sábado, 20 de febrero de 2010

JESÚS, TENTADO POR EL DIABLO


PRIMER DOMINGO DE CUARESMA: JESÚS TENTADO POR EL DIABLO


Al empezar la cuaresma, nos encontramos con JESUCRISTO tentado por el diablo, y vencedor en la tentación. Estamos ante el nucleo de la vida humana, ser tentados por lo deslumbrante, por lo que se lleva, resistir y vencer. ¿Qué pretende hacer el demonio a Jesucristo y a cualquier hombre o mujer? Apartarnos de Dios. Que pongamos orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras posibilidades humanas, con nuestras propias capacidades y reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado, como algo superfluo y molesto. Esta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.


El demonio le sugiere:“Si eres Dios, convierte estas piedras en pan”.Esta petición se la hacemos también nosotros a Dios y a su iglesia constantemente.Demuéstranos bien claramente que existes, que ésta es la verdadera iglesia,lo queremos ver con nuestros propios ojos. Que las piedras se conviertan en pan, para que nadie pase hambre en el mundo.


La respuesta de Jesús fue y es:” No sólo de pan vive el hombre”. El pan es importante; pero la libertad es más importante; y lo más importante de todo es la fidelidad, el amor mutuo. Hay que respetar la jerarquía de los valores, `pues, de lo contrario, todo se desmorona. Cuando a Dios se le da una importancia secundaria, que se puede dejar de lado, en nombre de asuntos más importantes, entonces fracasan también esas cosas presuntamente más importantes, como pasó con el fracaso del comunismo y de tantas seductoras ideologias, que acabaron en nada. Creían poder transformar las piedras en pan, y terminaron dando piedras en vez de pan. Está en juego la primacía de Dios, sin El ninguna realidad puede ser buena. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Y la bondad del corazón sólo puede venir de Aquel que es la bondad misma, el Bien supremo.


En este mundo hemos de oponernos a las ilusiones de falsas filosofías y reconocer que no sólo vivimos de pan, sino ante todo de la obediencia a la palabra de Dios. Porque dejamos de lado toda dimensión del amor, de la escucha interior, y sólo reconocemos como real lo que se puede experimentar, lo que podemos tener en nuestras manos. Quien piensa de este modo, no solo degrada a Dios sino también al mundo y así mismo. Y sólo donde se vive esta obediencia, nacen y crecen esos sentimientos que permiten proporcionar también pan para todos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario