LAS MORADAS o CASTILLO INTERIOR(6)
La censura y otros
avatares del autógrafo de Las Moradas.
Falta
al manuscrito el espaldarazo de los teólogos. Indispensable para poder
presentarse en sociedad y pasar a mano de las lectoras. Se prestan a ejecutar
la operación dos amigos de la Santa: el carmelita Gracián, y Diego de Yanguas
dominico. Improvisan un tribunal casero en el carmelo de Segovia. Gracián está
interesado en prevenir percances y acusaciones al libro. Yanguas es profesor de
teología en la ciudad,. Entre los dos se reparten los papeles de juez, fiscal y
defensor. Cuenta Gracián:
"Después
leímos este libro en su presencia el padre fray Diego de Yanguas y yo,
arguyéndole yo muchas cosas de él, diciendo ser malsonantes, y el padre fray
Diego respondiéndome a ellas, y ella diciendo que las quitásemos; y así
quitamos algunas, no porque fuese mala doctrina sino alta y dificultosa de
entender para muchos; porque con el celo que yo la quería, procuraba que no
hubiese cosa en sus escritos en que nadie tropezase".
Es
cierto que Gracián tachó y enmendó siempre con suma delicadeza, dejando legible
el original de la Santa.Los primeros tratadistas del libro no hicieron caso de
las correcciones . Afortunadamente, fray
Luis de León tampoco dio paso en la
edición príncipe a las enmiendas de Gracián.
El
padre Gracián expresa en pocas palabras el método seguido por la autora, contar su experiencia
en la vida espiritual, no escribir un tratado doctrinal: “Las almas que siguen
oración y espíritu más fácilmente se aprovechan de libros espirituales escritos
de lo que se sabe por experiencia, que no de lo que han leído y estudiado en
doctores... Porque como estas cosas del espíritu sean prácticas y que se ponen
por obra, mejor las declara quien tiene experiencia que no quien tiene solo
ciencia, aunque hable en propios términos" .
Es
cierto: la Santa confiesa en el prólogo
que se propone escribir de cosas prácticas, declarar "algunas dudas de
oración", ir hablando con "estas monjas de estos monasterios"
carmelitas, "que mejor se entienden el lenguaje una mujeres que
otras" y "el amor que me tienen" hará más fácil la mutua
inteligencia.
La Autora despacha en los cinco capítulos
iniciales todo el tema ascético, en las Moradas I,II y III, y dedica el resto
de la obra 22 capítulos a las otras cuatro Moradas: entrada en la tierra santa
de la vida mística (moradas IV), unión y santificación inicial (V), el crisol
del amor (VI), consumación en la experiencia de los misterios cristológicos y
trinitario (VII).
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