viernes, 20 de agosto de 2010

DOMINGO 21 C. 22 AGOSTO

Abraham,Lot, su mujer y sus hijos-Bajo relieve en plata
Custodia del Corpus.Juan de Arfe 1571

DOMINGO XXI C. ACEPTAD LA CORRECCIÓN



La segunda lectura, que oimos en la Misa de este domingo, nos resulta algo chocante para la mentalidad de hoy. Nos dice clara y abiertamente:” Aceptad la corrección...,pues ¿ qué padre no corrige a sus hijos ? “.- ¿Y qué efectos positivos tiene para uno el someterse a la corrección, a que otros nos corrijan ? - Lo hemos escuchado también en la misma carta a los Hebreos:” Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz”.

Efectivamente, como primera reacción a nadie le gusta que le corrijan.Pero la corrección viene bien a todos, para caer en la cuenta de lo que hace mal. Pero de manera singular ,los padres deben corregir a sus hijos, porque la persona tiene un proceso de desarrollo día a día, y la madurez psicológica y ética no es un don, es una conquista, para la que los niños necesitan la ayuda de los padres, maestros, catequistas y demás personas mayores.


Esta lectura nos recuerda las tradicionales obras de misericordia: enseñar al que no sabe, dar un buen consejo al que lo ha de menester, corregir al que yerra. Un padre, una madre no pueden dejar a sus hijos que hagan lo que quieran: tienen que instruirlos, aconsejarlos, exhortarlos, reprenderlos.—En la Sagrada Escritura en varias ocasiones se habla de la corrección como una tarea importante.Recordemos aquel texto de la carta del apostol Santiago: “El que aparta a otro de su mal camino, lo libra de la muerte, y cubre una multitud de pecados”. También leemos en una carta de San Pablo:”Os suplicamos, hermanos, que corrijais a los descarriados, deis ánimo a los cobardes, asistais a los enfermos y tengais paciencia con todos” (I Tes.5,14). En otro lugar se dice:” El Señor también reprende a los que ama, y castiga a sus hijos preferidos”...Nos reprende porque nos ama. Es el amor el que debe inspirar cualquier corrección en el que la hace y en el que la recibe; nunca la ira, la venganza , la envidia ni la soberbia.- Y siempre, hay que buscar el mejor momento, la ocasión más propicia.

Otro punto de reflexión nos lo da Jesucristo ,cuando responde a quien le pregunta ¿Serán pocos lo que se salven?.- Jesús responde: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”. Todo lo que vale para algo, cuesta. Ante lo que cuesta, la tendencia natural es echarse para atrás, por pereza, por temor, por comodidad, por cobardía, por no querer afrontar el sacrificio que la consecución del bien lleva consigo.- ¡Esforzaos! ¡”Fortaleced las manos débiles; robusteced las rodillas vacilantes!".


La práctica del bien no es nada facil, presenta dificultades y obstáculos que hay que vencer. ¡Esforzaos !. La fortaleza es esa virtud que hace al hombre y a la mujer capaces de afrontar cualquier dificultad, cualquier prueba de la vida, con valor, con entusiasmo...¡La cruz es el arbol de la vida!..Que el Señor venga en ayuda de nuestra debilidad. ¡”La victoria es de nuestro Dios, para quien confía en El”!. Su fuerza se demuestra en nuestra flaqueza.

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