenan (de estos luteranos en especial, porque eran ya por el bautismo miembros de la Iglesia), y los ímpetus grandes de aprovechar almas, que parece cierto a mí que, por librar una sola de tan gravísimos tormentos, pasaría yo muchas muertes muy de buena gana ( V 32, 4-6).



Amigos del BLOG, a mi me estremecen estas consideraciones que nos hace santa Teresa, y, de verdad, que sirven de mucha para vencerme ante las dificultades y para combatir el mal que puede meternos de patas en el infierno.¡ Dios no lo permita! Con un cordial saludo, Nicolás.

jueves, 22 de septiembre de 2011

OBRAS SON AMORES Y NÓ BUENAS RAZONES. Domingo 25 septiembre


San Simón, Apostol


DOMI NGO 26 A DEL TIEMPO ORDINARIO

En la parábola que acabamos de escuchar en el Evangelio se contraponen dos actitudes bien conocidas: los que aman de palabra y de boca, solamente, y los que aman de verdad y con obras. Un hijo , al pedirle el padre que fuera a trabajar a la viña, le dijo de palabra que iba a trabajar, pero no fue en realidad. El otro, aunque le dijo inicialmente que no iba, fue de verdad. “Obras son amores y no buenas razones”.
Hay quien piensa que es suficiente con decirle a Dios que sí de palabra, y después no cambiar de vida. Jesús nos alerta contra las respuestas superficiales, contra las palabras que se las lleva el viento. Apela a la seriedad y a la responsabilidad de los creyentes, de los que por la fe y el bautismo pertenecen al reino de Dios. Es un reino por el que hay que apostar, por el que hay que comprometerse. La predicación que hace Jesucristo no concluye con un simple anuncio de bienaventuranzas o de practicar en teoría ciertas virtudes , sino de vivirlas, de realizar obras buenas, de cumplir en la realidad de la vida sus mandamientos. Su mensaje es un imperativo: “convertios”. Es este imperativo lo que da a la predicación de Jesús su caracter exigente. No estamos ante un mero anuncio, más o menso atractivo; estamos ante alguien que nos enfrenta con nosotros mismos y nos dice abiertamente: el Reino de Dios, que he venido a anunciar al mundo, es algo vital para tí; tu felicidad va a depender de pertenecer o nó a este Reino. Este es el radicalismo de Cristo. Sus palabras no podían escucharse pasivamente sin enfrentarse con ellas. Por supuesto que Jesús respeta la libertad del oyente, pero la respeta tanto que no le oculta a qué se expone,- como ser humano-, si su respuesta es negativa.- Tener fe en Jesucristo como Hijo de Dios, como salvador y redentor del hombre, es algo vital, algo que cambia a la persona y su manera de ver el mundo y la vida. No se trata de ser un poco mejores o un poco peores. Y tampoco se trata de amenazar con castigos a quienes no acepten esa invitación, sino de decirle al hombre que se lo juega todo en esa opción que se le presenta. Se trata de ser o no ser creyente, y además , cristiano.-
En este contexto hay que entender sus palabras del profeta Ezequiel: “Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida”.- Y también refuerza el sentido de este Evangelio la carta de San Pablo, presentando a Jesucristo como palabra viva, como testimonio de la verdad que predicó. Predicó con su ejemplo: “ El, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo..., se rebajó hasta someterse a la muerte, y una muerte de Cruz”.. Pertenecer al reino de Dios, o ser discípulo de Jesucristo, lleva consigo “tener los sentimientos propios de Cristo”, convertirse, girar el corazón hacia el bien, enderezar el alma, el pensamiento, el afecto..” El camino por el que hay que seguir a Jesucristo no es facil. Lo que cuesta sacrificio es lo que vale la pena. Lo dijo expresamente ¡”Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida y cuán pocos son los que dan con ella!”.. Jesucristo nos lleva a la libertad, a la victoria, al gozo de triunfar sobre el mal. Al reino de Dios se sube, no se baja; no se da a los pusilánimes, sino a los fuertes, a los generosos. Se da la plenitud al que no se contenta con cualquier cosa. - Su reino es un banquete,una fiesta, una cosecha abundante, un arbol que da mucho fruto, un tesoro escondido , una perla preciosa, cuyo hallazgo llena de alegría al que la encuentre.

martes, 20 de septiembre de 2011

ME HALLÉ EN UN PUNTO TODA QUE ME PARECÍA ESTAR METIDA EN EL INFIERNO








A Teresa le pasa de todo, según ella misma nos lo cuenta en su autobiografía. Nos habíamos acostumbrado a verla en oración de unión con Dios, arrobada en éxtasis viendo el rostro de Jesucristo y sus manos refulgentes después de resucitado, o rebosando de felicidad por los claustros del Monasterio de la Encarnación. Pero hoy, al llegar al capítulo 32, nos cuenta que estando en oración se vió metida en el infierno.



Esta visión del infierno la describe con tal realismo, que su dolor tuvo que ser estremecedor, insufrible. Y que gracias que le duró un instante, porque, si se hubiera prolongado un poco, hubiera terminado con su vida. Intentaremos recoger algunas observaciones que detalla santa Teresa, como consecuencias vitales de esa visión del infierno.Le afectó de tal manera, que le cambió la vida.



Hoy vamos a escuchar la impresión que le produjo verse metida en un agujero de una pared que la aprisionada más y más,y se la quemaban los huesos y la atormentaban el alma. Teresa describe esta visión que tuvo del infierno con tal meticulosidad y realismo, que nos sobrecoje al leerlo. La escuchamos:


Parecíame la entrada a manera de un callejón muy largo y estrecho, a manera de horno muy bajo y oscuro y angosto. El suelo me pareció de un agua como lodo muy sucio y de pestilencial olor y muchas sabandijas malas en él. Al cabo, estaba una concavidad metida en una pared, a manera de una alacena, adonde me vi meter, en mucho estrecho.



Sentí un fuego en el alma que yo no puedo entender cómo poder decir de la manera que es. Los dolores corporales tan incomportables, que con haberlos pasado en esta vida gravísimos, y - según dicen los médicos- los mayores que se pueden acá pasar (porque fue encogérseme todos los nervios cuando me tullí, sin otros muchos de muchas maneras que he tenido, y aún algunos causados del demonio), no es todo nada en comparación de lo que allí sentí. y ver que había de ser sin fin y sin jamás cesar.


Esto no es, pues, nada en comparación del agonizar del alma, un apretamiento, un ahogamiento, una aflicción tan sensible y con tan desesperado y afligido descontento, que yo no sé cómo lo encarecer. Porque decir que es un estarse siembre arrancando el alma, es poco; porque aún parece que otro os acaba la vida, mas aquí el alma misma es la que se despedaza. El caso es que yo no sé cómo encarezca aquel fuego interior y aquel desesperamiento sobre tan gravísimos tormentos y dolores. No veía yo quién me los daba, mas sentíame quemar y desmenuzar - a lo que me parece- y digo que aquel fuego y desesperación interior es lo peor (V 32, 1-2).



Dios quiso mostrarle el lugar nó que había merecido ella, sino que hubiera llegado a merecer con los pecados que hubiera podido cometer. Hasta la próxima semana, con un cordial saludo Nicolás

domingo, 18 de septiembre de 2011

LA PERFECCIÓN NO SE ALCANZA EN BREVE

Monasterio de la Encarnación. Claustro alto,con acceso a la escalera y al coro



Teresa se ve mirada por mil ojos. Unos la ven virtuosa y descubren en ella gracias sobrenaturales. Otros la critican porque la ven vanidosa, ilusa, pensando en mil planes y nada conformista.



Como ella se ve una pecadora e indigna de recibir los elogios que sus amigas la dispensan, prefiere las críticas negativas. Pero queda uno desconcertado con el proceso que sigue en el camino de perfección. Por un lado dice que si uno no renuncia de una vez al mundo, morir al mundo, el mundo terminará "matándola" haciéndola martir, porque la gente la quiere santa :" Porque bien se puede aparejar un alma que así permite Dios que ande en los ojos de el mundo, a ser martir del mundo, porque si ella no se quiere morir a él, el mismo mundo la matará".


También llega un momento en que ha superado que hablen bien o mal de ella. Cuando se ve auténtica, y no escatima esfuerzos por hacer lo que entiende que Dios la pide en cada momento, descubre que la verdadera humildad es andar en verdad, nó lo que pensaba antes que ser humilde consistía en no ver en ella más que defectos e imperfecciones y creerse que los hablaban mal de ella tenían razón. Prefiere estar a gusto consigo misma y con Dios. Por su sentido de la realidad y de la objetividad, a todos escucha y a todos corresponde con igualdad de ánimo.


Llegando a ese estado de ánimo, Teresa disfruta.¿ Cuántos años tarda en recorrer ese camino de perfección ? Se calcula que Teresa tarda treinta años en llegar a ese estadio de la vida de imparcialidad, serenidad y armonía. Y eso la curó todas sus enfermedades. No encontramos otra manera de explicarnos cómo siendo una mujer enferma toda la vida, en una época en que la media de vida eran los cincuenta años cuidándose bien, Teresa muere con sesenta y siete años, pasando todas las calamidades del mundo. ¿ Cómo se explica uno que decida ir desde Ávila a Burgos, en pleno invierno, que la lleva más de veinte dias hasta llegar allí, con vientos, con nieves , en un carromato, tiritando de frio,a pan y agua, tan sólo nueve meses antes de morir? La salud psíquica y espiritual contagiaba a su cuerpo. La escuchamos:


"No se fatiguen: esperen en el Señor, que lo que ahora tienen en deseos, Su Majestad hará que lleguen a tenerlo por obra; con oración y haciendo de su parte lo que es en sí. Porque es muy necesario para este nuestro flaco natural tener gran confianza, y no desmayar, ni pensar que, si nos esforzamos, dejaremos de salir con victoria. Tengo mucha experiencia de esto: la virtud no está ganada, si no la experimenta con su contrario. No descuidarnos mientras vivimos. En esta vida nunca hay todo sin muchos peligros"(V 31, 15-19).


A santa Teresa me remito. La fe y la confianza en Dios ayudan a vivir más y mejor. Con un cordial saludo. Nicolás.






jueves, 15 de septiembre de 2011

DONDE ABUNDÓ EL PECADO SOBREABUNDÓ LA GRACIA.Domingo 18 septiembre

Santiago el Mayor,Apostol


DOMINGO XXV A DEL TIEMPO ORDINARIO
Las lecturas de este domingo nos recuerdan que nuestros planes no son los planes de Dios,ni nuestros caminos son los caminos de Dios, ni nuestros criterios son los criterios de Dios. La lógica de Dios es muy superior a la nuestra. Se resume en las palabras de San Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia “.- Esta sobreabundancia de la generosidad de Dios es también lo que nos enseña el Evangelio.

La parábola del Evangelio, en la que todos los trabajadores, con independencia de la hora en la que se han incorporado a la faena, reciben el mismo salario, ilustra la misericordia de Dios. Se nos recuerda que la salvación es un don gratuito de Dios , y, por tanto, inmerecido. Dios o no nos paga según merecen nuestros pecados.


Los criterios de Dios son distintos de los nuestros.Los suyos son criterios de bondad generosa, de amor infinito. La justicia de Dios es diferente de la justicia de los hombres. El poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto de como lo imaginamos, y de como quisiéramos imponerle también a El... Al poder estridente y pomposo de este mundo, El contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz sucumbe, y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reno de Dios. Dios actúa con un estilo diferente, entregarse al servicio de los demás. Aprendamos de Jesucristo que nuestra vida debe acomodarse a este modo divino de ejercer el poder. Hemos de convertirnos en hombres de la verdad, del derecho, de la bondad, del perdón, de la misericordiaY nosotros tenemos que imitar ese estilo a lo divino.


La parábola del Evangelio, al mismo tiempo, ilustra cómo cada uno ha de responder a la llamada de Dios. Su llamada a la fe es gratuita, pero debe ser aceptada y cada uno debe corresponder a la llamada que recibe, con responsabilidad y entrega. Y la recompensa que recibamos, será muy superior a nuestros méritos, porque Dios se mueve en un orden infinitamente superior.- El Papa nos ha recordado recientemente la necesidad de conocer los caminos trazados por Dios, y sus criterios. “ Sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo.En el siglo pasado hemos vivido revoluciones cuyo programa común fue no esperar nada de Dios, sino tomar totalmente en las propias manos la causa del mundo para transformar sus condiciones. Y hemos visto que, de este modo, un punto de vista humano y parcial se tomó como criterio absoluto de orientación. La absolutización de lo que no es absoluto, sino relativo, se llama totalitarismo. No libera al hombre, sino que le priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologias las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico. La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo, y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos, si no es el amor ?”.


No obrar por envidia ,ni por ostentacion, ni vivir encerrados en los propios intereses. Por el contrario, la humildad ha de ser la guia de nuestras acciones, esa humildad que favorece y capta la gran belleza que hay en el trato sencillo, respetuoso, admirativo de las posibilidades de los demás.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

TERESA, UN ALMA DEJADA EN LAS MANOS DE DIOS

Monasterio de la Encarnación.Confluencia de dos claustros




Dia día, leyendo el libro de la Vida vamos descubriendo el proceso de maduración de Teresa de Ávila. Cómo va controlando sus reacciones compulsivas, hasta lograr una perfecta integración de las fuerzas psicológicas en el centro de su yo auténtico.


En la página de hoy, aparece Teresa disgustada cuando hablan bien de ella, la alaban y magnifican su vida. Cuando cunde por todas partes que tiene visiones, que a veces se arroba en éxtasis, quisiera desaparecer de su monasterio y de su ciudad, e ingresar en otro donde nadie la conozca .


¿Cómo logra Teresa superar esos tormentos que tanto la afligen? Descubriendo la verdad, paso a paso. Verdad es que ella destaca por sus virtudes en grado sumo, pero,- concluye-, que no se deben a ella, sino a Dios que generosamente la regala con semejantes dones, sin merecerlo. Verdad es también que otras compañeras la critican como que está falta de humildad, por querer aparentar y destacar por encima de las demás, por lo que concluye que éstas están en lo cierto y las otras en el error. Pero, en el fondo, Teresa no está convencida de que tengan razón ni las unas ni las otras.


Un día se hace esta consideración: ¿ por qué yo me gozo cuando oigo hablar bien de otras y, en cambio, me disgusto cuando hablan bien de mí?



¿ Pero cómo llega Teresa a su yo auténtico? Cuando tomó la determinada determinación de dejar su alma en las manos de Dios, y no se le de más que digan bien que mal, si ella entiende bien entendido,- como el Señor quiere hacerle merced que lo entienda-, que no tiene nada de sí. Sigamos sus reflexiones:


"Otras veces me atormentaba mucho, y aún ahora me atormenta , ver que se hace mucho caso de mí. en especial personas principales, y de que decían mucho bien. En esto he pasado y paso mucho; miro luego a la vida de Cristo y de los santos, y me parece que voy al revés, porque ellos no iban sino por desprecio e injurias. Háceme andar temerosa, y como que no oso alzar la cabeza, ni querría parecer, lo que no hago cuando tengo persecuciones, Anda el ánima tan señora, aunque el cuerpo lo siente, y por otra parte ando afligida, que yo no sé cómo esto puede ser".


"Cuando pensaba que estas mercedes que el Señor me hace, se habían de venir a saber en público, era tan excesivo el tormento, que me inquietaba mucho el ánima. Y así, cuando me comenzaron estos grandes recogimientos y arrobamientos, y no poder resistirlos aun en público, quedaba yo después tan corrida que no quisiera paarecer a donde nadie me viera".



"Estando una vez muy fatigada de esto, me dijo el Señor que qué temía, que en esto no podía sino haber dos cosas: o que murmurasen de mí, o alabarle a Él; dando a entener que los que lo creían, le alabarían, y los que nó, era condenarme sin culpa, y que entrambas cosas eran ganancia para mí, que no me fatigase. Mucho me sosegó esto y me consuela, cuando se me acuerda. Vino a términos la tentación que me quería ir de este lugar y dotar en otro monasterio muy más encerrado que en el que al presente estaba,...también de mi orden y muy lejos, que eso es lo que a mí me consolara, estar a donde no me conocieran, y nunca mi confesor me dejó".


"Mucho me quitaban la libertad del espíritu estos temores, que después vine yo a entender no era buena humildad, pues tanto inquietaba, y me enseñó el Señor esta verdad, que no era ninguna cosa buena mía, sino de Dios; que así como no me pesaba de oir loar a otras personas, antes me holgaba y consolaba mucho de ver que allí se mostraba Dios, que tampoco me pesaría mostrase en mí sus obras " (V 31, 12-14).


Aprendamos de nuestra Santa cómo fue conquistando su serenidad y paz.

lunes, 12 de septiembre de 2011

TERESA, CON SU ORACIÓN, CONVIERTE A UN PECADOR

Monasterio de la Encarnación.Claustro alto


En santa Teresa, la referencia a los otros es la de una relación personal y efectiva. Cuando le hablan de los luteranos, o de los índios, se le remueven las entrañas, como si su salvación dependiera de ella,


Hoy voy a copiar una página en la que menciona a un sacerdote, que ha cometido un pecado tan grave y vergonzoso que no se atreve a confesarlo. El interior mismo de Teresa se ve enteramente involucrado con la situación del clérigo. Y pone en marcha lo que puede hacer por él: rezar a Dios por él, y comprometer a otras personas para que hicieran lo mismo. Y lo consiguieron. Quisiera acertar cuando digo que Teresa experimenta en ella lo que le pasa al otro, tiene una vivencia convivida con el otro, porque le ama, y compadece de él. La escuchamos:



"Vino una persona a mí que había dos y medio que estaba en un pecado mortal de los más abominables que yo he oido, y en todo este tiemp ni le confesaba ni se enmendaba; y decía misa. Y aunque confesaba otros, éste decía que cómo le había de confesar cosa tan fea, Y tenía gran deseo de salir de él, y no se podía valer a sí."



"A mí me hizo gran lástima; y ver que se ofendía a Dios de tal manera, me dió mucha pena. Le prometí suplicar mucho a Dios le remediase y hacer que otras personas lo hiciesen, que eran mejores que yo. Y es así que a la primera se confesó: que quiso Dios, por las muchas personas muy santas que lo habían suplicado a Dios - que se lo había yo encomendado-hacer con esta alma esta misericordia, y yo - aunque miserable- hacía lo que podía con harto cuidado".


"Me escribió que estaba ya con tanta mejoría, que había dias que no cabía en él; mas que era tan grande eltormento que le daba la tentación, que parecía estaba en el infierno, según lo que padecía; que me encomendase a Dios. Yo lo torné a encomendar a mis hermanas, por cuyas oraciones debía el Señor hacerme esta merced, que lo tomaron muy a pecho...Fue el Señor servido de librarl de esos tormentos y tentaciones. Tomó fuerza su alma y quedó del todo libre, que no se hartaba de dar gracias al Señor y a mí, como si yo hubiera hecho algo; sino que el crédito que tenía de que el Señor me hacía mercedes, le aprovechab. Decía que cuando se veía muy apretado, leía mis cartas y se le quitaba la tentación"(V 31, 7-8).


Amigos del BLOG, ya veis lo mucho que puede la oración de unos por otros. Haced vosotros lo mismo. Adios.

viernes, 9 de septiembre de 2011

EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DEL SEÑOR. Domingo 11 septiembre

Santiago Apostol, a caballo( bajo relieve en plata


DOMINGO 24 A DEL TIEMPO ORDINARIO



Tanto la carta de San Pablo,como el salmo y el Evangelio nos guian al conocimiento de Jesucristo, compasivo y misericordioso. En este domingo releo los textos litúrgicos con referencia a cómo ella los los aplicó en su vida. Dejémonos iluminar y transformar por la Palabra de Dios, viendo en Santa Teresa a un testigo ejemplar de existencia cristiana.


¿En qué sentido nuestra santa es un testigo ejemplar de existencia cristiana? En el sentido de que no vivió para sí misma, sinó al servicio de Jesucristo y de su iglesia: toda su existencia llegó a transformarse en alabanza de Dios. Cumplió al pie de la letra lo que nos ha dicho San Pablo: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor, si morimos, morimos para el Señor.En la vida y en la muerte somos del Señor”.

Teresa no se acomodó a la mentalidad del mundo de su tiempo, sino que la palabra y el testimonio de Jesucristo, a quien amó apasionadamente, la fue renovando y transformando en una mujer nueva. “El que vive para el Señor, se convierte en una criatura nueva”. El encuentro con Cristo la transformó hasta llegar a ser una mujer nueva, hasta llegar a ser otra. Porque no vivió para sí misma y en virtud de sí misma, sino para Cristo y en él. Ese proceso de renovación y de transformación fue el que llevó a cabo Santa Teresa durante toda su vida, que simbolizó cambiándose el nombre de Doña Teresa de Ahumada en Teresa de Jesús.-



También nosotros llegamos a ser nuevos, si nos dejamos atraer y modelar por el Hombre nuevo que es Jesucristo. El es el hombre nuevo por excelencia. En él se ha hecho realidad la nueva existencia humana, y nosotros de verdad podemos llegar a ser nuevos si nos ponemos en sus manos y nos dejamos modelar por él.

Como ha dicho el Papa recientemente, llegamos a ser nuevos si transformamos nuestro modo de pensar…No basta con que cambiemos nuestro modo de obrar, si no nuestro modo de pensar.Es decir, nuestro modo de ver el mundo, de comprender la realidad, todo nuestro modo de pensar. El pensamiento del hombre viejo es el modo de pensar común, que está orientado a la posesión de los bienes materiales, al bienestar, a la influencia, al éxito, a la fama…, poniendo el propio yo en el centro del mundo.- El hombre nuevo, en cambio, pone en el centro de su vida a Dios, y busca descubrir su voluntad, de manera que ella modele nuestra voluntad, para que también nosotros queramos lo que quiere Dios, para que reconozcamos que Dios quiere lo mejor para nosotros, que Dios quiere lo bello y lo bueno.

Dios debe entrar en el horizonte de nuestro pensamiento: y aceptar cordialmente lo que él quiere y el modo según el cual ha ideado el mundo y me ha ideado a mí, a cada uno de nosotros Debemos aprender a compartir el pensar y el querer de Jesucristo, que es la verdad suprema. El nuevo modo de pensar, que nos da la fe, se dirige ante todo hacia la verdad. El poder del mal es la mentira. El poder de la fe es la verdad. La verdad sobre el mundo y sobre nosotros mismos se hace visible cuando miramos a Jesucristo, el hombre Dios. Dios se hace visible en el rostro de Jesucristo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

SE ME APARECIÓ EL DEMONIO, DE ABOMINABLE FIGURA



En las páginas de santa Teresa de Ávila hay acontecimientos luminosos y radiantes, cuando nos describe sus experiencias de verse amada por Dios, y visiones sobrenaturales de Jesucristo, de santos y de ángeles, con los que dialoga como si los tuviera delante.



Pero la página de hoy, que transcribimos del capítulo 31 de libro de la Vida, es una página negra. De pronto el deminio se irgió delante de Teresa, y de no hacerle frente, como a un enemigo, la hubiera sumido en el más absoluto dolor. La escuchamos:


Quiero decir, ya que he dicho algunas tentaciones y turbaciones interiores y secretas. que el demonio me causaba, otras que hacía casi públicas, en que no se podía ignorar que era él.


Estaba una vez en un oratorio y se me apareció hacia el lado izquierdo. de abominable figura; en especial miré la boca, porque me habló, que la tenía espantable. Parecía le salía una gran llama del cuerpo, que estaba toda clara sin sombra. Me dijo espantáblemente que bien me había librado de sus manos, pero que él me tornaría a ellas. Yo tuve gran temor y me santigué como pude, y desapareció y tornó luego.



Por dos veces me acaeció esto. Yo no sabía qué me hacer; tenía allí agua bendita, y la eché hacia aquella parte, y nunca más tornó. Otra vez me estuvo cinco horas atormentando, con tan terribles dolores y desasosiego interior y exteriór, que no me parece se podía ya sufrir...Quiso el Señor entendiese cómo era el demonio, porque ví cabe mí un negrillo muy abominable, regañando como desesperado de que donde pretendía ganar, perdía.



Yo, como lo ví, me reí, y no hube miedo, porque había allí algunas conmigo, que no se podían valer ni sabían qué remedio poner a tanto tormento, que eran grandes los golpes que me hacía dar, sin poderme resistir, con cuerpo, cabeza y brazos y lo peor era el desasosiego interior, que de ninguna suerte podía tener sosiego...Lo espantaba con el agua bendita. Debe ser grande la virtud del agua bendita. Para mí es particular y muy conocida consolación, que siente mi alma cuando lo tomo (V 31, 1-4).



Amigos del BLOG, os invito a apreciar el gesto que hacemos al entrar en una iglesia, mojando los dedos en el agua bendita, y santiguarse con devoción. Adios. Nicolás Gonzalez.






lunes, 5 de septiembre de 2011

ES HARTO TORMENTO, AUNQUE ES SABROSO

Patio interior del Monasterio de la Encarnación.Ávila



Una vez más Teresa nos describe una experiencia ínterior en forma antitética: algo que le atormenta fuertemente y a la vez encuentra en ello un cierto regusto. Es el lenguaje de los místicos, dulce dolor, música callada, soledad sonora.



La experiencia que padece Teresa de Ávila, al verse inflamada de amor grande de Dios, lo describe como un fuego al que ella debe echar leña para que no se apague. Por fuego en el alma entendemos el amor con que Dios la inflama. La leña equivale a las obras buenas, hechas por Dios, con que ella quiere corresponder al amor, como poner ramitos y flores a las imágenes en su altar, barrer los claustros y celdas, poner un oratorio, hacer alguna penitencia, o cosas por el estilo, que a su autora le parecen como un puñado de paja. ¡Ella querría encontrar un haz de leña de encina o de roble, y sólo encuentra unas pajitas, que el fuego debora al instante!



Esta es su pena. Y no lo puede remediar, porque no tiene fuerzas corporales para más. Pero su pena le sabe a dulce "por no poder hacer nada en Servicio del Señor y recibir siempre mucho". La generosidad de Dios la confunde.¡Qué entrega divina, todo fuego!.Teresa no puede aprovecharlo todavía, no puede hacer otra cosa. Qué interminables llamas divinas a las que Teresa no puede echar más que un puñado de pajas secas.Querría echar troncos de encina a la hoguera, pero todavía es pronto. La escuchamos:



Parece también como un fuego que es grande, y para que no se aplaque es menester haya siempre qué quemar. Así son las almas que digo; aunque fuese muy a su costa, querrían traer leña para que no cesase ese fuego. Yo soy tal que aún con pajas que pudiese echar en él me contentaría, y así me acaece algunas y muchas veces: unas me río y otras me fatigo mucho.



El movimiento interior me incita a que sirva en algo, de que no soy para más; en poner ramitos y flores a imágenes; en barrer; en poner un oratorio; en unas cositas tan bajas que me hacía confusión. Si hacía algo de penitencia, todo poco y de manera que, a no tomar el Señor la voluntad, veía yo era sin ningún tomo, y yo misma me burlaba de mí.



Pues no tienen poco trabajo las ánimas a las que da Dios por su bondad este fuego de amor suyo en abundancia, y faltar fuerzas corporales para hacer algo por El. Es una pena bien grande; porque , como le faltan fuerzas para echar alguna leña en este fuego, y ella muere porque no se mate, paréceme que ella entre sí se consume y hace ceniza, y se deshace en lágrimas y se quema, y es harto tormento, aunque es sabroso (V 30,20).


Ahora a nuestra monja le toca poner flores a los santos y arreglar sus altares, y hacer otras cositas más. Cuando tenga que ir a lomo de mula de Ávila a Medina del Campo o a Salamanca, sortear a los toros con los que se encontró por la calle, decirle un par de verdades al Arzobispo de Burgos, y fundar diecisiete conventos en otras tantas ciudades y pueblos, y todo por amor de Dios, eso ya no son pajitas secas sino gruesos troncos.¿Con qué alimento yo y tu la llama de amor de Dios que inflama nuestras almas?

sábado, 3 de septiembre de 2011

A NADIE LE DEBAIS MÁS QUE AMOR.Domingo 4 de septiembre

Apostol Santo Tomás

En la segunda lectura de la Misa de este domingo, nos dice San Pablo: "A nadie le debais más que amor, porque el que ama tiene cumplido el resto de la ley". Nos habla en el contexto de los deberes del cristiano para con los hombres en general, como si les dijese: Dad a cada uno lo suyo, lo que le pertenezca. No debais nada a nadie. Lo que cadauno tenga derecho, dádselo.



Entonces podíamos pensar que, si a cada uno le hemos dado lo que le debemos, hemos terminado con él, nada más le debemos, se le ha dado lo que podía reclamar, hemos acabado. Pero resulta que dice san Pablo que ahora es cuando empieza la cosa, cuando empieza la verdadera deuda que le debemos al prójimo. Pero ¿ qué más le debemos si ya le hemos dado todo aquello a lo que tenía derecho?. Evidentemente , esta deuda es de especie totalmente diferente.¿ Deudores de qué? Del amor de unos con otros, responde san Pablo. Siempre os queda una deuda, la caridad, el verdadero amor al prójimo.


Y ¿Cómo se paga esa deuda de amor? Dándonos a nosotros mismos. Después de dar a cada uno lo que le corresponde, todavía somos deudores del amor al prójimo. Eso mismo es lo que hizo Jesucristo: no sólo nos dió sus dones, sino también a sí mismo. Pero esta deuda de amor al prójimo, no acabamos nunca de saldarla, porque nunca acabamos de salir verdaderamente de nosotros mismos, siempre volvemos al propio reducto del egoismo, y no logramos darnos de verdad, de corazón. Tenemos que darnos sin medida, con infinita generosidad, de desprendimiento, de perdón, de comprensión, de estar abiertos a lo que Dios nos pida por los demás.


Por eso el amor es el cumplimiento de la ley, la perfección de la ley. Las leyes, mientras son meras leyes, son sólo justicia conmutativa, delimitan lo tuyo y lo mio. Pero la caridad es más que la justicia. Cuando comienza el amor, cuando uno se da al otro en un servicio desinteserado, mirando su bien, todo lo normativo y legal aparece como superado, perfeccionado.




jueves, 1 de septiembre de 2011

LOS ÍMPETUS DE AMOR SON COMO UNAS FONTECICAS





Teresa se vale del agua y de la fuente para expresar la gracia que Dios ha derramado en su alma. Son dos elementos simbólicos que emplea muchas veces, hasta llegar a compararse a sí misma a un torrente de agua, "me veía llena de agua", dice. El agua es el símbolo de la gracia , y la fuente es el símbolo de Dios.



Hoy nos detenemos en dos pasajes, uno el de las "fontecicas" y otro el pozo de la "samaritana". En el primero se ve como en ebullición, llena de ímpetus de amor de Dios a borbollones, a manera de "fontecicas que yo he visto manar, que nunca cesa de hacer movimiento el arena hacia arriba".



Nos parece bellísima la descripción de este tipo de fuentes, el más rudimentario y el menos perceptible en el campo. No normal son manantiales que fluyen al exteriór iniciando una corriente de agua, que se recoge en un pozo, o que cae por un caño. Pero Teresa se ha fijado en un manantial que emerge en la superficie de la tierra a borbollones, ve el agua que levanta el arena hacia arriba, en constante movimiento, y le aplica el diminutivo "fontecicas". Se goza en haber encontrado una comparación exacta que exprese sus deseos, y la desarrolla en una breve alegoría:


"Al natural me parece este ejemplo o comparación de las almas que allí llegan; siempre está bullendo el amor y pensando que hará; no cabe en sí, como en la tierra parece no cabe aquel agua, sino que la echa de sí. Así está el alma muy ordinario, que no sosiega ni cabe en sí con el amor que tiene: ya la tiene a ella empapada en sí; querría bebiesen los otros. pues a ella no la hace falta, para que la ayudasen a alabar a Dios".


En casa de sus padres había un lienzo que representaba a Jesús y a la Samaritana delante de un pozo, que le evocaba el texto evangélico:



"¡Oh, qué de veces me acuerdo del agua viva que dijo el Señor a la Samaritana!, y así soy muy aficionada a aquel Evangelio. Y es así cierto, que sin entender como ahora este bien, desde muy niña lo era y suplicaba muchas veces al Señor me diese aquel agu, y la tenía dibujada adonde está siempre, con este letrero, cuando el Señor llegó al pozo: Señor dame esa agua" (V 30. 19).



¡Qué sorpresa el día que descubrí una fontecica, en que nunca cesa de hacer movimiento el arena hacia arriba! Hay que verlo para valorar el simbolismo que encierra, cuando. Teresa expresa los efectos de los grandes ímpetus de amor divino que bullían en su alma.