MEDITACIÓN PARA EL DÍA 3º: Venga a nosotros tu reino Señor
Cuando rezamos el Padre Nuestro démonos cuenta de que le vamos a pedir algo al Señor, y cómo hemos de pedirlo para contentarle, y qué le hemos de pedir y para qué necesitamos lo que nos ha de dar.Al pedirle que venga a nosotros su reino, le pedimos un gran bien, entre otros, no tener ya cuenta con cosa de la tierra, sino un sosiego y gloria en sí mismos, un alegrarse que se alegren todos, una paz perpetua, una satisfacción grande en sí mismos, que les viene de ver que todos santifican y alaban al Señor y bendicen su nombre y no le ofende nadie, y que todos y la misma alma no entiende en otra cosa sino en amarle, ni puede dejarle de amar, porque le conoce y sabe que es el sumo bien.
¿Os `podrá parecer que le pedimos algo imposible? Pues estad seguros de que Jesús no nos dice que pidamos cosas imposibles. Podemos experimentar que hay ratos, en que cansados de andar, nos pone el Señor en un sosiego de las potencias y quietud del alma, que, como por señas, nos da claro a entender a qué sabe lo que se da a los que el Señor lleva a su reino.
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