miércoles, 11 de mayo de 2011

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA.Domingo 15 de mayo

El Buen Pastor con la oveja a cuestas

Escultura en marfil


DOMINGO IV DE PASCUA


En este 4º domingo de Pascua, Jesucristo se presenta como el buen Pastor. “Yo soy el buen Pastor”. En esta imagen del pastor, vamos a reflexionar en tres elementos fundamentales: El primero es que el buen pastor se diferencia del malo, en que el bueno da la vida por sus ovejas, y el malo le quita la vida a las ovejas: se aprovecha de ellas, las posee como cosa que le pertenece hasta matarlas. Al contrario, el verdadero pastor no quita la vida, sino que la da : “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”, dice Jesús.¿Qué vida y qué pastos abundantes nos promete Jesús? El pasto de su palabra y de su amor. El hombre vive de la verdad y de ser amado, de ser amado por la Verdad, que es Dios. El hombre necesita a Dios, a Dios que se acerca y que le muestra el sentido de su vida, indicándole así el camino de la vida, que es Jesucristo. Ciertamente el hombre necesita pan, necesita el alimento del cuerpo, pero en lo más profundo necesita sobre todo la Palabra, el Amor, a Dios mismo. Y eso es Jesús para nosotros: Palabra de Dios hecha carne, que no es solo el pastor, sino también el alimento, el verdadero pastor nos da la vida entregándose a sí mismo, que es la Vida, dándola libremente en la cruz para nosotros. Y cuando instituye la Eucaristía no nos entrega algo, sino que se entrega a sí mismo. Así, El da la Vida en abundancia.

Un segundo elemento sobre la imagen del pastor es el conocimiento mutuo entre el pastor y el rebaño:” Yo soy el buen pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen”.¿Qué significa ese conocer?. “Conocer” equivale a “pertenecer”. El pastor conoce a las ovejas porque éstas le pertenecen; y ellas lo conocen precisamente porque son suyas. Se pertenecen mutuamente, como un hijo pertenece a su padre, o una esposa a su esposo. No se pertenecen como posesión de una cosa, sino en la responsabilidad, aceptando el uno la libertad del otro. Y se sostienen el uno al otro en el conocerse y en el amarse. Son libres y al mismo tiempo el conocimiento y el amor mutuo termina uniéndolos en una comunión de amor. Un pastor dictador ve a las personas sólo como cosas que posee para aprovecharse de ellas. Pero para el verdadero pastor, por el contrario, las personas somos seres libres en vista de alcanzar la verdad y el amor, y quiere que vivamos en la libertad de la verdad. No se aprovecha de ellas, sino que entrega su vida por ellas.

Como tercer elemento, pensemos que el sermón sobre el buen pastor concluye con esta promesa:” Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor”. Aquí se nos muestra con claridad la razón interna de la misión universal de la Iglesia: hay un solo pastor. Dios que se ha hecho hombre en Jesús, para ser pastor de todos los hombres.La humanidad dispersa por el mundo puede alcanzar la unidad a partir del Pastor verdadero, que entregó su vida por todos.-

Reconozcamos hoy en Cristo Jesús al buen pastor que nos guía a través de los valles oscuros de la vida; al pastor que,incluso, ha atravesado personalmente el tenebroso valle de la muerte. Y que no nos abandona ni siquiera en esta última soledad, sacándonos de ese valle de zarzas hacia los verdes pastos de la vida, al lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Es el pastor que nos sigue por los desiertos de nuestra vida, en busca de la oveja perdida, la carga sobre sus hombros y la trae de vuelta a casa con todo su amor.

Recemos con el salmo 23: “El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los dias de mi vida, y habiaré en la casa del Señor por años sin término”.

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