viernes, 19 de noviembre de 2010

Dia 17, domingo.JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

Dios,Rey del Universo, con la bola del mundo
en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha
FIESTA DE CRISTO REY

En este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey. En esta fiesta avivamos nuestra fe en Jesucristo como Rey y Señor nuestro, como señor de nuestra vida, creador del universo, fundador y rey de este pueblo universal que es la Iglesia, a la que llamamos el Reino de Dios en este mundo.

Este reino de Dios tiene su origen histórico en la encarnación del Hijo de Dios, que nació de María Virgen, que predicó un evangelio de salvación, que proclamó la ley suprema del amor, y que por nosotros murió en la cruz, y luego resucitó para vivir permanentemente en medio de nosotros hasta el fin de los tiempos.- El cristianismo no es una doctrina para aprender, es una Persona en la que creer y amar. Cristo al que hay que encontrar y acoger en la propia vida, para dejarnos guiar y conducir por El.

La verdadera realidad de la Iglesia, reino de Dios en el mundo, es una realidad misteriosa, por muchas razones. La primera, porque el rey o cabeza de este reino es Jesucristo, invisible, que actúa por el espíritu, llamando a los hombres por la fe a formar parte de este reino: “El Reino de Dios consiste en que creais que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que sigue habitando en medio de nosotros”, como les dijo a sus discípulos.

Es el reino de la verdad y de la vida, reino de santidad y de gracia, de la justicia, del amor y de la paz. Es una realidad en la que se ha ido plasmando a lo largo de dos mil años el misterio del plan divino respecto a la nueva relación de amor que Dios se digna ofrecer a la humanidad, por medio de Jesucristo, en orden a la salvación de los hombres.

La iglesia o reino de Dios no es una fundación humana: nace de una iniciativa divina, de un plan divino: mostrar y realizar su amor a los hombres. Se entra a formar parte del reino de Dios por la llamada interior de Dios, que el hombre escucha y responde por la fe y el amor. Comenzando por los apóstoles y los primeros discípulos, ese primer grupo que se asocia a Jesucristo, resulta de la llamada que a cada uno de ellos le dirigió Jesús:”Ven y sígueme”. Se lo dice expresamente,como nos lo dice a nosotros los creyentes:” No me habeis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros”. Y eso lo ha ido repitiendo a lo largo de la historia. De esta forma, la llamada de Dios dibuja la trayectoria de la palabra invitadora de Dios, que llama a cada conciencia. Cuantos la reciben y la aceptan por la fe, forman la iglesia, el pueblo de Dios, el reino de los llamados por Jesucristo a formar parte de él.-
Esta fiesta de Cristo Rey nos ayuda a descubrir que los hombres y mujeres que pertenecemos al reino de Dios, nos hemos encontrado con Jesucristo. Este encuentro cambia realmente la existencia de las personas , porque da un nuevo sentido a la vida y al destino último. Da una nueva razón de ser en el mundo, una conciencia de un deber moral y de una esperanza distintos de los que no tienen fe. La fe en Jesucristo como nuestro Rey y Señor da confianza y valor para vivir, buscar, amar, trabajar, sufrir y morir. Sintámonos hoy entre los “llamados por Jesucristo”, y démosle gracias por el don de la fe, por formar parte de su Reino, extendido por todo el mundo.¡Qué riqueza de ideales y de energias ha prodigado en el mundo a lo largo de dos mil años! Este rey invisible al que nos sometemos, nos guia e ilumina interiormente, como el alma en el cuerpo. Como es el alma en el cuerpo, es Jesucristo en la Iglesia. Lo representa como cabeza visible el Papa. Por la iglesia cuerpo visible nos llega la Palabra de Dios, la gracia divina a través de los sacramentos. Muchos reinos ha habido en la historia, que han ido desapareciendo. Este reino de Dios permanecerá eternamente en el mundo. “El cielo y la tierra pasarán. Mis palabras no pasarán”. Su reino no tiene fin.- Alabemos a Jesucristo, Rey de nuestros corazones, camino verdad y vida, único salvador de la humanidad. ¡Venga a nosotros tu reino,Señor”.
CON LA ORACIÓN Y SALUDOS DE VUESTRO CAPELLÁN NICOLÁS GONZALEZ

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