domingo, 11 de abril de 2010

TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

CRISTO RESUCITADO.Detrás abierta la tapa del sepulcro.
En el camino, tres mujeres que se convirtieron en testigos
de la resurrección.Pintura sobre tabla.Escuela de P.Berruguete, a.1510.
Retablo mayor de la Catedral de Ávila.

Ente segundo domingo de Pascua, hemos leido en el Evangelio el texto en el que se describe cómo Jesucristo se presentó en la sala donde estaban reunidos sus apóstoles, de repente, sin que se abrira la puerta ni la ventana. Era Jesucristo resucitado, con una corporeidad real, en la que pudieron ver y tocar las llagas de las manos, taladradas por los clavos de los que quedó colgado en la cruz y la herida de su costado.


Jesucristo los saludó con estas palabras: Paz a vosotros.


Se llenaron de inmensa alegría, y, cuando llegó el apostol Tomás, le respondieron : ¡ Dios mio y Señor mio!


A su vez, Jesucristo añadió : Como el Padre me ha enviado, así os envio yó...Recibid el Espiritu Santo, a quienes perdoneis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengais, les quedan retenidos.



Y salieron por el mundo a dar testimonio de Cristo resucitado, de Cristo viviente, contagiando su fe a otros. Nosotros hoy, después de dos mil años, estamos seguros de la verdad de que Cristo vive, y de que sigue habiendo testigos entusiastas y valientes que así lo proclaman con su vida nueva.



La noticia de la vida nueva de los creyentes en Cristo, resplandece en la vida de los cristianos. Vida que en muchos, de mil maneras, se manifiesta viva y activa, señal de que su fe ha cambiado su existencia. "Esta noticia está viva,- según Benedicto XVI-, ante todo, porque Cristo mismo es su alma viva y vivificante. La experiencia de los Apóstoles es también la nuestra y la de todo creyente, de todo discípulo que se hace 'anunciador'. De hecho también nosotros estamos seguros de que el Señor, hoy como ayer, actúa junto con sus testigos".


Este es un hecho que podemos reconocer cada vez que vemos despuntar los brotes de una paz verdadera y duradera, donde el compromiso y el ejemplo de los cristianos y de los hombres de buena voluntad está animado por el respeto de la justicia, el diálogo paciente, la estima convencida de los demás, el desinterés y el sacrificio personal y comunitario,La celebración del Misterio pascual es ocasión propicia para redescubrir y profesar con más convicción nuestra confianza en Jesucristo resucitado, que acompaña a los testigos de su palabra obrando prodigios junto con ellos".


Seremos verdaderamente y hasta el fondo testigos de Jesús resucitado, cuando dejemos que se transparente en nosotros el prodigio de su amor, cuando en nuestras palabras y más aún en nuestros gestos, en plena coherencia con el Evangelio, se pueda reconocer la voz y la mano de Jesús.







AMEN.

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