que sacia la sed de personas y animales.Bajo reliebe en plata.
Custodia del Corpus de Avila. Juan de Arfe, 1571
En este domingo nuestra meditación se centra en la parábola del evangelio, en la que se contrapone el modo de actuar de la gente del mundo y la enseñanza de Jesucristo. En la parábola aparece un administrador injusto, que se aprovecha de su cargo, para cometer injusticias en provecho propio..
Jesucristo nos alerta sobre el mal uso de las riquezas. El dinero ejerce un terrible atractivo sobre el hombre, y, continuamente, hemos de realizar actos heroicos para huir de su influjo obsesivo y desapegarnos de la tiranía que ejerce a veces la riqueza. Desapegarnos de esa tiranía que nos esclaviza, para conquistar la libertad y hacer un uso racional de los bienes materiales.
Nos dice el mensaje de Jesucristo con claridad y sin rodeos, que el afan desmesurado de acumular riquezas, puede esclavizarnos. Es uno de los enemigos de la semilla evangélica, como ocurre cuando el grano cae entre zarzas y cardos.
Por eso, a veces, la palabra de Jesús emplea algunas caricaturas burlescas, cuando se refiere a los ricos: visten de púrpura, se pasan el día banqueteando, son crueles y tiránicos con sus empleados.
No se puede servir a dos amos...,a Dios y al dinero.Con esta contundencia se explica el Evangelio de este domingo. Dios y las riquezas reclaman al hombre entero, cada uno por su parte- Dios quiere ser servido y amado con todo tu corazón. Y la experiencia dice que la riqueza absorbe al hombre entero: dinero, acumulación, ganancias, codicia encadenan al hombre, absorben sus fuerzas, dominan su vida. Cada uno de los dos amos y señores exigen, en cada momento , un servicio y entrega totales.
Nos exige una opción, una decisión: "servir a Dios " o "servir al Mammón". Esta crítica de Jesús se basa en el convencimiento raqdical de que allí donde está tu tesoro, está tu corazón.Por eso, Jesucristo nos propone desembarazarnos de las cosas materiales, rehusar que nos dominen, manteniendo, a la vez, la libertad de usar de ellas.
Las claves del pensamiento de Jesucristo va hasta el final de la vida.Entonces nos juzgará nó por lo que tengamos o hayamos tenido, sino por lo que hayamos hecho a favor de los demás, por el amor.
Nuestra auténtica riqueza es Dios, nuestro Padre y Señor de nuestra vida. El es nuestro tesoro.
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