jueves, 15 de diciembre de 2011

HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA. Domingo 18 dic.



ADVIENTO IV
Este evangelio nos recuerda el designio de Dios, de enviar al mundo a su Hijo, haciéndose hombre a través de las entrañas maternales de María. Dios puso en manos de la Virgen María la decisión de aceptar libremente ese designio de Dios. De su respuesta depende que los pecadores sean redimidos por Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Y cuál fué la respuesta de María ? : “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”. Acoge y acepta la palabra que Dios le ha dirigido a través del angel.


María es grande por su fe. Nos ha enseñado a creer. Es el espejo de la acogida al Evangelio. María escucha, queda consternada por lo que el angel le dice: “no temas, serás la madre del Altísimo!"; pregunta para conocer mejor la voluntad de Dios, el designio de Dios sobre su vida. Y cuando el angel se lo aclara, responde : ¡Hágase! Se ofrece para que Dios cumpla en ella su designio de salvación de los hombres. Concedió crédito ilimitado a la voluntad de Dios. María es la mujer del SI. Es una postura inmensamente adulta. Ofrece su vida para que el Señor disponga. Dió a Dios las llaves de su libertad.


Pero lo mismo hizo también San José. Cuando advirtió que su esposa María esperaba un Hijo, y

ella le dijo que había concebido por obra del Espíritu Santo, le pareció algo increible... Dios le envió, también, un angel que le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados...Y José hizo lo que le había mandado el angel del Señor y se llevó a su mujer a casa”.-


En las vísperas de la Navidad San José nos enseña a colocarnos ante el misterio. A ponernos delante del Belén, y meditar en el misterio que significa. Contemplar lo que Dios quiere decirnos, sin anteponer el juicio de nuestra razón. Lo que Dios nos quiere decir en el interior de nosotros mismos es mayor de lo que nos cabe pensar o esperar razonablemente. Es la fe la que nos abre al misterio. Con la fe respondió la Virgen María y San José a la palabra de Dios: “Hágase en mí tu voluntad”.-


Gran enseñanza en este tiempo de Adviento, que nos mueve a participar afectivamente en las celebraciones litúrgicas, actualizando y avivando nuestra fe en el misterio.

Miremos a Belén, con ojos de fe, y descubramos a nuestro Salvador. En El encontraremos la clave y el sentido último de nuestra vida y de nuestro mundo. Descubramos el sentido religioso de la Navidad, que es lo esencial. De lo contrario, estas fiestas no pasarán de ser meras celebraciones de final de año. Preparémonos para acoger y recibir a Cristo Señor en nuestros corazones. Vivamos el gozo que genera la presencia de Dios en nuestras vidas. Abramos el corazón a Dios; acojámosle en la mente y en afecto, en ese Belén personal de nuestro corazón...

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