miércoles, 18 de abril de 2012

MIRAD MIS MANOS Y MIS PIES,SOY YO EN PERSONA. Domingo 22 abril



DOMINGO DE PASCUA III

En el evangelio de este domingo se nos narra que cuando se aparece Jesús, los discípulos creían ver un fantasma. Aún les puede el miedo. Pero Jesucristo les va instruyendo para que aprendan a reconocerlo como realmente se les aparece, con la misma persona que antes de morir había conversado con ellos, pero con un cuerpo resucitado. Por eso el Señor se deja tocar por sus discípulos, a los que se aparece, pero aún así no acababan de creerlo.Entonces se pone a comer con ellos: esta es ya una prueba irrefutable y signo de que de que Jesús resucitado, a pesar de que su vida ya no reduce a lo biológico, tiene poder para intervenir en nuestro mundo.

En la segunda lectura se dice que Jesús resucitado intercede por nosotros, que es el mismo que se ofreció por nosotros y por todos los hombres en la cruz Está el cuerpo de Cristo, con las señales de su pasión. Nos invita a creer y a confiar en El, el Viviente, dispuesto a perdonarnos y a ayudarnos, y a corresponderle


A los apóstoles les infundió tal fuerza y optimismo que salieron por el mundo predicando la resurrección de Cristo y a dar testimonio de El incluso sufriendo el martirio. A nosotros nos toca
Creer en El , viendo que a lo largo de dos mil años ha sostenido y vivificado a su Iglesia y la ha extendido por todo el mundo. Jesucristo seguirá presente construyendo la Iglesia, aunque no sea visible a nuestros ojos.


En la primera lectura, en el discurso de san Pedro, vemos cómo esa misión empieza a realizarse desde el principio, Ciertamente distintos signos acompañan a la predicación de los apóstoles, como la curación del paralítico, pero el término de todo es lograr la sanación de los hombres borrando sus pecados y llevándolos el gozo de la salvación.



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