DOMINGO DEL CORPUS-Dia 2
junio
En este domingo evocamos la
presencia de Dios en la Eucaristía, en ese pan consagrado que se transforma en
pan de vida eterna. Es Jesucristo con toda su vida y su amor, que se nos da
completamente….
En todas las ciudades y pueblos
de mayoría cristiana, se celebra esta fiesta del Corpus con el máximo
esplendor. Terminada la Misa solemne, se sale por las calles llevando a Jesús
sacramentado en copones o custodias, que atraen las miradas y la adoración de
los creyentes. Las colgaduras que adornan ventanas y balcones , las calles
alfombradas con flores olorosas, los cantos , todo es expresión del culto que
se tributa a Dios, oculto en la pequeña porción de pan, llamada la “forma”, en
la que se ha quedado con nosotros hasta el final de los tiempos.
Por la comunión de esa “forma”,
el Señor se adentra en nosotros para hacernos a su medida y darnos un corazón
capaz de amar como el suyo. Por eso , también es el Día de la Caridad.
Para reafirmar nuestra fe y certeza en la realidad de este misterio llamado Eucaristía, dejémonos iluminar por la doctrina de Santa Teresa, que en la aceptación de este gran misterio es un testigo ejemplar de existencia cristiana.
Era tal su certeza en la presencia de Dios en
la Eucaristía, que su intención primera
al fundar un convento, era lograr que hubiera una casa más, en la que estuviera
el Santísimo. Y llegaba a experimentar el mayor gozo, cuando en ella se
celebraba la primera Misa y se dejaba al Señor en el sagrario.
Viendo, por la fe y el amor, a Jesucristo
sacramentado, le amó apasionadamente, se desahogaba con El, lo adoraba en
silencio, y estas vivencias íntimas la
fueron renovando y transformando en una mujer nueva. El encuentro con Cristo al
comulgar a diario, la hizo a otra. Ya no
vivirá para sí misma y en virtud de sí misma, sino para Cristo y en él. Ese
mismo proceso de renovación y de transformación fue el que llevó a cabo la Santa
en sus fundaciones, inculcando la veneración a la Eucaristía, como compañía de
un Dios confidente a la búsqueda de
consumar la unión en el amor con sus hijos e hijas.
Dejémonos iluminar interiormente por esa luz
que irradia Jesús sacramentado, desde el
sagrario o desde la custodia. Desde ahí, la vida, la historia, nuestros
quehaceres y afanes los veremos de distinta manera. Será otro ,también, nuestro
modo de ver el mundo, de comprender la realidad, todo nuestro modo de pensar.
El pensamiento del hombre, sin fe viva, será el modo de pensar común, que está
orientado a la posesión de los bienes materiales, al bienestar, a la
influencia, al éxito, a la fama…, poniendo el propio yo en el centro del
mundo.- El hombre nuevo, en cambio, pone en el centro de su vida a Dios, y
busca descubrir su voluntad, de manera que ella modele nuestra voluntad, para
que también nosotros queramos lo que quiere Dios, para que reconozcamos que
Dios quiere lo mejor para nosotros, que Dios quiere lo bello y lo bueno.
¡Viva Jesús Sacramentado!
Que la celebración de este domingo nos una más íntimamente a Jesús.presente en
la Sagrada Hostia. Amen
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