jESUCRISTO RESUCTADO. Los soldados, con corazas de acero,
están dormidos. Pintura sobre tabla.
De la escuela de Pedro Berruguete.1506.
Retablo mayor de la Catedral de Ávila
MIRAR LA HONRA DE DIOS, COMO SANTA TERESA
Volvemos a reencontrarnos con los escritos de Santa Teresa. Escribe como habla. Por la enorme seguridad que le da la firmeza de la fe, no le importa tratar temas escabrosos de su tiempo. Se aparta de la forma clásica de exponer temas religiosos, como hacían los teólogos tratando de lo universal y abstracto. Ella recurre a lo individual, a lo que a ella le pasa, o pasa en su entorno, Escribe “vivencias”, nó doctrinas.
En el siguiente texto, pone en guardia sobre los engaños y dobleces con que actúa la gente, y, sobre todo, cuando hay intereses por medio. Alude también a la expansión del protestantismo bajo el lema de entonces “a cada región, su religión”, cuando los ciudadanos adoptaban la religión de su rey o señor feudal. A eso contrapone su seguridad en la fe, su pertenencia al reino que no se acaba, el testimonio de haber gustado una gota del agua que Dios da a los creen en su enviado y Mesias, por lo que ,en su comparación, todo es asco lo de acá y lo que se gana mirando por la honra del Señor.
Esto es lo que, hoy, Santa Teresa nos enseña:
Toda la vida está llena de engaños y dobleces.
Cuando pensáis tener una voluntad ganada, según lo que os muestra,
venís a entender que todo es mentira; no hay ya quien viva en tanto tráfago, en especial, si hay algún poco de interés. Bienaventurada el alma, a quien Dios da a entender estas verdades.
¡Oh, qué estado éste para los reyes! Cómo les valdría mucho más procurarle, que no gran señorio¡¡Qué rectitud habría en el reino! ¡Qué de males se excusarían y habrían excusado! Aquí no se teme perder la vida ni la honra por amor de Dios. ¡Qué gran bien es éste para quien está más obligado a mirar la honra del Señor que todos los que son menos, pues han de ser los reyes a quien sigan!
Por un punto de aumento en la fe y de haber dado luz en algo a los herejes, (yo) perdería mil reinos y con razón. Otro ganar es ganar un reino que no se acaba, que con sola una gota que gusta un alma de esta agua de él, parece todo asco lo de acá. Pues ¿qué será verse toda engolfada ?
Me parece tuviera en poco la vida, por dar a entender una verdad de éstas. Con ser la que soy, me dan grandes ímpetus por decir esto a los que mandan, que me deshacen.(Vida 21,1)
Volvemos a reencontrarnos con los escritos de Santa Teresa. Escribe como habla. Por la enorme seguridad que le da la firmeza de la fe, no le importa tratar temas escabrosos de su tiempo. Se aparta de la forma clásica de exponer temas religiosos, como hacían los teólogos tratando de lo universal y abstracto. Ella recurre a lo individual, a lo que a ella le pasa, o pasa en su entorno, Escribe “vivencias”, nó doctrinas.
En el siguiente texto, pone en guardia sobre los engaños y dobleces con que actúa la gente, y, sobre todo, cuando hay intereses por medio. Alude también a la expansión del protestantismo bajo el lema de entonces “a cada región, su religión”, cuando los ciudadanos adoptaban la religión de su rey o señor feudal. A eso contrapone su seguridad en la fe, su pertenencia al reino que no se acaba, el testimonio de haber gustado una gota del agua que Dios da a los creen en su enviado y Mesias, por lo que ,en su comparación, todo es asco lo de acá y lo que se gana mirando por la honra del Señor.
Esto es lo que, hoy, Santa Teresa nos enseña:
Toda la vida está llena de engaños y dobleces.
Cuando pensáis tener una voluntad ganada, según lo que os muestra,
venís a entender que todo es mentira; no hay ya quien viva en tanto tráfago, en especial, si hay algún poco de interés. Bienaventurada el alma, a quien Dios da a entender estas verdades.
¡Oh, qué estado éste para los reyes! Cómo les valdría mucho más procurarle, que no gran señorio¡¡Qué rectitud habría en el reino! ¡Qué de males se excusarían y habrían excusado! Aquí no se teme perder la vida ni la honra por amor de Dios. ¡Qué gran bien es éste para quien está más obligado a mirar la honra del Señor que todos los que son menos, pues han de ser los reyes a quien sigan!
Por un punto de aumento en la fe y de haber dado luz en algo a los herejes, (yo) perdería mil reinos y con razón. Otro ganar es ganar un reino que no se acaba, que con sola una gota que gusta un alma de esta agua de él, parece todo asco lo de acá. Pues ¿qué será verse toda engolfada ?
Me parece tuviera en poco la vida, por dar a entender una verdad de éstas. Con ser la que soy, me dan grandes ímpetus por decir esto a los que mandan, que me deshacen.(Vida 21,1)
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