MORADAS PRIMERAS. Capítulo 1
Santa Teresa entra de lleno en escribir Las Primeras Moradas.¿ Y de qué
va a tratar?Si en el libro hay dos protagonistas,Jesucristo y el alma, empieza
presentándonos uno de ellos , el alma humana.
“En que trata de la hermosura y dignidad de nuestras almas: pone una
comparación para entenderse y dice la ganancia que es entenderla y saber las
mercedes que recibimos de Dios y ccómo la puerta de este castillo es la
oración”
1 Estando hoy suplicando a nuestro habla0se
por mí. Porque yo no atinaba a cosa que decir ni cómo comenzar a cumplir esta
obediencia, se me ofreció lo que ahora diré para comenzar con algún fundamento,
que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro
cristal,a donde hay muchos aposentos así como en el cielo hay muchas moradas;
que si bien lo consideramos, hermanas no es otra vcosa el alma del justo sino
paraíso dondde dice El tiene sus deleites. Pues
que tal os parece será el aposento,
donde un rey tan poderoso. Tan
sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No haallo yo cos
con qué comparar la hermosura de un alma y la gran capacidad…pues Dios mismo
dice que noas crió a su imagen y semejanza”
Pues si esto
es, como lo es, no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de
este castillo; porque puesto que hay la diferencia de él a Dios que del Criador
a la criatura, pues es criatura, basta decir Su Majestad que es hecha a su
imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima.
2. No es pequeña lástima y confusión que, por
nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No
sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se
conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si
esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras
cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos
cuerpos, y así a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe,
sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está
dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así
se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura: todo se
nos va en la grosería del engaste o
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