DOMINGO DE ADVIENTO B IV
En las vísperas de la Navidad, nos
mantenemos a la escucha de la palabra de Dios que nos ha ofrecido el evangelio
evocando a la santísima Virgen. Debería ayudarnos a contemplar nuestro mundo
con una mirada diferente; a interpretar cada acontecimiento de la vida como
palabra que Dios nos dirige; como signo de su amor que nos asegura su cercanía
en toda situación , y a prepararnos a recibirle cuando venga en la majestad de
su gloria al encuentro de cada uno de nosotros. Desde esta perspectiva, toda
nuestra vida es adviento, es decir, un
tiempo de expectación y de esperanza, un tiempo de escucha y reflexión. Dejándonos
guiar por la liturgia que nos invita y nos prepara para el encuentro con nuestro Señor. Es Dios
amor quien tuvo piedad de nosotros,
y decidió salir a nuestro encuentro,enviando a su Hijo
como nuestro Redentor. Ante tan gran misterio de amor, surge espontaneo nuestro
agradecimiento,a imitación de la Virgen María, y a gozarnos como ella en el
Señor.
Volvamos al evangelio Al saludo de María, su prima Isabel le
contesta;”Bendita tu entre las mujeres…: dichosa tú,que has creido, porque lo
que te ha dicho el Señor se cumplirá”. La respuesta de la Virgen al angel había
sido también una respuesta de fe::”Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí
según tu palabra”. “María nos dice: ¡Ten la valentía para atreverte a decir si
a Dios! Inténtalo.No tengas miedo de El.¡Atrévete a apostar por la fe!.¡Ten la
valentía de apostar por la bondad.¡Ten la valentía de arriesgar con el corazón
puro!¡ Comprométete con Dios, y, entonces, verás que tu vida se hace grande e
iluminada, sino llena de infinitas
sorpresas, pues la bondad infinita de Dios no se agota nunca. Sólo el hombre
que se confía totalmente a Dios encuentra la verdadera libertad, la grandeza
creativa de la libertad para el bien. El hombre que se orienta hacia Dios no se
hace más pequeño, sino más grande, pues gracias a Dios, grande y poderoso, y
junto a El crece, se hace divino,se convierte verdaderamente en si mismo”.
Disponibilidad total a la voluntad de Dios,
que quiere siempre lo mejor para nosotros.
Si miramos al mundo que nos rodea, a los que
no tienen fe, podemos ver que al
independizarse de Dios, se cae en la
esclavitud, que el mal envenena siempre, no eleva al hombre, sino que lo rebaja
y lo humilla, no le hace más grande , más puro , sino que le perjudica y le
hace ser más pequeño.
La respuesta de la Virgen fué absoluta :”Aquí
está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.- Aprendemos de ella
su testimonio de disponibilidad total, de entrega, de abandono pleno a la
voluntad de Dios. Mujer de fe, de silencio y de escucha.
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