LA
ORACIÓN SIEMPRE DEJA CON MÁS LUZ
En
este capítulo 39 de Camino Santa
Teresa insiste en que en todo y siempre caminemos en humildad, máxime cuando el
Señor nos haga mercedes y regalos espirituales. Nos dice abiertamente que el
principio y fin de la oración es el conocimiento propio.
Distingue entre
meditación y contemplación. En la meditación el alma ejercita sus
potencias, reflexionando con el entendimiento en algún párrafo de la sagrada
escritura que haya escogido como puntos de meditación, o la memoria acordándose
de algún paso de la pasión del Señor. En cambio en la contemplación el alma no
ejercita ninguna de sus potencias, sino que sencilla y llanamente se concentra pasivamente en una advertencia amorosa y gozosa que Dios
la infunde directamente. Pues dice nuestra Santa, que aún entonces el
conocimiento propio de ese inmenso regalo de Dios, que es la contemplación, le
tiene que llevar a la humildad. Y apela a su propia experiencia.La escuchamos:
Procurad mucho tratar
estas mercedes y regalos con quien os dé luz, sin tener cosa secreta; y tened
este cuidado: Que el principio y fin de la oración, por subida contemplación
que sea, siempre acabéis en propio
conocimiento.
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