viernes, 15 de febrero de 2013












                               MIRAD CUÁN GRAVE COSA ES OFENSA DE DIOS

Tanto el amor como el temor nacen y crecen. En la cercanía de Dios, el amor nace y crece hasta llegar a ser un “fuego grande”- Así el temor: brota espontáneamente desde los primeros pasos en el camino de la oración- Luego, en el orante adulto, y más en el que ha llegado a ser contemplativo, el temor se consolida, se vuelve manifiesto: “ es cosa muy conocida”, incluso al exterior, dirá la Santa.

En su experiencia personal, la ley de proporcionalidades en el crecimiento de amor y de temor no es inversa: a más amor de Dios: a menos temor ; sino al contrario: a más amor, más se afina y acendra el temor de Él.”Temor para no ofenderos, Señor, mas no por miedo al castigo, porque éste no se tiene en nada en comparación de no ofenderos a Vos” escribirá en el libro  las Moradas. La escuchamos:

Supliquemos siempre a Dios no sea tan recia la tentación que le ofendamos; sino que nos la dé conforme a la fortaleza que nos ha de dar para vencerla. Esto es lo que hace al caso; este temor es el que yo deseo nunca se quite de vosotras, que es lo que nos ha de valer.

Tened esta cuenta y aviso, que importa mucho: que no os descuidéis hasta que os veáis con tan gran determinación de no ofender al Señor, que perderíais mil vidas antes de hacer un pecado mortal, y de los veniales estéis con mucho cuidado de no hacerlos; esto de advertencia, que de otra suerte ¿ quién estará sin hacer muchos? Mas pecado muy de advertencia, por chico que sea, Dios nos libre de él.

¡Cuánto más que no hay poco, siendo contra una tan gran Majestad y viendo que nos está mirando! Mirad, por amor de Dios, si queréis ganar este temor de Dios, que va mucho entender cuán grave cosa es ofensa de Dios y trtarlo en vuestros pensamientos muy de ordinario; que nos va la  vida, y mucho más, tener arraigada esta esta virtud en nuestras almas (CP 41, 2-4).

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