En el cuarto capítulo de Camino de Perfección, Teresa prorrumpe en una sinfonía de altos pensamientos, interpretando la dimensión misteriora del amor fraterno. No es facil percibir los distintos sonidos de sus palabras.
Ante esta sinfonía de altos pensamientos de Teresa ocurre lo que pasa en un auditorio que escucha música de Beethoven : unos se conforman con un sonido global y armonioso, y otros captan la sonoridad diferenciada de violines, arpas y cimbalos.
En una lectura rápida, uno entiende que Madre Teresa aconseje a sus monjas del recien fundado convento de san José que se amen fraternalmente¡ No faltaba más! Pero ella nos previene que " de guardar a guardar va mucho".
Empieza basando la belleza del amor en "que oremos sin cesar". El talento y la creatividad de Teresa, que tiene el oficio de regular la vida común de sus monjas, empieza orientándolas desde su interior. Su existencia monástica se funda en orar sin cesar, en cultivar la amistad íntima con quien sabemos nos ama. El cultivo de la amistad con Dios ha de inspirar el trato de amistad con las hermanas. La escuchamos:
"Se dice en la primera Regla nuestra que oremos sin cesar. Con que se haga esto con todo el cuidado que pudiéremos, que es lo más importante, no se dejarán de cumplir los ayunos y disciplinas y silencio que manda la Orden; porque ya sabeis que, para ser la oración verdadera, se ha de ayudar en esto: que regalo y oración no se compadecen".
" En esto de oración es lo que me habeis pedido diga alguna cosa; y lo dicho hasta ahora, para en pago de lo que dijere, os pido yo cumplais y leáis muchas veces de buena gana".
"Antes que diga de lo interior, que es la oración, diré algunas cosas que son necesarias tener las que pretenden llevar camino de oración, y tan necesarias que, sin ser muy contemplativas, podrán estar muy adelante en el servicio del Señor; y es imposible, si no las tienen, ser muy contemplativas, y, cuando pensaren lo son, están muy engañadas. El Señor me dé el favor para elo y me enseñe lo que tengo que decir, porque sea para su gloria.Amen".
"No penseis, amigas y hermanas mias, que serán muchas las cosas que os encargaré. Solas tres me extenderé en declarar, para tener la paz que tanto nos encomendó el Señor, interior y exteriormente: la una es amor unas con otras; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad, que, aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza todas"( CD 4, 1-4).
Pues, poniendo estros tres instrumentos musicales, a modo de violín, arpa y cimbalo, en las manos de las doce monjas de San José, Teresa, la directora de la orquesta, nos va a deleitar con una armoniosa melodía, cual es la vida carmelitana descalza. A esos altos pensamientos nos vamos a referir en los próximos días. Con un cordial saludo-Nicolás
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