sábado, 22 de octubre de 2011

TERESA NO VEÍA MEDIO, NI SABÍA CÓMO NI CUANDO PODRÍA FUNDAR SU NUEVO CONVENTO








Teresa, aunque al fin había encontrado uno que apoyase su proyecto de fundar un nuevo convento, las persecuciones siguen en aumento- Su confesor la dice que abandone la idea, porque sirve de escándalo, y que, si no desiste, no podrá darle la absolución.Teresa le mira, y no sale de su asombro.¡Que estoy escandalizando! ¡Que no me dará la absolución! ¿Cómo defenderse de tantas interpretaciones maliciosas?


Sus compañeras de hábito en el monasterio de la Encarnación la criticaban sin piedad, y hasta pedían que la metieran en la carcel ¡Teresa, a la carcel, por querer fundar un convento nuevo! ¿Por qué iba a poder negar Teresa que tuvieran razón? Descubramos sus zozobras tal y como ella lo cuenta :



Como el Provincial no lo quiso admitir, luego mi confesor me mandó no entendiese más en ello, con que sabe el Señor los grandes trabajos y aflicciones que hasta traerlo a aquel estado me había costado. Como se dejó y quedó así, confirmose más ser todo disparate de mujeres, y a crecer la murmuración sobre mí.


Estaba muy malquista en todo mi monasterio, porque quería hacer monasterio más encerrado. Decían que las afrentaba, que allí podía tambien servir a Dios, pues había otras mejores que yo; que no tenía amor a la casa; que mejor era procurar renta para ella, que para otra parte. Unas decían que me echasen en la carcel; otras, bien pocas,tornaban algo de mí. Yo bien veía que en muchas cosas tenían razón, y algunas veces les daba descuento, aunque, como no había de decirlo principal, que era porque me lo mandaba el Señor, no sabía qué hacer, y así callaba. Y con tanta facilidad y contento lo dejé como si no me hubiera costado nada.



Y esto no se lo podía creer nadie, sino que estaba muy penada y corrida, y aún mi mismo confesor no lo acaba de creer. Yo, como me parecía que había hecho todo lo que me había mandado el Señor, y me quedaba en la casa, donde yo estaba muy contenta y a mi placer- Aunque jamás podía dejar de creer que había de hacerse , yo no veía ya medio, ni sabía cómo ni cuándo, mas lo tenía muy cierto (V 33, 1-2).


Así es Teresa. Claro que te comprendemos. No podía decir la verdadera y suprema razón de que el Señor le había dicho que fundara un convento nuevo, porque lo hubiera puesto peor. La hubieran tildado de visionaria, ilusa. Guarda silencio. Espléndida. Mira al Señor y se ve adueñada por El. Seducida.¿Qué más da lo que digan? Y esto es sólo un anticipo de lo que le espera. Seguiremos.

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