jueves, 15 de septiembre de 2011

DONDE ABUNDÓ EL PECADO SOBREABUNDÓ LA GRACIA.Domingo 18 septiembre

Santiago el Mayor,Apostol


DOMINGO XXV A DEL TIEMPO ORDINARIO
Las lecturas de este domingo nos recuerdan que nuestros planes no son los planes de Dios,ni nuestros caminos son los caminos de Dios, ni nuestros criterios son los criterios de Dios. La lógica de Dios es muy superior a la nuestra. Se resume en las palabras de San Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia “.- Esta sobreabundancia de la generosidad de Dios es también lo que nos enseña el Evangelio.

La parábola del Evangelio, en la que todos los trabajadores, con independencia de la hora en la que se han incorporado a la faena, reciben el mismo salario, ilustra la misericordia de Dios. Se nos recuerda que la salvación es un don gratuito de Dios , y, por tanto, inmerecido. Dios o no nos paga según merecen nuestros pecados.


Los criterios de Dios son distintos de los nuestros.Los suyos son criterios de bondad generosa, de amor infinito. La justicia de Dios es diferente de la justicia de los hombres. El poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto de como lo imaginamos, y de como quisiéramos imponerle también a El... Al poder estridente y pomposo de este mundo, El contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz sucumbe, y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reno de Dios. Dios actúa con un estilo diferente, entregarse al servicio de los demás. Aprendamos de Jesucristo que nuestra vida debe acomodarse a este modo divino de ejercer el poder. Hemos de convertirnos en hombres de la verdad, del derecho, de la bondad, del perdón, de la misericordiaY nosotros tenemos que imitar ese estilo a lo divino.


La parábola del Evangelio, al mismo tiempo, ilustra cómo cada uno ha de responder a la llamada de Dios. Su llamada a la fe es gratuita, pero debe ser aceptada y cada uno debe corresponder a la llamada que recibe, con responsabilidad y entrega. Y la recompensa que recibamos, será muy superior a nuestros méritos, porque Dios se mueve en un orden infinitamente superior.- El Papa nos ha recordado recientemente la necesidad de conocer los caminos trazados por Dios, y sus criterios. “ Sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo.En el siglo pasado hemos vivido revoluciones cuyo programa común fue no esperar nada de Dios, sino tomar totalmente en las propias manos la causa del mundo para transformar sus condiciones. Y hemos visto que, de este modo, un punto de vista humano y parcial se tomó como criterio absoluto de orientación. La absolutización de lo que no es absoluto, sino relativo, se llama totalitarismo. No libera al hombre, sino que le priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologias las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico. La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo, y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos, si no es el amor ?”.


No obrar por envidia ,ni por ostentacion, ni vivir encerrados en los propios intereses. Por el contrario, la humildad ha de ser la guia de nuestras acciones, esa humildad que favorece y capta la gran belleza que hay en el trato sencillo, respetuoso, admirativo de las posibilidades de los demás.

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