SANTA TERESA FUNDÓ LA ORDEN DEL CARMEN DESCALZO EN UN PAJAR
Al día de hoy, en ese lugarcillo de Duruelo, sigue habiendo tres o cuatro casas de labradores, pero en lugar del convento de frailes hay uno de Carmelitas Descalzas y una Casa de Espiritualidad, con capacidad para unas veinte personas en régimen de internado, para tandas de Ejercicios Espirituales o retiros en oración y soledad.
¿Quieren saber, mis amables visitadores, lo que han llegado a ser, al día de hoy, los vetustos, majestuosos y grandiosos edificios de Santo Tomás y el de Santa Ana ? Pues del primero, solo una décima parte sigue sirviendo de iglesia, hoy parroquia muy floreciente, y convento de religiosos dominicos; el de santa Ana, hoy es la sede de na institución civil.
Cuando santa Teresa, después de fundar las Carmelitas Descalzas, decide fundar la misma Orden para varones, lo primero que hace es buscar dos personas a su gusto. La una era un fraile elegante y comprometido, y la otra un altísimo místico y poeta. “Yo la vi,- cuenta Julian Dávila-, a la santa Madre andar a buscar, en el mayor cuidado que se puede decir, solas dos personas, que fuesen sujetos tales cuales eran menester para empezar obra tan perfecta y santa y de tanta dificultad”.
Luego buscó una casa, que sirviera de convento, en el que sembrar la semilla de una institución llamada a extenderse por todo el mundo y a perpetuidad. Según nuestros cálculos humanos, adivinamos que buscaría un monasterio levantado a semejanza del de Santo Tomás en Ávila, o el de Santa Ana, con sus grandes claustros góticos e iglesias abovedadas con retablos, como los que acaba de pintar Pedro Berruguete, el pintor de los Reyes Católicos. Eso era lo que correspondía a juicio de la gente.
Pero,nó. Eso no le iba a nuestra Fundadora. Cuando le dijo a sus amigos que ya había encontrado una casa para tal fin, que le había ofrecido el abulense don Rafael en una dehesa llamada Duruelo, quiso verla y se hizo acompañar de su amigo Julián de Ávila ( o Dávila). Y este testigo nos dice lo que vió: “Como la Madre estaba tan deseosa de tener a donde hacer principio, aceptola de buena gana y procuró luego de ir a verla. Y yo la llevé al dicho lugar de Duruelo. Y vimos la casa, que más era pajar que casa para morar, porque estaba de suerte que, esa noche en que tuvimos que estar allí, nos tuvimos que ir a recoger a la iglesia ( del poblado, que tenía cinco o seis vecinos), y nos echamos a dormir por aquellos poyos. Y, al otro día, se trabajó en limpiar la casa, que había bien menester. Y dando la Madre la traza en ella para el monasterio, procuró enviar a los dos frailes lo más presto que ella pudo. Ellos fueron y profesaron la guarda de la primitiva regla de los padres antiguos. Y guardábanla también que todos los lugares comarcanos se movían a gran devoción…, y venían muchos labradores de aquella comarca, y les traían en bastimento corporal, y ellos llevaban el espiritual, y se volvían loando a Dios por haberles traído allí aquellos siervos de Dios”.
Al tal conventico empezaron a acudir gente muy religiosa y docta, y a profesar en él. Salieron buenos predicadores que platicaban sermones por los pueblos de los alrededores. Cundió la devoción, hasta el punto que, años después volvió a acudir Julian Dávila con su amigo Gonzalo de Aranda, a pie desde Ávila “ en romería, porque convidaba tanto a devoción esta primera casita, que nos estuvimos no sé que días, que parecía estábamos en el paraíso. Y así creo les parecía a todos cuantos allá iban”, según testimonio de Julián Dávila.
Al día de hoy, en ese lugarcillo de Duruelo, sigue habiendo tres o cuatro casas de labradores, pero en lugar del convento de frailes hay uno de Carmelitas Descalzas y una Casa de Espiritualidad, con capacidad para unas veinte personas en régimen de internado, para tandas de Ejercicios Espirituales o retiros en oración y soledad.
¿Quieren saber, mis amables visitadores, lo que han llegado a ser, al día de hoy, los vetustos, majestuosos y grandiosos edificios de Santo Tomás y el de Santa Ana ? Pues del primero, solo una décima parte sigue sirviendo de iglesia, hoy parroquia muy floreciente, y convento de religiosos dominicos; el de santa Ana, hoy es la sede de na institución civil.
De pronto uno se vuelve a la casa pajar de Duruelo, y ve allí barriendo a Madre Teresa, ante el pasmo de su amigo Juan Dávila, y se pregunta: ¿Pero fue aquí donde fundaste la gloriosa y refulgente Orden de Carmelitas Descalzos hoy, cuatro siglos después, en el XXI, extendida por el mundo entero ? No quiero que me contestes, Madre Teresa, me basta con mirarte, para que todos mis cálculos queden petrificados. Tiemblo ante la decisión que has tomado.¡ Aquí ! ¿ En esta casa pajar vas a fundar una sagrada Orden? Un sacrosanto silencio me transporta a otro mundo diferente. ¡ Increible, madre Teresa, eres increible !
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Un saludo