viernes, 26 de julio de 2013












DOMINGO XVII C- Dia 28 de julio, PADRE NUESTRO 

 

El evangelio de este domingo responde a una petición que le hicieron sus discípulos a Jesús; “Enséñanos a orar”. Jesucristo acogió su petición, y les enseñó no sólo cómo tenían que orar, sino que les dictó el texto exacto de la oración que tenían que dirigir a Dios, la oración conocida como el Padre nuestro, según nos recuerda el evangelio de este domingo. Cuando rezamos al Padre nuestro, de lo primero que tenemos que caer en la cuenta es que no es una oración que se atribuya a algún santo o a algún Papa. Rezamos con las mismas palabras con que rezó Jesucristo. Es una oración que compuso el mismo Jesucristo


 

SantaTeresa gozaba mucho al pronunciar las primeras palabras Padre nuestro.Y al decir Padre nuestro nuestro, se hacía tres reflexiones. Primera. Que es el mismo Jesucristo el que ha obligado a Dios a ser para nosotros un “Padre”: Escuchemos lo que dejó escrito nuestra Santa:”¡Oh Hijo de Dios y Señor mio! ¿ Cómo dais tanto junto a la primer palabra? Os humillais en juntaros con nosotros al pedir y haceros hermano nuestro, y por eso nos invitais a que digamos con vos “Padre nuestro! Haceis que Dios no solo sea vuestro Padre y vos su Hijo, sino que sea también nuestro padre y nosotros tus hermanos y por tanto también hijos  de Dios. Nos dais, en nombre de vuestro Padre todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga por hijos. ¡Y vuestra palabra no puede faltar!.Le obligais a que la cumpla, que no es pequeña carga para Dios, pues en siendoPadre , nos ha de sufrir por graves que sean las ofensas. Y si nos tornamos a El, como lo hizo el hijo pródigo, hanos de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo ha de hacer un tal Padre,que forzado ha de ser mejor que todos los padres del mundo , porque en él no puede haber sino todo bien cumplido.

 

Una segunda reflexión es esta: “Orar con consideración”, es decir, dándonos cuenta de las palabras que estamos pronunciando, cuando rezamos: porque quien no advierte con quien habla y lo que pide y quien pide y a quién, no lo llamo yo oración, aunque mucho menee los labios” .Al rezar el Padre nuestro, darnos cuenta de tres cosas: quien reza, a quién reza y qué es lo que reza a Dios. Quién es el que pide, a quien pide y qué es lo que pide.

 

Tercera reflexión: Dios está tan cerca de nosotros que está en nosotros.Ya lo decía san Agustín, que buscaba a Dios en muchas partes, y que le vino a encontrar dentro de si mismo

Y comenta santa Teresa:¿Pensais que importa para un alma derramada  entender esta verdad y ver que no ha menester para hablar con el Padre eterno ir al cielo, ni para regalarse con él, ni ha menester hablar a voces?, Por bajo que hable al rezar, está tan cerca Dios que nos oirá: ni ha menester alas para irle a buscar,sino ponerse en soledad, y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped, sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos , pedirle remedios para ello, entendiendo que no es digno de ser su hijo.

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