jueves, 18 de julio de 2013










 

LA FUNDACIÓN DE SALAMANCA ( 3)

 

Para colmo de todas las calamidades que caían sobre las frágiles hombros de la Fundadora, se buscó una compañera que en todo tiraba para atrás y tenía que animarla como a una niña miedosa y acomplejada.La escuchamos:

 

“ A lo que ahora me acuerdo, nunca dejé fundación por miedo del trabajo, aunque de los caminos, en especial largos, sentía gran contradicción; mas en comenzándolos a andar me parecía poco, viendo en servicio de quién se hacía y considerando que en aquella casa se había de alabar el Señor y haber Santísimo Sacramento. Esto es particular consuelo para mí, ver una iglesia más, cuando me acuerdo de las muchas que quitan los luteranos: no sé qué trabajos, por grandes que fuesen, se habían de temer a trueco de tan gran bien para la cristiandad; que aunque muchos no lo advertimos, estar Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, como está en el Santísimo Sacramento en muchas partes, gran consuelo nos había de ser. Por cierto así me le da a mí muchas veces en el coro cuando veo estas almas tan limpias en alabanzas de Dios, que esto no se deja de entender en muchas cosas, así de obediencia como de ver el contento que les da tanto encerramiento y soledad y la alegría cuando se ofrecen algunas cosas de mortificación: adonde el Señor da más gracia a la priora para ejercitarlas en esto, veo mayor contento; y es así que las prioras se cansan más de ejercitarlas que ellas de obedecer, que nunca en este caso acaban de tener deseos.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario