jueves, 3 de mayo de 2012






DOMINGO DE PASCUA V B            

El tema dominante de este domingo es la realidad de la vida de gracia en nosotros, la vida de fe, de caridad, la vida divina en nosotros. Y esta realidad sobrenatural de la gracia y nuestra unión interior con Dios se expresa con una imagen bien expresiva: la unión que hay en una vid entre el tronco y los sarmientos. Mientras los sarmientos estén unidos al tronco de la vid, correrá por ellos la misma sabia que en el tronco, y estarán verdes y darán frutos. Pues esta imagen se la aplica Jesucristo para explicar la unión que hay entre él y los creyentes que permanecen unidos a El por la gracia: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”.  Sirviéndonos de esta imagen, vemos los vínculos que unen a los creyentes entre sí, con Dios y con Jesúcristo. Jesús es la vid auténtica que produce los frutos esperados por el viñador, su Padre. Nosotros somos los sarmientos. La existencia del cristiano es una continuación e irradiación de la de Jesucristo. Aunque son dos existencias distintas, por ambas circula l misma vida. Como los sarmientos son de la misma naturaleza del tronco de la vid, así los fieles poseen el mismo ser o existencia de Cristo Jesús y de Dios. Los creyentes son auténdicos sarmientos de la única vid de Dios que es Jesús, el Señor. La Iglesia es un grupo compuesto por hombres muy diversos, pero así mismo es la familia humana de Dios. Sus miembros son llamados y son ,por la gracia del espíritu, verdaderos hijos de Dios, y como tales tienen que cimentar sus vidas en la verdad y la caridad y ser conducidos por el Espíritu.


   Dentro de este marco general,los textos nos hacen reflexionar también sobre otros puntos. Uno primero es la fidelidad: “permaneced en mí...,porque sin mí no podeis hacer nada. El sarmiento que está separado de la vid, se seca; y luego lo recogen y los echan al fuego, y arden”..A la fidelidad de Dios y de Cristo a sus promesas tenemos que responder nosotros con la fidelidad a los compromisos adquiridos por la fe, por el bautismo, es decir por nuestra pertenencia a la Iglesia... Es necesaria la fidelidad para construir y progresar auténticamente, para multiplicarse y ser fecundos en el Espíritu. Unión de amor con Dios que nos ama, al que tenemos que corresponder con nuestro amor. Unión de voluntad, haciendo que nuestra voluntad esté conforme con la suya.-    Un segundo acento en estas lecturas es la paz: “La iglesia gozaba de paz”, de la paz en Cristo Jesús, reconciliada con El.  La paz a que aspira la Iglesia es una paz diversa de la que nos puede venir del aislamiento y de la inmobilidad. El Evangelio nos desea y promete la paz, pero nos envia a una misión en que tenemos que construir la paz, promoviendo la justicia , el respeto a los derechos humanos,la comprensión mutua, el perdón, y sobre todo la civilización del amor.
    Repasando las lecturas de este quinto domingo de Pascua,. meditemos en el sentido de nuestra nueva condición como cristianos, poseedores de la vida divina por el nuevo nacimiento por el bautismo, y la vida de la gracia que se nos comunica por los sacramentos, permaneciendo unidos a Dios por la fe y la caridad, como sarmientos a la vid.- Estar unidos a El con una intimidad mayor que la de la simple fe. No basta con creer en El; es preciso compartir también de alguna manera su vida en actitud de amor a los demás, de cumplir lo que ha mandado, de ser de verdad amigos suyos, y amigos unos de otros

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