CARÁCTER O MODO DE SER DE SANTA TERESA
El mismo P. Ribera no sólo se recreó en darnos un retrato del físico de nuestra Santa, sino también de su psiqué. Le escuchamos-
Viniendo al alma, tenía muy buen ingenio, y echábase bien de ver en las labores que hacía, inventando muchas, y labrando historias que ponían devoción y admiración.
Diola Dios también un entendimiento grande, que abrazaba mucho, y agudo; un juicio reposado; no nada arrojada, sino llena de madurez y cordura. Pensaba muy bien lo que había de hacer, y veía lo que había en la cosa de que pensaba, y después de determinada, tenía gran constancia y firmeza para seguirlo, y llevarlo a cabo.- Su prudencia era mucha para encaminar las cosas que emprendía, y para gobernar los monasterios, como se parece bien en los que dejó fundados, y en las personas que en ellos están, a quien puso en tanta humildad y mortificación y oración.
Tenía gran destreza para despachar negocios, a todos acudía, y para esto no la había de faltar salud. Escribía a señores y a los demás que era menester, y sus cartas acababan grandes cosas. Calaba con gran facilidad el entendimiento y talento y condición de las personas que trataba, y veía por donde las había de llevar.
Enseñaba con mucha claridad y amor, y estimaba mucho a los buenos teólogos, y ninguna cosa de importancia hacía sin su parecer.. Tenía un ánimo más que de mujer, fuerte y varonil, con que alcanzaba lo que quería, y hacía estar a raya las pasiones naturales, ayudada de Dios.. Veía se esto cuando salía de sus monasterios, que sintiendo con grandísima ternura el apartarse de sus hijas que en ellos dejaba, y especialmente cuando veía que no las había de ver, lo disimulaba de tal manera , por no darlas a ellas pena, como si no tuviera sentimiento alguno.
También se veía esto en la paciencia y fortaleza que tenía en las enfermedades grandes y ordinarias, y en llevar, con grande igualdad de corazón, las adversidades y persecuciones y malos sucesos.
Tenía grandeza de corazón, que es la virtud que llaman magnanimidad, y así no dudaba de emprender grandes y extraordinarias cosas, y salir con ellas, y de éstas gustaba mucho. Las que eran fáciles y ordinarias no le daban ese contento.ni se inclinaba tanto a tratar de ellas.Tenía a todos gran respeto y la debida reverencia; pero si trataba con grandes señores o señoras, estaba y hablaba con un señorío natural, como si fuera una de ellos y decía todo lo que fuera menester, y reprendía las faltas, y si entendía que convenía romper con cualquiera persona, hacíalo con grande ánimo y con poca pesadumbre como se vió muchas veces.
Con ser tan amiga de la pobreza, era liberal y animosa para gastar donde era menester, aunque no lo tuviese y muy cumplida en todo. Su habla era muy graciosa y su conversación muy suave, grave, alegre, llana, cuerda, y a cualquier cosa que se tratase, salía muy bien, entretenía maravillosamente a todas las personas que la oían. De aquí venía que a donde quiera que iba, era muy querida d todos; y juntamente muy estimada.
Cuando entendía que algunas personas graves sentían mal de ella, o l0 decían o la querían mal, íbase a ellas, y dábalas cuenta de algunas cosas suyas, según veía que convenía, o hacíales buenas obras, por donde venían a caer en la cuenta, y de allí adelante la amaban y estimaban mucho.
Señor, QUE TE RECONOZCAMOS COMO EL QUE HABLABA CON AUTORIDAD Y VERDAD, Y TE MOSTRASTE A SANTA TERESA COMO LIBRO VIVO, DANOS ESOS DONES CON QUE ENRIQUECISTE A NUESTRA SANTA PARA HACERSE QUERER Y RESPETAR POR TODO EL MUNDO.