viernes, 18 de enero de 2013







SE CUMPLEN 471 AÑOS DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A SANTA TERESA
                                           

 

Tal y como suena este título, se puede hablar de las apariciones de la Virgen en Lourdes, de las apariciones de la Virgen en Fátima, y de la Aparición de la Virgen en el coro alto de la Encarnación en Ávila. Si tan reales y verídicas fueron aquellas apariciones de la Virgen en Lourdes y en Fátima, tanto y más es la Aparición de la Virgen a Santa Teresa en el coro alto del Monasterio de la Encarnación, en Ávila.

 

Y no es que se trate de una historia transmitida por las monjas carmelitas a lo largo de más de cuatro siglos. Es eso y mucho más. Fue una aparición tan real y verdadera, que la narra su protagonista tal y como le ocurrió el 19 de enero de 1572, a las seis de la tarde. Y si en aquellos lugares de Lourdes y de Fátima han ocurrido milagros, también aquí los ha habido, como les contaré después. Primero empecemos por describir el hecho en sí, tal y como lo describe la misma santa Teresa.Vió a la Virgen María en persona, que la habló y escuchó, y que vino acompañada de ángeles que se posaron sobre los sitiales del coro.

 

“La víspera de san Sebastián, el primer año que vine a ser priora en la Encarnación, comenzando la Salve, vi en la silla prioral, a donde está nuestra Señora, bajar con gran multitud de ángeles la Madre de Dios y ponerse allí. A mi parecer, no vi las imagen entonces(la imagen de la Virgen de la Clemencia), sino esta Señora que digo. Parecíame encima de las comas de las sillas y sobre los antepechos,ángeles, aunque no con forma corporal que era visión intelectual. Estuvo ansí toda la Salve, y díjome la Virgen: Bien hiciste en ponerme aquí (la imagen de la Virgen de la Clemencia); yo estaré presente a las alabanzas que hicieren a mi Hijo y se las presentaré”.

 
 

Esta Aparición trascendió hasta conocimiento de los Reyes de España, que pedían a las monjas que expusieran sus peticiones delante de la imagen de la Clemencia. Anotamos que en 1882 sus AA.RR. las serenísimas infantas de España, hermanas del rey Alfonso XII regalaron una corona de plata sobredorada para la Virgen de la Clemencia, según se recoge en el Libro de Becerro del convento.  Y en las Navidades de 1967 los reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola, encargaron una Misa ante el altar de la Virgen de la Clemencia, a la que asistieron personalmente.  Sea esto dicho en honor de lo que es ya historia, omitiendo otros datos para no alargarnos.

 

Pero también quiero reseñar algo ocurrido en los tiempos presentes, de lo que soy testigo de visu et auditu.Por el año de 1997 vino por aquí un matrimonio del mediterraneo español, como turista, y comentó a la monja de la portería que no podían tener hijos, y que el ginecólogo los había convencido y razonado tal imposibilidad. Resultó que la Hna. Carmela les dijo: ¡Vayan Vds. a la iglesia, y pidan ante la Virgen de la Clemencia que les conceda ser padres de una niña!

 

Así lo hicieron. En 1998  les nació una niña, a la que pusieron el nombre de Teresa. En el 99 vinieron con su hija a dar las  gracias. Se lo contaron a la priora, y le dijeron que esperaban otra niña para primeros del 2000. La priora les anticipó la noticia: ¡Nacerá el 19 de enero, día de la Virgen de la Clemencia! Y así ocurrió.

 

Como tal día 19 de enero, a las seis de la tarde, todos los años, las carmelitas representan tal acontecimiento, en el coro alto,  cantando completas y la Salve, a la que solemos asistir los que conocemos la Aparición de la Virgen, hace un par de años saludé a un matrimonio, que me dijeron habían venido de Madrid para dar gracias a la Virgen de la Clemencia, porque se habían encomendado a ella, por mediación de las monjas, y le había curado al marido de un cáncer.

 

Pues esta es la historia. Con vistas al los 500 años del nacimiento de nuestra Santa, he querido destapar este acontecimiento excepcional para público conocimiento. Y si alguno quiere acompañarnos el próximo sábado, a las seis de la tarde, vengan con un buen abrigo o manta, para gozar del evento, dulce y pacíficamente. Hay sitio para todos. 

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