FUNDACION DE PASTRANA.
VIAJE Y LLEGADA (2)
Madre Teresa sale de Toledo
el 30 de mayo de 1569 en coche con dirección a Pastrana. Se detiene en Madrid
unos diez días, hospedada en las
Descalzas Reales,monasterio de franciscas, fundado por doña Leonor de
Mascarenas, aya que fue del rey. El 28 de junio funda su convento de monjas en
Pastrana y quince días después el convento de carmelitas descalzos, con dos
ermitaños italianos que le habían presentado en Madrid, Mariano Azzaro y
Juanduch.
Los territorios de Pastrana son propiedad de los príncipes doña
Ana de Mendoza y de la Cerda, y de su marido don Ruy Gómez.
Con tales anfitriones Madre Teresa tenía resuelto todos los
problemas sociales y económicos.Pero la Princesa de Éboli acostumbrada a
mandar, también pretendió hacer su voluntad disponiendo las obras del nuevo
convento y el gobierno monacal a su gusto.Madre Teresa le para los pies a
la Princesa, y no se vuelve con sus
monjas a Toledo, por no poner en peligro la segunda fundación de los Descalzos en Pastrana y la colaboración de
Ruy Gómez en ambas fundaciones de monjas y frailes.
Cuatro años después muere el Príncipe y a la Éboli se le ocurre
pedir el hábito de descalza, sin discusión posible.Sueña con ser la priora
perpetua de esa fundación, que había pedido a
Madre Teresa fundarla sin rentas, para de esa manera obligar a los
monjas a que estuvieran pendientes de sus limosnas. Madre Teresa no accede a los caprichos de la señora, con todos los respetos y con total decisión.
“En lo que toca a las monjas ,-escribe la fundadora-, estuvo el monasterio
allí de ellas en mucha gracia de estos señores y con gran cuidado de la
princesa en regalarlas y tratarlas bien, hasta que murió el príncipe Ruy Gómez,
que el demonio, o por ventura porque el Señor lo permitió Su Majestad sabe por
qué con la acelerada pasión de su muerte entró la princesa allí monja . Con la
pena que tenía, no le podían caer en mucho gusto las cosas a que no estaba
usada de encerramiento, y por el santo concilio la priora no podía dar las
libertades que quería”.
La solución que dio la Fundadora fue cerrar el convento de
Descalzas y trasladar las monjas a Segovia.
Más detalles los leemos directamente en el capítulo que nuestra cronista dedica a
estas fundaciónes.
Salí de Toledo segundo día
de Pascua de Espíritu Santo. Era el camino por Madrid, y fuímonos a posar mis
compañeras y yo a un monasterio de franciscas con una señora que le hizo y
estaba en él, llamada doña Leonor Mascareñas, aya que fue del rey, muy sierva
de nuestro Señor, adonde yo había posado otras veces por algunas ocasiones que
se había ofrecido pasar por allí, y siempre me hacía mucha merced .
Esta señora me dijo que se
holgaba viniese a tal tiempo, porque estaba allí un ermitaño que me deseaba
mucho conocer, y que le parecía que la vida que hacían él y sus compañeros
conformaba mucho con nuestra Regla. Yo, como tenía solos dos frailes, vínome el
pensamiento, que si pudiese que éste lo fuese, que sería gran cosa; y así la
supliqué procurase que nos hablásemos. El posaba en un aposento que esta señora
le tenía dado, con otro hermano mancebo, llamado fray Juan de la Miseria, gran
siervo de Dios y muy simple en las cosas del mundo .
Pues como me dijo la manera
de su vida, yo le mostré nuestra Regla primitiva y le dije que sin tanto
trabajo podía guardar todo aquello, pues era lo mismo, en especial de vivir de
la labor de sus manos, que era a lo que él mucho se inclinaba, diciéndome que
estaba el mundo perdido de codicia y que esto hacía no tener en nada a los
religiosos. Como yo estaba en lo mismo, en esto presto nos concertamos y aun en
todo; que, dándole yo razones de lo mucho que podía servir a Dios en este
hábito, me dijo que pensaría en ello aquella noche. Ya yo le vi casi
determinado, y entendí que lo que yo había entendido en oración "que iba a
más que al monasterio de las monjas", era aquélla. Diome grandísimo
contento, pareciendo se había mucho de servir el Señor, si él entraba en la
Orden. Su Majestad, que lo quería, le movió de manera aquella noche, que otro
día me llamó ya muy determinado y aun espantado de verse mudado tan presto, en
especial por una mujer, que aun ahora algunas veces me lo dice, como si fuera
eso la causa, sino el Señor que puede mudar los corazones .
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