martes, 7 de mayo de 2013


 
 
FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ EN MEDINA (2)

 

En  pocas semanas Madre Teresa tomó la decisión de continuar realizando el proyecto fundacional, en el que ella veía ser muy del agrado de Dios y en bien de la santa Iglesia. Empezaría por Medina, a dos dias de camino desde Ávila.

Salieron de la ciudad amurallada el 13 de agosto -En  la fonda de Arévalo les esperaba un propio   para llegar sin agobios a Medina y fundar el día de la Asunción.”Iban tres o cuatro carros con las monjas y ropa y entrecasa que al presente era menester, y con mozos bastantes de a pie, y Julián de Ávila a caballo. En Arévalo hicieron noche..En la fonda se presentó un propio enviado por el caballero que le había alquilado la casa, don Alonso Alvarez, portador de una carta en que le pedía a la Fundadora“que en ninguna manera saliesen las monjas de Ávila”, “hasta que se averiguase con los frailes agustinos, que vivían cerca de la casa y no consentían que tan cerca de su casa se hiciese monasterio, y que los frailes eran sus amigos, y que él no quería disgustarlos, y por tanto, que no nos dejaría entrar en la casa hasta que ellos lo tuviesen por bueno.

¿Qué hacer ante semejante situación? Madre Teresa lo resolvió puntualmente: las cuatro monjas de la Encarnación marcharon a Villanueva del Aceral, a donde el párroco las acogería con mucho gusto. Y el P. Antonio conocedor del aviso de don Alonso Alvarez sobre la casa en alquiler, se presentó ante la Fundadora con la buena noticia de que podían disponer de una casa comprada, y por consiguiente podían llegar a Medina, como era su intención. Y allí entraron a media noche. Inmediatamente se pusieron a barrer las dependencias de la casa y descubriEeron que la casa  era inhabitable. La Santa lo describe así:

 Esta casa estaba tan sin paredes , que a esta causa alquilamos otra, mientras que aquella se aderezaba,que había harto que hacer.Luego de mañana , llegó allí el prior de nuestra Orden fray Antonio, y dijo que la casa que tenía concertado de comprar era bastante y tenía un portal a donde se podía hacer una iglesia pequeña, aderezándole con algunos paños. En esto nos determinamos. Al menos a mí me pareció muy bien; porque la mas brevedad era lo que mejor nos convenía, por estar fuera de nuestros monasterios y también porque temía alguna contradicción, como estaba escarmentada de la fundación primera.

Llegamos a Medina del Campo víspera de nuestra Señora de agosto, a las doce de la noche. Apeámonos en el monasterio de Santa Ana por no hacer ruido, y a pie nos fuimos a la casa. Fue hara misericordia del Señor  que a aquella hora encerraban toros para correr otro día, no nos topar alguno. Con el embebecimiento que llevábamos, no había acuerdo de nada, mas el Señor , que siempre le tiene e los que desean su servicio, nos libró, que. cierto, allí no se pretendía otra cosa

Llegadas a la casa, entramos en un patio. Las paredes harto caidas me parecieron mas no tanto como cuando fue de día se pareció.

 

 

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