PROCURAD SER AFABLES Y
AGRADAR
Para santa Teresa, “mientras más santas, más conversables".
En otra ocasión dirá que “una monja triste es una triste monja”. Siempre
subraya la afabilidad del orante y la magnanimidad de Dios. La virtud atrae.
Contagia. La virtud que repele no es virtud.
Al igual que la oración y toda “vuestra manera de
vivir y de tratar”, si la virtud es auténtica constituye un foco de atracción.
La virtud tiene que hacerse amable y deseable. Son insuplantables estos
párrafos que transcribimos:
Así que, hermanas, todo
lo que pudiereis sin ofensa de Dios, procurad ser afables y entender de manera
con todas las personas que os trataren, que amen vuestra conversación y deseen
vuestra manera de vivir y tratar, y no se atemoricen y amedrenten de la virtud.
A religiosas importa
mucho esto: mientras más santas, más conversables con sus hermanas; y que,
aunque sintáis mucha pena, si no van sus pláticas todas como vos las querríais
hablar, nunca os extrañéis de ellas si queréis aprovechar y ser amada. Que es
lo que mucho hemos de procurar: ser afables y agradar y contentar a las personas que tratamos, en
especial a nuestras hermanas.
Procurad entender de
Dios en verdad que no mira a tantas menudencias como vosotras pensáis; y no
dejéis que se os encoja el ánima ni el ánimo, que se podrán perder muchos
bienes. La intención recta, la voluntad determinada de no ofender a Dios. No
dejéis arrinconar vuestra alma.
Veis aquí cómo con estas
dos cosas – amor y temor de Dios – podemos ir por este camino sosegados y
quietos (CP 41, 7-9).
No hay comentarios:
Publicar un comentario