Santa Teresa sigue escribiendo en las Moradas la belleza y dignidad del alma que basa en haber sido cre creada a imagen y semejanza de Dios. La escuchamos:
Pues si esto es, como lo es, no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo; porque puesto que hay la diferencia de él a Dios que del Criador a la criatura, pues es criatura, basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima.
2. No es
pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros
mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que
preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni
su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación
es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino
que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto, porque lo hemos oído y porque
nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en
esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces
lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar
su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este
castillo, que son estos cuerpos (4).
3. Pues
consideremos que este castillo tiene como he dicho (5) muchas moradas, unas en
lo alto, otras embajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas éstas
tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre
Dios y el alma.
Buenas noches, Don Nicolás,
ResponderEliminarno sé cómo contactarle, no funciona lo del email, como no tengo instalado el programa... Podría Ud, por favor, contactarme? Gracias.
Que Dios le bendiga.
brennendelampe@gmail.com