viernes, 23 de abril de 2010


SANTA TERESA, UN PORTENTO DE MUJER

Un contemporáneo de Santa Teresa, sacerdote que la trató muy de cerca y la acompañó en las Fundaciones que realizó en los últimos veinte años, se deshace en alabanzas hacia ella, y no encuentra palabras para ponerla en la cumbre de los santos habidos y por haber.

Por haber fundado la Orden de Carmelitas Descalzas, a pesar de vivir en soledad y fuera de los quehaceres sociales, y además siendo mujer sin ningún recurso económico, ya tiene un mérito extraordinario. Pero si, encima, se le añade que fundó la Orden de hombres Carmelitas descalzos, eso es ya inaudito. Máxime si tenemos en cuenta que en treinta años llegaron a tal grado de desarrollo, que contaron con un General y cuatro o cinco Provinciales, como equiparable a lo que otras Órdenes religiosas tardaron siglos en conseguir, habiendo sido fundadas por hombres.

Así se expresaba en 1597, pocos años después de morir nuestra Fundadora: “ Ha crecido esta simiente (que sembró en Duruelo en 1568, primer convento) en tanta manera que yo, que ví tan humildes y pobres principios, ha querido el Señor que yo vea tan adelante los fines, que , al día de hoy, cuenta con cuatro o cinco Provinciales para poder visitar las provincias, y hay un Generalísimo como lo tienen( las Órdenes ) de San Francisco y Santo Domingo, de suerte que no tienen que ver los descalzos con el General de los calzados. Y que esto se haya hecho en tan poco tiempo y con mano de una religiosa, encojida y encerrada y atada con obediencia de sus prelados y sin una blanca de renta ni hacienda, y, juntamente con eso, perseguida y murmurada del más vulgo de la gente, ¿Qué se puede decir sino que ha andado aquí la mano poderosa de Dios, que, para que bien se entienda que es ésta obra suya, quiso tomar el instrumento flaco para con él hacer cosas tan fuertes y maravilosas?. Bien sé que oros dirán otros milagros que el Señor hizo con esya sierva de Dios, pro para mí éste es el mayor y el más cierto que nadie le podrá negar”.

“Y tampoco podemos negar que juntamente con ser mujer y flaca , la dio Dios caudal para hacer obras de grandes varones. Además, la dio fortaleza más que humana- Y que, pues la escogió para obras tan grandes, la dio Dios gracia y caudal , cual era menester, para ponerlas en ejecución, como yo y todos los que la conocían y trataban han visto y ven cada día, pues es cosa que las obras dan testimonio de lo que es cada uno. Y. si conjeturas ha de haber para conocer la gran fe y la grandísima esperanza y caridad que esta santa tenía, bien podemos osar decir que la tuvo tan grande y mayor que muchos de los santos han tenido”.

¡Gloria a Dios, que nos ha regalado tal prodigio de mujer, que, en cinco siglos, no ha habito otra que la iguale!.


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