miércoles, 2 de noviembre de 2011

SEÑOR MIO ¿CÓMO ME MANDAIS COSAS QUE PARECEN IMPOSIBLES?





Teresa sigue dando vueltas a su proyecto de fundar un convento nuevo.Ahora ha cambiado de confesor. Se confiesa con un jesuita con el que, sin saber previamente nada de sus andanzas, sintonizó plenamente desde el primer día. Ella fue la primera sorprendida :" En entrando en el confesonario, sentí en mi espíritu un no sé qué, que antes ni después no me acuerdo haberlo con nadie sentido, ni yo sabré cómo fue, ni por comparaciones podría; porque fue un gozo espiritual y un entender mi alma que aquella alma la había de entender...Mas ninguna palabra él amí ni yo a él nos habíamos hablado, ni era persona de quien yo tenía antes ninguna noticia".



Y enseguida le planteó su idea de levantar un nuevo convento. Tampoco esta vez por propia iniciativa, sino a instancias de su cofundador el Señor Dios. Teresa lo dice expresamente con estas palabras: " Desde a poco que le trataba, comenzó el Señor a tornarme a apretar que tornase a tratar el negocio del monasterio y que se lo dijese a mi confesor y a este rector , con muchas razones y cosas para que no me lo estorbasen. Tornó mi confesor a darme licencia, y que pusiese en ello todo lo que pudiese. Yo bien veía el trabajo que me ponía, por ser muy sola y tener poquísima posibilidad".


Y Teresa puso manos a la obra. Lo primero, tener una casa, como sea. Ella no podía comprarla por ser monja sometida a la obediciencia de su priora y carecer de medios económicos para adquirirla. Además, no podía figurar en ninguna parte que estaría destinada a convertirse en un convento. ¿Solución ? Proponerle a su hermana, doña Juana de Ahumada, que la comprase como que era para sí :" Concertamos que se tratase con todo secreto, y así procuré que una hermana mía, que vivía fuera de aquí, comprase la casa y la labrase como que era para sí, con dineros que el Señor dió por algunas vias para comprarla".



A Teresa le llega la hora de tener que afrontar duros trabajos para plasmar en la realidad su idea fundacional: un inmueble, unos albañiles que lo adaptasen para tener capilla, locutorios, celdas, lavadero, y demás dependencias de un convento de clausura, los dineros, y todo lo que hiciera falta. La escuchamos:



"En tener los dineros, en procurarlo, en concertarlo y hacerlo labrar. pasé tantos trabajos y algunos bien a solas; todo el trabajo era mio, de tantas maneras, que ahora me espanto cómo lo pude sufrir. Algunas veces, afligida decía : Señor mio, ¿cómo me mandais cosas cosas que parecen imposibles? que - aunque fuera mujer. ¡si tuviera libertad!. Mas atada por tantas partes, sin dineros, ni de donde los tener, ni para Breve (autorización del Papa), ni para nada, ¿qué puedo yo hacer, Señor?".



Y sobre la marcha, se encontró con el milagro. Tenía necesidad de contratar a unos albañiles, pero no sabía con qué pagarlos, por lo que estaba indecisa de hacerlo o no hacerlo. Se le apareció san José y le sacó de dudas. Los contrató sin tener ni una blanca.¡ Como si nada! Y le llegaron, sin saber cómo, los dineros para pagarlos honradamente.Nuestro asombro es mayor cuando vemos a Teresa con tanta fuerza que desafía a las leyes de lo razonable, y espera la ayuda de Dios, que no le falta.¿Por qué se queja de ser mujer y de tener las manos atadas, cuando es capaz de arrancarle a Dios la libertad para hacer lo que El quiere, que , a la postre, es lo que ella quiere ?



¿Qué convento acabará haciendo Teresa ? Lo seguiremos viendo. Con un cordial saludo, Nicolás.

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