Día séptimo
Lector.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Señor Nuestro Jesucristo, que por el amor que teneías a Santa Teresa le encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la suya tuya. Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a nuestra especial protectora Santa Teresa de Jesús.
Todos.- Acepta, Señor, nuestra oración en satisfacción de los pecados cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los méritos de Santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan posdesignios amorosos de tu Corazón.
Lector.- Santa Madre, Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos, cuando vivías en el mundo, siendo por esto muy querida de cuantos te conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos.- Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede apartarnos del bien, viviendo como tú viviste y muriendo como tú, purificados por el amor de nuestro Dios y Señor.
Meditación
Amor de Santa Teresa a San José
San José es el santo de la humildad, de la oración, del recogimiento, de la vida interior. El santo más amado y honrado de Dios, el que socorre en todas las necesidades, el que enseña a orar, para no errar en el camino del cielo. Santa Teresa quería que todos fueran devotos de San José por la experiencia que tenía de los bienes que alcanza de Dios.
La devoción a San José debe ocupar un lugar preferente en nuestra vida, para imitar a Jesús y María que le estuvieron encomendados, para seguir las enseñanzas de la Iglesia que lo ha nombrado su Patrón universal, por nuestro propio interés espiritual y material. No podríamos, además, considerarnos devotos de Santa Teresa si no tenemos un cariño especial al que ella llamaba su Padre y Señor.
Oración
Lector.- Señor, movidos por la promesa que hiciste a Santa Teresa de no negar lo que ella te pidiera, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Todos.- Diste palabra, Dios mio, y tu palabra no puede faltar. Tu dijiste: “Los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no faltarán. Sé, Señor, fiel a tu promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Lector.- Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo, totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
lunes, 12 de octubre de 2009
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Maricon deja de pecar, deja de mentir, deja de acostarte con hombres, deja de tocar niños, deja de maldecir, deja de existir, deja de violar, deja de hacer mal, dejalos en paz.
ResponderEliminarY a los que quieran abrir los ojos entren en
http://crimenes-sexuales-y-el-vaticano.blogspot.com/