Día Segundo
Lector.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Señor Nuestro Jesucristo, que por el amor que teneías a Santa Teresa le encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la suya tuya. Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a nuestra especial protectora Santa Teresa de Jesús.
Todos.- Acepta, Señor, nuestra oración en satisfacción de los pecados cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los méritos de Santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan posdesignios amorosos de tu Corazón.
Lector.- Santa Madre, Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos, cuando vivías en el mundo, siendo por esto muy querida de cuantos te conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos.- Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede apartarnos del bien, viviendo como tú viviste y muriendo como tú, purificados por el amor de nuestro Dios y Señor.
Meditación del día
Santa Teresa, maestra de oración
Orar es tratar con Dios como con un Amigo, que nos ama. Es entender qué hablamos y con quién. Pensar lo poco que le hemos servido y lo que le debemos servir. La oración es el medio de alcanzar todas las virtudes y lo más necesario para nosotros. La vida de Santa Teresa fue una oración continua. Procuraba lo más posible traer a Jesucristo dentro de sí. Orando, venció las tentaciones y fortaleció su fe, esperanza y caridad.
Nos excusamos con que no sabemos hacer oración. Y, sin embargo, nada hay más fácil. Ora todo el que levanta los ojos al cielo y mira con humildad a Dios. Si hablamos con otras personas, ¿por qué nos han de faltar palabras para hablar con El?. Acostumbrémonos a andar en compañía de Cristo y a tratarle con amor y confianza. Hagamos el propósito de dejarlo todo antes que la oración. Es muy poco lo que se nos pide, para el cielo eterno que se nos promete.
Oración
Lector.- Señor, movidos por la promesa que hiciste a Santa Teresa de no negar lo que ella te pidiera, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Todos.- Diste palabra, Dios mio, y tu palabra no puede faltar. Tu dijiste: “Los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no faltarán. Sé, Señor, fiel a tu promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Lector.- Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo, totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario